TAN SENCILLO COMO ES Y TAN COMPLICADO QUE LO HACEMOS.
Ahora que inicia el 2024, empiezo preguntándote ¿Eres feliz?... seguro no me sabrás responder, quizás me dirás que sí que a veces, o tal vez que estás en busca de eso; pero alguna vez leí que la felicidad no es una meta, sino una manera de viajar con todo lo que vives en el camino.
Para muchos la felicidad es una vida perfecta, pero alguien me dijo, que lo perfecto es inhumano y tiene mucha razón en eso, porque la perfección de Dios se muestra en lo más imperfecto del ser humano.
Así, también podría decir que la felicidad tampoco son solo los buenos momentos, sino la suma de todo lo que vivimos y cómo lo vivimos, aunque riamos, lloremos o nos enojemos algunas veces.
Hoy en día es tan fácil hacer memoria fotográfica de todo, porque tenemos un celular a la mano, pero si miramos todas las fotos que publicamos, en ellas no está registrado el instante más feliz, tal vez la foto nos recuerde algún día especial, un viaje, un acontecimiento; pero el momento justo que más disfrutamos, no logramos tomarle foto, porque estábamos ocupado viviéndolo…
La mayoría de las selfis que tenemos en el celular, nos recuerdan lugares, ropa, comidas, cosas que queremos mostrar; pero de fondo sabemos que muchas de ellas no nos dicen nada, ni hablan de felicidad, solo de poses, caras o fotos que tomamos por tomar. De hecho, las mejores fotos son las que otros nos toman sin avisar, donde salimos riéndonos a carcajadas, de manera espontánea, sin posar; pero esas son las que borramos porque no nos gusta como salimos; preferimos detener el momento, hacer una pose, fingir una sonrisa y que nos capturen el perfil que mejor nos hace ver ante los demás. Pero del abrazo que recibimos, el canto de cumpleaños, las risas, las anécdotas, no tenemos fotos y si las teníamos, las eliminamos o no las mostramos.
Aunque suene a cliché, las cosas más valiosas son las que no se venden ni se compran; por ejemplo, una persona con enfermedad terminal puede tener todo el dinero del mundo para pagarse tratamientos y una buena atención médica; pero no la certeza de que se va a curar… Así mismo, hay personas que viven en grandes mansiones y tienen todo lo que muchos anhelan, pero se sienten solos y vacíos.
La felicidad la da las cosas más sencillas y pequeñas, como un te amo de la persona amada, un abrazo que reconforta, una notica sincera, una flor, un detalle, la compañía en la enfermedad, la mesa del comedor ocupada por las personas amadas; momentos en familia realmente fraternos, sentirse amado y acompañado en las fechas especiales, reconciliarse con quienes se está distanciado y podría mencionar tantas más que no valen nada, pero que cuesta tanto, porque son los gestos y detalles que más nos se nos hace difícil ofrecer o buscar en el momento justo y necesario…
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¿Cuántas personas no añoran una simple llamada y escuchar la voz de otro lado? Pero es más fácil mandar un emoji, un mensaje de texto abreviado, o en algunos casos, dejar en visto, posponer o evitar hacerlo, porque no nos nace desde dentro y preferimos decir que no tenemos tiempo. ¿Cuántos hijos o cuántos padres, desean escuchar un te amo? Pero como casi nunca lo hacemos, se nos hace complicado y nos justificamos diciendo y creyendo que ya lo saben, porque siempre lo demostramos.
¿Cuántos pequeños gestos y detalles que hacen realmente feliz a alguien, no los regalamos, por negligencia o por no darles importancia, y cambio, preferimos decir que estamos demasiado ocupados? Tan sencillo como eso y tan complicado que lo hacemos…
Por eso hay mucha gente que odia las fechas especiales, no celebran navidad, cumpleaños ni esos acontecimientos que le recuerdan lo que no tiene y necesita como una familia unida, una mesa llena, la compañía sincera de las personas que ama, la reconciliación, la paz, el abrazo y la presencia de los que se han ido, los gestos más pequeños y sinceros que nos hacen sentir realmente amados.
Tan sencillo como es, expresar un sentimiento profundo, regalar alegría e ilusión a alguien que lo necesita, pero tan difícil que lo hacemos ver, inventando siempre la excusa perfecta para evadirlo.
Con detalles pequeños, con momentos especiales, con espacios fraternos y sinceros, se pueden fabricar hermosos recuerdos y escribir historias de esas que, aunque no quedan en una fotografía y no sentimos necesidad de mostrar en redes sociales, nos quedan inmortalizadas en nuestra memoria y nos harán sentir agradecidos y felices cada día.
Al final, las personas libres y felices son las que saben descubrir, valorar, compartir y agradecer, las cosas más sencillas y pequeñas; la sonrisa, la mesa, los abrazos, las palabras, los gestos y detalles, que marcan la diferencia, que no se venden en una tienda y que se dan sin esperar nada; esos son los que quedan para siempre grabados en el alma.
Que este 2024, sea el año en que realmente podamos ser felices, vivir en paz, disfrutar y valorar a las personas que amamos; que más que promesas que no cumplimos, nos atrevamos a adquirir nuevos hábitos que nos permitan dar pasos hacia lo que tanto soñamos… Y que al final, sintamos que pudimos disfrutar de las cosas más sencillas y pequeñas, que son las que le dan sentido a los sin sentido que encontramos en el camino…