Soluciones Ambientales: Pigou vs. Mercados

Soluciones Ambientales: Pigou vs. Mercados

Anteriormente he argumentado que mucho de lo que las personas en nuestras sociedades modernas percibimos como problemáticas ambientales, realmente deviene de nuestra capacidad de intervención directa con el ambiente. Es decir, mientras más personal y directo sea nuestro contacto con el ambiente y los efectos que éste tiene con nuestro modus vivendi, tanto más probable es que nos veamos involucrados en la búsqueda de soluciones a las emergencias del complejo sistema socioambiental.

De tal cuenta, es mucho más probable que se encuentren soluciones realmente efectivas ante las problemáticas que aparentemente percibimos como globales, tengan raíces más de tipo local y puntual. Esto, de nuevo previamente argumentado aquí. Entonces, ¿Por qué muchas personas no se sienten satisfechas con la situación medioambiental? Bueno, es fácil de comprender que mucho de lo que se percibe por el público general, tiene muchísimo más que ver con la forma de búsqueda de esas soluciones que con la problemática en sí misma. Esto es porque las problemáticas, de nuevo, requieren que tengamos cierto grado de interacción con ellas para poder analizarlas a profundidad en sus efectos directos y puntuales.

Desafortunadamente, hoy por hoy, las soluciones que se buscan ante problemáticas no tienen soluciones locales y puntuales. Las problemáticas, que se buscan, y que desafortunadamente el público no informado sigue, persigue y hasta vota por ellas, es soluciones macroscópicas. Piense detenidamente, independientemente del lugar desde donde usted está leyendo esto. Por lo general, siempre tendrá presente un problema ambiental que tiene sistemas políticos detrás de una solución y sin llegar a esta permanentemente. Piense en casos puntuales, sean estos el cambio climático, desechos plásticos u otros, verá a su alrededor sin lugar a duda, un aparato estatal. Ahora bien, me considero liberal, pero antes de ello, hay que ser pragmático. Si durante no años, sino décadas, se han aplicado modelos de “solución” estatal, y estos no muestran los resultados a estas problemáticas, tendrá su razón de ser (no considerar soluciones locales)

Artur Pigou

Esto tiene sus orígenes en teoría económica, en los argumentos de Artur Pigou. Pigou argumentaba que ante la generación de externalidades ambientales, era deber del estado el accionar coercitivamente ante los agentes generadores de esas externalidades. Entiéndase, Pigou argumentó el que se ejecuten restricciones comerciales, impuestos y otras medidas impositivas para imponer los costos sociales de las acciones que los agentes privados ejercen sobre el ambiente. Bajo el argumento de Pigou es que hoy por hoy tenemos agentes estatales involucrados en la falsa gestión ambiental tales como los ministerios de ambiente y otros aparatos estatales. Como indiqué, pragmatismo antes de liberalismo, medidas coercitivas bajo los principios de Pigou, requieren que el ente coercitivo logre determinar todos los costos sociales de las externalidades que se ejercen, para que de esta forma, puedan internalizarse por los agentes económicos y de esta manera, mitigar o compensar los impactos que realizan.

Antepuesto a Pigou, está Ronald Coase, que por medio del análisis económico del derecho llegó a lo que hoy se conoce como el Teorema de Coase:

El teorema de Coase plantea que en un mercado en que los costos de transacción sean bajos o inexistentes, y que los derechos de propiedad establecidos en los fallos judiciales no permitan una solución económica suficiente, se producirá necesariamente una reasignación de estos derechos hacia aquellos que los valoran más, aunque los tribunales fallen en contra de estos.
Ronald Coase

Quitando el sánscrito del teorema de Coase, lo que el teorema nos permite entender, es que los agentes privados tenderán a buscar el costo mínimo de transacción, inclusive por medio de la reasignación de derechos de propiedad. Es decir, que los costos en el marco de un accionar legal, tenderán a subir. Llevando esto al ámbito ambiental, lo que Coase nos permite es comprender que los mercados espontáneos que forzosamente surgen en internalizar los costos que el ambiente ejerce sobre una operación o actividad humana dada, tenderán a minimizarse si se deja a las personas poder negociar en ausencia de un agente coercitivo.

Comprender esto es fundamental, implica que las soluciones de mercado tenderán a ser óptimas económicamente. Y esto, es también importante, pues comprender que son personas ante emergencias ambientales quienes operan sobre estas, nos permite ver que es muy probable que condiciones de mercado los lleve a buscar soluciones puntuales. Esto, otra vez, porque las personas con conocimiento específico en cuanto a calidad y temporalidad son quien puede llevar a dar solución.

Esto no quiere decir que el papel estatal sea inexistente. Para que las personas puedan llegar a esas soluciones, el estado tiene dos funciones muy específicas bajo los argumentos de Coase y los de Pigou. Estas son las funciones de reconocer y dar legalidad fundamental a los derechos de propiedad, y la penalización cuando se trasgrede a un segundo o tercero respectivamente. Por lo tanto, el rol que actualmente juegan las instituciones estatales alrededor del mundo, tanto las nacionales como las internacionales, deja mucho que desear en cuanto a teoría económica y ambiental. Ponen de primera mano, la beneficiencia y aprovechamiento político ante la facultad de la búsqueda de elecciones que permitan soluciones más reales y prácticas por parte de las personas privadas. Aun así, las personas privadamente hacen más por dar soluciones ambientales a problemáticas locales que lo que gobiernos han hecho por décadas. Por ejemplo, las reservas naturales privadas, la búsqueda de eficiencia energética y productiva, la invención de nuevas tecnologías y otras muchas más, tienen su raíz en el argumento económico de Coase. Por el contrario, el público solicita aparatos estatales que inhiben a las personas tomar acción, precisamente por la penalización estatal que se recibe, sin tomar en cuenta lo económico fundamental, (y no, no hablo de plata en esta circunstancia) nosotros los humanos como homo economicus requerimos el poder internalizar localmente, el mitigar localmente y el solucionar localmente para dar soluciones óptimas a las problemáticas que el público percibe. Pragmatismo, el mundo necesita más de ello, un siglo de soluciones únicamente a la Pigou no nos ha llevado a soluciones sostenibles en muchos ámbitos ambientales.

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