Sustainable Transport.

El hidrógeno está perdiendo la batalla comercial frente a las baterías de litio.

Cada paso sucesivo disminuye su eficiencia: la electrólisis, la compresión o enfriamiento para almacenar el gas, la distribución y finalmente su conversión a electricidad en las celdas de combustible. La eficiencia acumulada se obtiene multiplicando la eficiencia de cada paso intermedio y por eso la eficiencia general disminuye al 35%. Esto se da porque la utilización del hidrógeno requiere, como se dijo, de muchas etapas intermedias. El biohidrógeno producido a partir de la descomposición de residuos mediante bacterias modificadas genéticamente con enzimas llamadas hidrogenasas (o con algas) podría eliminar la electrólisis. Sería necesario investigar y desarrollar biotecnologías que produzcan biohidrógeno de forma eficiente. Asimismo, será muy provechosa cualquier tecnología que elimine otros pasos intermedios y también el desarrollo de tecnologías que aumenten la eficiencia de cualquiera de las etapas individuales.

Los vehículos de hidrógeno continúan en competencia por alcanzar una buena participación de mercado. A pesar de ello Elon Musk uno de los fundadores de la compañía de Tesla los llama "fool cells" en lugar de fuel cells. Esto porque son más costosos y su eficiencia es baja: sólo un 35% de la energía eléctrica se convierte en energía mecánica.

Sus defensores argumentan que esa eficiencia pierde importancia si se aprovechan los sobrantes de generación de energía -que de por sí se pierden- en la generación de hidrógeno.

En el mundo de las energías renovables debemos dar el salto al transporte sostenible, tanto público como privado.

Los vehículos eléctricos son los más eficientes: logran convertir el 62% de la energía de la red en energía mecánica. Esto se da en sólo un 20% en los vehículos de gasolina y en un 30% en los de diésel.

Además, el mantenimiento de los vehículos eléctricos es más económico y su uso elimina las emisiones de gases que afectan la salud y causan calentamiento global. El precio de compra puede equipararse si se reducen sus impuestos o se cobra un impuesto al carbono a los vehículos de combustión interna que compense el coste social y ambiental que generan.

Como la tecnología siempre disminuye sus costes de producción, los vehículos eléctricos se volverán más baratos en pocos años. Asimismo, si planteamos que estos vehículos utilicen energía eléctrica en generación distribuida por fuentes renovable que no es contaminante, permitiría un ahorro económico sustancial los cuales invertidos adecuadamente potenciarían el desarrollo social-económico de un modo sostenible.