SOMOS ENTES PENSANTES POR NATURALEZA, pero perdemos esa característica producto de la educación
Pensar es consustancial al ser humano y eso nos hace libres. Un ser libre es imposible de controlar. Pensar nos hace singulares, únicos y es la energía que alimenta el desarrollo del conocimiento y la inteligencia. Cuando dos personas piensan igual uno de los dos sobra.
En las sociedades del conocimiento y la inteligencia (SCI) todo el que piensa igual , sobra. No obstante se sigue educando para estandarizar el conocimiento cual fábrica.
Una educación basada en la memoria, y la repetición, cuyo objetivo es la evaluación, la nota y el ranking, no es el paradigma para utilizar y potenciar el conocimiento, la inteligencia y la innovación.
No obstante si seguimos siendo usuarios de la tecnología es la educación tradicional la que sigue imperando. Cada día la tecnología nos utiliza y nos convierte en sus esclavos. Pensar, razonar, disentir, crear, innovar no son propiedades que le interese a la tecnología potenciar.
Somos simples "tecleadores", que no entendemos ni conocemos cómo operan las rutinas que realizan los programas para producir sus respuestas. Si los sistemas tecnológicos se "caen", como se dice cuando un sistema deja de operar, somos incapaces de realizar "manualmente" las operaciones que realizan los sistemas. Somos dependientes e incapaces de realizar "manualmente" las operaciones automatizadas.
Hemos perdido la capacidad de reacción y hasta la memoria para recordar hasta nuestro número telefónico.
La IA, nos está llevando a límites de consecuencias nunca antes sospechadas. He sostenido que utilizar inteligentemente la "inteligencia" artificial debería ser la mejor forma de realizar un salto significativo y radical en el desarrollo de la inteligencia y el conocimiento, la mejor forma de inventar nuevas y disruptivas formas de organizarnos socialmente, así como las nuevas formas de hacer empresas, y de redefinir la anti-economía basada en el conocimiento y la inteligencia.
Las redes sociales carecen de jefes y de gerentes que les marquen objetivos, estrategias, planificación, programas y resultados para que funcionen eficientemente y logren resultados, como lo hace la ortodoxia administrativa.
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Las empresas y organizaciones del siglo XXI deberán operar como operan las redes sociales si queremos sacarle verdaderos beneficios al uso inteligente de la tecnología. Porque de seguirlo haciendo como lo han hecho, solo tiene un resultado segur: el fracaso.
Hoy se habla mucho de brechas digitales y básicamente se refiere a los limitados accesos que tienen ciertos grupos sociales al uso de las tecnologías refiriéndose exclusivamente a la educación para aprender a operar la tecnología. Es una educación basada en relaciones causa-efecto que no profundiza en el aprendizaje de la lógica del sistema.
La verdadera y significativa brecha digital se da en la incapacidad de los usuarios de la tecnología por comprender la lógica de operación de los sistemas informáticos. Si esa lógica es comprendida el usuario se convierte en participante del desarrollo de sistemas, porque comprende su lógica y está en capacidad de mejorar el sistema permanentemente. Este fenómeno se evidencia en la forma como tradicionalmente se implementan sistemas informáticos en las empresas. El usuario solo se le capacita para tocar teclas en un sistema de gestión operativa que ha sido diseñada de forma estándar al que la operación administrativa debe adaptarse, sin comprender porqué. De esa manera la operación empresarial queda presa del sistema
Esta lógica hace que cada día se piense menos producto del facilismo que profesan los nuevos sistema tecnológicos, como pueden ser los avances en inteligencia artificial. Esta situación tiene dos filos, el primero es aquel que nos exime de pensar, razonar y entender, y el otro, consecuencia de éste, es que facilita nuestro trabajo
En un trabajo tradicional pareciera que estamos ante la piedra filosofal, que todo lo que toca lo convierte en respuestas a los problemas actuales
El uso de esta tecnología crea nuevos problemas que no se solucionan con la aplicación de lo conocido, son problemáticas complejas que demandan de la adopción de nuevos paradigmas.
Entonces la brecha digital está establecida por el desarrollo vertiginoso de la tecnología y el impacto que crea en el entorno, y el rezago de una educación que sigue haciendo más de lo mismo, en lugar de imponer retos de aprendizaje para la comprensión de realidades inestables, complejas, impredecibles, quebradizas, volátiles y en cambio permanente. Esta brecha se muestra insalvable si no se cambia de un sistema de educación tradicional a uno de aprendizaje permanente en ambientes de cuestionamiento que se alejen de los juicios y abracen el desarrollo de la inteligencia