Suecia. En la OTAN,
El Parlamento de Hungría votó a favor de ratificar el ingreso de Suecia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), después de 18 meses de retraso. Es el último de los 31 estados integrantes de la alianza militar en ratificar la membresía del país escandinavo, la nación nórdica en la alianza militar, tras casi dos años de intensas negociaciones y asestando un golpe geopolítico al presidente de Rusia, Vladímir Putin, pero que representa el ingreso de Suecia en la OTAN y como está adhesión fortalece aún más a la OTAN.
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La Neutralidad Sueca
La política exterior de neutralidad sueca ha compuesto un pilar fundamental dentro de la definición de su identidad como nación durante siglos. El país nórdico ha vivido una transición notable a lo largo de la historia, caracterizado por su política de agresividad, Suecia llegó a poseer una de las mayores fuerzas militares del siglo XVIII. Sin embargo, el viraje en los intereses estratégicos del país le llevaron con el tiempo a optar por una posición de independencia con las alianzas armadas. Con el tiempo, la cristalización de estas medidas se reflejaron en la Constitución del país, lo que definió su papel como Estado mediador entre potencias y promotor de los derechos humanos, especialmente en contextos de conflicto armado, y le proporcionó durante décadas el mantenimiento de la soberanía política y militar nacionales en el marco Europeo. Con el fin de la Guerra Fría, la conclusión de un mundo bipolarizado por las afinidades políticas dio paso a la globalización con la emergencia de nuevos riesgos transnacionales y la aparición de actores no estatales. La inminente amenaza a la seguridad internacional, hoy, hace necesaria la interdependencia entre Estados, impulsando así los límites autoimpuestos de la tradicional línea de influencia neutral de Suecia. Los primeros indicios de este posicionamiento ideológico y político se verían con la predisposición a aplicar al proyecto de integración de la Unión Europea, en 1992, evento que marcaría la senda a la posterior anexión en la alianza militar. La geografía del país lo convierte en importante para la alianza militar, ya que, Para la OTAN, esto significa reforzar su presencia en el norte de Europa, colmar el flanco que representa la larga frontera entre Finlandia y Rusia, y ampliar su control estratégico del mar Báltico, vía de acceso marítimo para San Petersburgo y el enclave ruso de Kaliningrado. Y eso es precisamente lo que no gusta nada en Moscú. Rusia tendría que defender otros 1 300 km de frontera con la OTAN al incorporarse Finlandia en la Alianza. En su discurso del 9 de mayo, el presidente ruso, Vladímir Putin, prometió una respuesta técnico militar si esto ocurre y acusó a Occidente de la guerra. Pero las amenazas del Kremlin caen en saco roto en las calles de Helsinki y Estocolmo. Más del 70% de los finlandeses dicen que se sentirán más seguros dentro de la OTAN y lo mismo el 60% de los suecos. Una percepción que comparten sus respectivos Gobiernos. En Suecia, el informe del Parlamento sobre seguridad reconoce que sentará muy mal en Moscú, pero que los riesgos de no tener la protección del artículo 5 de la OTAN son mayores.
La amenaza rusa en el Mar Báltico
La política expansionista de la Rusia de Putin hizo mella en el clima de inseguridad internacional, especialmente entre las antiguas repúblicas soviéticas y el bloque estratégico del Mar Báltico. Tras la anexión ilegal de Crimea en 2014, se fue fraguando un movimiento interno entre la población sueca a favor de la membresía de la Alianza Militar Transatlántica. Hacia el 2022, ya casi un 60% de los ciudadanos estaban de acuerdo con que Suecia fuera un aliado más de la organización internacional, lo que potenció un viraje significativo de la política exterior de Suecia, aunque, durante años, varios líderes de opinión manifestaron el tema como tabú. Las progresivas movilizaciones geoestrategias de Rusia incrementaron la cooperación y el diálogo de Suecia con la OTAN, lo que, consecutivamente y tras invasión rusa a Ucrania, dio lugar a la solicitud oficial de entrada. Las dificultades interpuestas por los duros jueces de la alianza, Hungría y Turquía, no pusieron frenos a la determinación sueca a acceder a la membresía, pues el país nórdico tenía mucho que ganar como aliado. Especialmente, la posibilidad de acogerse a la garantía de defensa colectiva, amparada en el artículo 5 del Tratado de Washington de 1949 fue uno de los pilares de motivación de entrada a la organización. Por el contrario, la opinión más escéptica de la ciudadanía con la entrada de Suecia al bloque militar remarca que la adhesión reforzará una situación de polarización entre Occidente y Rusia. En especial, en caso de que Ucrania accediese también, defienden que la situación podría arrastrar a los aliados a una guerra o convertirlos en objetivos de la política exterior de estos países. La incorporación del país a la alianza estratégica reporta un refuerzo en la presencia y en la seguridad colectiva de la OTAN en el norte europeo. Con la expansión de la alianza, se producirá una evidente simplificación de los sistemas y planes de defensa por la innegable ventaja competitiva que representa la geografía del Báltico. Si, por ejemplo, se produjera una agresión rusa, los Estados nórdicos asegurarían un eficiente traslado tanto de tropas como de equipamiento hacia Estonia, Letonia y Lituania, ya sea a través de rutas marítimas que involucran a Suecia o por el libre espacio aéreo. El control de prácticamente todo el Mar Báltico, a excepción de la costa rusa y su exclave de Kaliningrado, también sería posible con la instalación de una base de la OTAN en la isla sueca de Gotland. El dominio de este territorio marino es esencial, ya que es una puerta de acceso para San Petersburgo al compartir Finlandia, una frontera de 1.300 km con Rusia, y encontrarse Gotland a tan solo 300 km de distancia. Finalmente, la organización euro atlántica podrá beneficiarse de la supremacía naval y aérea de Suecia gracias a su flota de submarinos adaptada a las condiciones del entorno marino del norte, así como una potente escuadra de aeronaves. Aunque es cierto que el alineamiento con la Alianza conllevará ciertas consideraciones financieras que reestructurarán el presupuesto del país. En particular, Estocolmo proyecta un aumento de inversión en seguridad y defensa del 2% hacia el año 2028, cantidad que se acordó colectivamente en la jornada de reuniones de la Cumbre de Vilna.
La Entrada de Suecia en la OTAN
La adhesión de Suecia convertiría en territorio de la OTAN todo el litoral del mar Báltico, con la excepción de la costa rusa y su exclave de Kaliningrado. En caso de un ataque ruso, los Estados bálticos serían más fáciles de defender a las tropas y el equipamiento podrían llegar a Estonia, Letonia y Lituania mucho más fácilmente por barco a través de Suecia. La isla de Gotland también desempeña un papel importante. Con esta gran isla en medio del mar Báltico, Suecia dispone de una base estratégica extremadamente favorable. Desde allí puede controlar prácticamente todo el mar Báltico. La situación geográfica del país es el punto decisivo por el que el ingreso de Suecia resultaría tan atractivo para la OTAN. El ejército sueco y su equipamiento también constituirían un valioso aporte a la OTAN. Es cierto que se trata de un país pequeño y, en consecuencia, tiene un ejército bastante reducido en cuanto a efectivos: 38.000 miembros, según el Índice Global de Potencia de Fuego. Pero los suecos tienen un ejército muy moderno, en especial una moderna fuerza aérea de producción propia. Y ya están curtidos en mil batallas, El país, ya ha participado en varias misiones de la OTAN, como en Afganistán. Suecia gasta alrededor del 1,3% de su producto interior bruto en defensa, una cifra significativamente superior a la de hace unos años, y se espera que la proporción siga creciendo en los próximos años. Aunque tras el final de la Guerra Fría, los suecos, como muchos países occidentales, recortaron considerablemente el gasto en defensa, con la guerra de Georgia en 2008 o, con la anexión de Crimea en 2014, comenzó un replanteamiento de la estrategia en defensa Suecia y la OTAN ya colaboran estrechamente en muchos aspectos. Sin embargo, un cambio crucial para Suecia en caso de ingresar en la OTAN se encuentra en el artículo 5 del Tratado de la Alianza. Según este, un ataque armado contra un país de la OTAN se considera un ataque contra todos. La alianza militar se compromete a prestar asistencia en tal caso Esta protección es crucial para Suecia Aparte de eso, los suecos serían entonces también miembros la adhesión del país escandinavo. En consecuencia, la región del Mar Báltico se ve afectada por una creciente militarización que compromete especialmente la estabilidad con la frontera rusa. La opinión pública en Suecia refleja un temor generalizado con respecto al deteriorado clima de inseguridad por una Rusia impredecible, agresiva y revanchista. Especialmente la inquietud se fundamenta en una posible operación de anexión al territorio del Norte e incluso se menciona la posibilidad de un ataque preventivo a la isla sueca de Gotland para disuadir a la OTAN de utilizarla para defender a los Estados bálticos.