Te propongo un trato para este 2020
Decía Jorge Luis Borges: “Entre las cosas hay una de la que no se arrepiente nadie en la tierra. Esa cosa es haber sido valiente”. Sabias palabras de Borges, y aunque a simple vista lucen obvias, y aunque todos creamos ser lo suficientemente valientes, lo cierto es que parece haber un número ínfimo de ellos sobre la faz de la tierra. Quizá sea una cualidad que se ha ido perdiendo por la comodidad, por el confort, por lo seguro, por lo conocido y, tiendo a pensar que por encima de todo, la valentía ha ido desapareciendo porque todos hemos caído en el vivir de acuerdo a algunas reglas prestablecidas por la sociedad, que nos da miedo romper: nos da pánico el “qué dirán”, nos aterra el “qué pensarán”, y para las generaciones un poco más modernas, el miedo a “hacer el oso” es una cosa que los paraliza. Y claro, nos da un temor infinito rompernos a nosotros mismos en el intento o romper a otros, que no queremos que sufran por culpa nuestra ―guardando cada uno de nosotros, de paso, la amargura interna por evitar el sufrimiento ajeno―
Define la Real Academia de la Lengua Española la palabra Valiente como aquella persona “capaz de acometer una empresa arriesgada a pesar del peligro y posible temor que suscita”, sin embargo, son pocos los que logran acometer empresas que supongan un riesgo, y no entendido solo el riesgo de una empresa como poner un negocio y quizá que no funcione. No, es mucho más que eso: es el riesgo a un cambio en la vida, a ir más allá de lo conocido, a tratar de hacer nuevas cosas, a soltar lo que se debe soltar (y de paso, agarrar lo que se debe agarrar), a volar hacía nuevos horizontes ―quizá horizontes infinitos―…es, en fin, el riesgo de ser un nuevo ser humano (un ser humano que sea como tú realmente quieres ser), que quizá es un riesgo que vale la pena correr.
Aún estamos a tiempo de hacer lo que queremos hacer, de ser quienes queremos ser, antes de que sea tarde. Bronnie Ware, una enfermera que trabajó con enfermos terminales, inició un blog que fue un éxito y que pronto dio paso a un gran libro: Los Cinco Arrepentimientos de los Moribundos. En su libro, Ware relata sus conversaciones con los enfermos en cuidados paliativos, que tenían la muerte cerca, e identificó los cinco principales puntos de arrepentimiento de las personas durante su vida. El primero, fue el no haber tenido el coraje de hacer lo que quería hacer, es decir, de no cumplir los sueños que tenían estos enfermos (y sucede igual con la mayoría de personas, al decir verdad). Así, descubrió que las personas no cumplen ni la mitad de los sueños que se habían trazado a lo largo de la vida. Sí, parece que valientes no hay muchos, que nuestra vida queda vacía en muchos sentidos.
Ware también identificó que muchas personas se arrepentían, en su lecho de muerte, de haber trabajado mucho y no haber disfrutado más de sus hijos, sus cónyuges, sus seres queridos o, incluso, no haber disfrutado ellos mismos de muchas cosas que pudieron haber hecho. Lamentaban también el no haber tenido mayor contacto con sus amigos, algunos de los cuales perdieron justamente por el alejamiento que realizaron en alguna etapa de su vida.
Sin embargo, lo que más me sorprendió es que las otras dos causas de arrepentimiento, suenan sencillas de implementar, pero en la práctica resultan muy difíciles de hacer: una, el no haber expresado los sentimientos; la otra, el no haber sido felices. Cuántas personas se podrían decir más “te admiro”, cuántas personas podrían decir un “te extraño”, cuántas personas podrían decirse más “te amo”, cuántas personas podrían saber muchas cosas, si no tuviésemos miedo de expresar lo que sentimos. Lo peor de todo, es que Ware descubrió que la mayoría de personas no expresan sus sentimientos, para poder mantenerse en paz con los demás, o lo que es igual, a no herir a otros. Sí, ese miedo innato que tenemos de decir las cosas, porque otros se puedan ver afectados, es algo de lo que nos arrepentiremos cuando lleguemos a nuestros últimos momentos en esta vida.
Y el ser feliz, parece que nos cuesta serlo: muchas personas lo que hacen es fingir que son felices, que llevan una vida de carátula de revista: un trabajo increíble, una familia perfecta, un carro que es la envidia de todos, las vacaciones soñadas. Pero por dentro, por miedo al cambio (razón principal citada por Ware), son muy infelices. Parece muy duro llegar al final de nuestro camino terrenal, y descubrir que pasamos toda una vida no siendo felices. Dicen que todo el mundo lleva la procesión por dentro, y parece que así es; y parece que ser algo que no se es, puede ser muy inherente a nuestra cultura. No en vano dice Rubén Blades: “…de los que prefieren el no comer, por las apariencias que hay que tener…”
Así que mi invitación para el año nuevo, para esta década que comienza, es a ser valientes. A no temerle al cambio, a buscar cosas nuevas, a no vivir como te indican las reglas (claro, esto no significa que seas un anarquista y que pases por encima de todo el mundo…no, eso no es), a desprenderte del “qué dirán”…mi invitación es a que recompongas tu vida de la forma en que te haga feliz. Siempre habrá alguien que dirá “pero cómo dejó ese trabajo tan bueno que tenía…”; siempre habrá algún ‘pontífice’ que te indique “pero si tenía una vida maravillosa…pero si su familia era hermosa…pero por qué le hizo daño a…pero…pero…y más peros”
Y te digo, los que te dicen eso no saben muchas veces lo que te sucede, no saben cómo es tu vida, no saben cuáles son tus sueños; quizá, incluso, estén tratando de encontrar su camino en la vida y ven en tus decisiones valientes un reflejo de lo que no son capaces de hacer ellos mismos y que quisieran hacerlo. Quisieran ser valientes como tú, y no son capaces…es justo que cortes tus sueños por ellos? Es justo que dejes de ser feliz porque alguien más va a decir algo? Lo más trascendental, y te recuerdo, los que hablen de ti no estarán al final de tus días al lado tuyo…solo tú eres responsable de tus decisiones y solo tú eres responsable de tu felicidad y eres tú, y nadie más que tú, el que al final hará un balance de tu propia vida. Nadie más lo hará por ti.
Así que para terminar, te propongo este trato para el año nuevo que empieza: haz justo lo contrario a lo que se arrepiente la gente:
· Ten el coraje de seguir tus sueños…los tuyos, no los de los demás.
· Comparte más con los que quieres…trabaja de mejor manera para que tengas más tiempo para ellos.
· Llama a tus amigos, comparte y ríete de la vida con ellos…
· Expresa tus sentimientos, dile a alguien lo que tengas guardado…
· Y, finalmente, se feliz…manda al carajo lo que no te hace feliz, y céntrate en buscar tu propia felicidad: es tu felicidad, no la de tus padres, ni la de tus hijos, ni la de tu pareja, ni la de tus jefes, ni la de nadie mas (ellos buscarán y encontrarán la suya)…busca ser feliz tú, es lo único que debe importarte…si eres feliz tú mismo, harás feliz a mucha gente. Bien decía Mario Benedetti: “la mejor manera de aprender a ser feliz con alguien es aprender a ser feliz solo. Así la compañía es una cuestión de elección, no de necesidad”
En últimas, te deseo para este año nuevo, que seas VALIENTE…es un trato por el cual, no pido nada a cambio…
Escrito con un cariño inmenso para todos los que han llegado hasta este punto. Alguna vez leí algo que me marcó, y quiero compartirlo contigo: “solo el escritor sabe para quien escribe, mientras el lector lee a quien más extraña”.
Mis mejores deseos para este nuevo año…
Manuel Felipe García Ospina
Wealth Management | Global MBA l Asset Management | Gerencia Comercial l Banca Corporativa | Fondos de Inversión |Trader
4 añosSúper!!!