Tener opinión.

El comité de dirección de un corporativo se va a reunir para abordar la posible fusión con otra importante firma del sector. Sus siete miembros llevan días pensando acerca del asunto y algunos están algo angustiados porque no consiguen tener una opinión clara y definida.

A los diez minutos de haber iniciado la reunión tenemos a 3 managers a favor, 2 en contra y 2 en dudas. A partir de ese momento, cada una de las sectas intenta convencer, sobre todo, a los dudosos de cara a una previsible votación resolutiva. En este sentido, la Directora General ha verbalizado que no quiere utilizar su voto dirimente y que quiere que haya una mayoria entre todos.

Finalmente gana la decisión de cerrar la fusión por 4 votos a 3. Final de la historia... Hay cuatro ganadores (de los cuales hay uno que todavía no tiene muy claro lo que ha votado) y tres perdedores que salen de la reunión más (todavía más) desmotivados y faltos de implicación que antes de entrar.

Quizás podamos cuestionarnos si, efectivamente, la creencia de tener una opinión clara o sentir que debemos tenerla cuanto antes, facilita la excelencia y permite lograr el máximo potencial de los equipos profesionales. Porque existen otras herramientas con las que asistir a una reunión corporativa que aportan mucho más valor, expansión, visión, cohesión del equipo y, en definitiva, excelencia que la "simple" y pesada opinión.

Durante el próximo Encuentro con los suscriptores de Interacciones, abordaremos los pros y los (innumerables) contras de la opinión y las valiosas alternativas que nos permiten expandir nuestro potencial y construir equipos consistentes y cohesionados.

Te apuntas?

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