El Giro Estratégico en Siria: Implicaciones Geopolíticas de la Caída de Alepo y la Reconfiguración de la Guerra Civil Siria
La reciente toma de Alepo por parte de rebeldes sirios, liderados por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), ha desbordado las expectativas de observadores internacionales y ha alterado las dinámicas de poder no solo en Siria, sino también en toda la región de Oriente Medio.
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La caida de Alepo,
Alepo, que en 2016 fue recuperada por el régimen sirio con el apoyo militar de Rusia e Irán, ha sido considerada una de las joyas estratégicas del conflicto. La rápida y sorpresiva caída de la ciudad a manos de HTS, un grupo islamista radical vinculado inicialmente a Al Qaeda, demuestra las profundas fracturas dentro del aparato estatal de Assad y la vulnerabilidad de su gobierno.
Según los periodistas de Reuters, Jonathan Spicer, y de The Guardian, Archie Bland, el hecho de que un grupo como HTS haya podido tomar el control de Alepo en cuestión de días evidencia la incapacidad del régimen de Assad para mantener el control total sobre el país, a pesar del apoyo continuo de Moscú y Teherán.
El conflicto sirio, complejo y dinámico, involucra múltiples facciones, como argumenta el periodista de BBC Jeremy Bowen, lo que dificulta el apoyo a alguno de los bandos. Aunque todos los grupos son considerados negativos, la situación puede tener consecuencias favorables para potencias como Ucrania e Israel. Esto debido a que debilitan a Rusia e Irán, que han estado apoyando al régimen de Bashar al-Assad, quien a su vez enfrenta la oposición de distintos grupos, incluidos los kurdos, el Ejército Revolucionario Sirio y yihadistas como el HTS
El régimen de Al-Assad, ante la amenaza de perder el poder, reprimió sangrientamente las protestas rebeldes. Como señala Archie Bland, esto provocó un conflicto que integró a varios grupos rebeldes, incluido Hezbolá, apoyado por Irán. Rusia se involucró activamente en este conflicto, aprovechando su base en Tartús y buscando expandir su influencia en Medio Oriente
La situación es particularmente alarmante para Al-Assad, quien, a diferencia de 2015, enfrenta debilitados a sus aliados, como Rusia e Irán, que están más centrados en otros frentes, como la invasión a Ucrania y su enfrentamiento con Israel. Con solo 4,000 tropas rusas en Siria, surge la pregunta de si este número es suficiente para sostener el régimen de Al-Assad frente a la nueva amenaza. Además, la dinámica geopolítica ha cambiado, favoreciendo, por un lado, a Israel, que se beneficia del debilitamiento del corredor chiita que Irán había consolidado a través de Siria hasta el Mediterráneo. La posibilidad de que los yihadistas suníes controlen Siria, mostrándose hostiles a Hezbolá, podría aislar a este último, lo que a su vez significaría un golpe para el Gobierno iraní.
Irán, ya debilitado por crisis internas, se ve obligado a redoblar esfuerzos para mantener a Al-Assad en el poder, ya que perder Siria llevaría a una serie de humillaciones geopolíticas, según analiza Spicer.
Este revés para Assad también pone en evidencia que sé régimen está lejos de haber ganado la guerra en Siria. La importancia estratégica de Alepo, tanto desde una perspectiva militar como económica, no puede ser subestimada, ya que su caída deja a Assad sin uno de los centros urbanos más importantes en el norte del país. El avance de los rebeldes en esta área no solo debilita al régimen, sino que también refuerza la idea de que la lucha por el control territorial en Siria sigue siendo fluida y cambiante, de acuerdo con Spicer
Rusia, que ha liderado la intervención militar en apoyo de Assad desde 2015, se encuentra ahora en una situación complicada. Como señala Bland, la atención de Moscú está cada vez más centrada en su guerra en Ucrania, lo que ha reducido su capacidad para intervenir de manera decisiva en Siria. Este cambio de enfoque ha dejado al régimen sirio en una posición más vulnerable, como lo demuestra la pérdida de Alepo, ocurrida, precisamente, mientras las fuerzas rusas miran hacia otros frentes.
Por su lado, Irán, otro de los principales patrocinadores de Assad, se enfrenta a un escenario igualmente desafiante. Aunque continúa enviando apoyo en términos de recursos y milicias, la presión interna que enfrenta el régimen iraní, así como las sanciones internacionales, están limitando su capacidad de influir en el curso de la guerra. Según el periodista de BBC Jeremy Bowen, la falta de recursos y el cambio de prioridades en Teherán también han mermado la efectividad de sus esfuerzos en Siria, lo que deja a Assad cada vez más dependiente de actores externos con intereses cambiantes.
De acuerdo con el corresponsal de The Jerusalem, Seth Frantzman, la toma de Alepo por parte de HTS se inserta en un cambio significativo en las alianzas dentro del conflicto sirio. A pesar de las diferencias ideológicas y políticas entre los distintos grupos rebeldes, HTS ha sabido aprovechar el vacío de poder dejado por el régimen de Assad y sus aliados internacionales, especialmente Rusia. A diferencia de otras facciones más moderadas, HTS se ha consolidado como un grupo radical, cuyo control de Alepo y otras zonas del noroeste sirio aumenta su influencia sobre la región, lo que incluye una estrategia de diplomacia indirecta con Turquía.
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En este sentido Ankara pasó de un apoyo tácito a las milicias rebeldes de Siria, como indica el periodista Ilya Topper al medio El confidencial Topper subraya que la intervención directa en 2016: lanzando una operación contra el Daesh, instalado justo al otro lado de la frontera. Para cierta sorpresa de la izquierda turca, convencida de que durante años, Ankara había armado al Daesh para acabar con las milicias kurdas. En aquella guerra se derrotó el núcleo duro yihadista y el resto se integró en la pléyade de milicias semiislasmistas, islamistas y ultraislamistas que se constituyeron en las fuerzas locales de Ankara en el noroeste de Siria, recuperando para ello el nombre del ya desbandado Ejército Libre de Siria (ESL). Fueron decisivas en la toma de Afrin, el bastión kurdo occidental, ahora bajo administración turca.
Turquía, particularmente en el noroeste del país, donde ha establecido presencia militar significativa. Mientras Rusia e Irán enfrentan dificultades, Turquía ha podido brindar apoyo a los grupos rebeldes, incluidos los vinculados a HTS, que ahora se benefician de la caída de Alepo. Según el corresponsal de AP News, Bassem Mroue, la intervención turca en Siria ha cambiado la dinámica de poder en varias regiones, y la victoria de HTS en Alepo podría fortalecer la influencia de Ankara.
No obstante, la toma de Alepo por parte de HTS también pone a Turquía en una posición delicada, pues, aunque ha apoyado a los rebeldes en su lucha contra Assad, también debe equilibrar sus relaciones con otros actores, como Rusia e Irán, aun cuando estén algo debilitados
El avance de HTS y su creciente poder en Siria podrían llevar a un punto de fricción entre Turquía y sus aliados en el conflicto, ya que Moscú y Teherán ven a HTS como un grupo extremista que va en contra de sus intereses en la región. Esta tensión podría intensificar la competencia entre las potencias extranjeras por la influencia en Siria.
La Reconfiguración de la Guerra Civil
La caída de Alepo resalta un fenómeno ya evidente en Siria: la fragmentación del país. A medida que las fuerzas leales a Assad luchan por mantener el control en ciertas áreas, grupos rebeldes como HTS y las fuerzas kurdas del YPG han ido consolidando su poder en distintas regiones. Pablo del Pozo, de Descifrando la Guerra, enfatiza que este fragmento del territorio sirio no solo está dividido en zonas de control, sino que también está marcado por una serie de alianzas y conflictos internos, que complican cualquier intento de solución política. La guerra ha dejado al país dividido en múltiples áreas de influencia, lo que sugiere que la unidad de Siria, tal como la conocíamos antes del conflicto, es cada vez más improbable.
En pocos días, avanzaron rápidamente y lograron reconquistar durante el fin de semana Alepo, la segunda mayor ciudad del país y una urbe que nunca llegó a estar completamente fuera del control del régimen en más de una década. Como señala el periodista del El confidencial, Enrique Andrés Pretel
Enrique opina que HTS se ha estado preparando mucho tiempo para este momento, consolidando su control sobre las otras facciones rebeldes rivales y profesionalizando sus operaciones mediante el establecimiento de instituciones en sus áreas de influencia, como la academia militar y el Gobierno de Salvación Sirio. La debilidad del régimen de Al-Asad y unos aliados bajo demasiada presión han ayudado a los rebeldes y sus aliados a aprovechar el momento para una ofensiva relámpago, como explica Andrés Pretel
Sin embargo, analistas militares consideran que estas tropas sirias están debilitadas tras años de frentes congelados, desmoralizadas por la situación económica del país y con pocos incentivos para ofrecer resistencia. Una suerte de escenario afgano donde, sin un claro respaldo exterior, las líneas corren el riesgo de colapsar. Por eso, los rebeldes están tratando de abrir varios frentes simultáneos, incluyendo el decisivo, dividido y disputado noreste de la nación.no está claro el potencial alcance de esta ofensiva. Cuánto territorio podrán ocupar de forma efectiva y cuánto tiempo podrán mantenerlo. El HTS podría llegar desafiar el statu quo imperante desde 2020 con beneplácito de Rusia y Turquía.
Además de las divisiones internas, la presencia de actores internacionales con intereses contrapuestos también ha dado lugar a una guerra de proxy, donde el control de ciertas áreas no solo refleja el poder militar local, sino también las relaciones entre potencias extranjeras.
En este sentido, Frantzman resalta que, si bien el régimen de Assad aún controla gran parte del país, el control total de Siria está fuera de su alcance, dado el poder de los actores internacionales y los grupos rebeldes que operan dentro de sus fronteras.
A medida que se consolidan estos nuevos desarrollos, el futuro de la guerra civil siria sigue siendo incierto. La caída de Alepo, aunque significativa, no marca el fin de la guerra, sino un nuevo capítulo. Finalmente, la rivalidad entre las potencias extranjeras en Siria también podría aumentar, pues cada actor busca maximizar su influencia en el país. Hugo Jiménez Caro, de France 24, y Spicer coinciden en que los próximos meses serán decisivos para el futuro de Siria, ya que la guerra podría derivar hacia nuevas negociaciones, pero también podría intensificarse si las potencias extranjeras no logran llegar a acuerdos.
Si bien la victoria de HTS ha alterado el equilibrio de poder en el terreno, aún es incierto cómo se desarrollará el conflicto en el futuro cercano. No obstante, lo que queda claro, añade Jiménez, es que Siria está más fragmentada que nunca, y las potencias internacionales continúan jugando un papel crucial en la determinación del rumbo del país.
En síntesis, la guerra no solo es un enfrentamiento entre el régimen y los rebeldes, sino un campo de batalla geopolítico donde los intereses de actores como Rusia, Irán, Turquía y las fuerzas kurdas continúan configurando la evolución del conflicto. A medida que Siria se convierte en un punto de confrontación entre grandes poderes, el futuro de la región dependerá de cómo estas potencias logren negociar su influencia en un escenario marcado por la incertidumbre y la fragmentación.
Esto redunda en que el resultado de los recientes eventos no solo afectará a Siria, sino que prepara el terreno para un nuevo escenario de confrontación regional. A medida que las potencias están involucradas y reevaluando sus estrategias, la narrativa del conflicto sirio se torna fundamental para entender las dinámicas más amplias que afectan la guerra en Ucrania y las relaciones entre Israel e Irán. La incertidumbre sobre los próximos pasos de las potencias en juego hace que este momento pueda calificarse, sin titubear, como realmente crítico.