Todos somos líderes...
En la vida hay instancias de cambios y cuestionamientos internos y externos que nos hacen sentirnos solos. En cualquier lugar social que se encuentre, podemos sentirnos en soledad, con incertidumbre y ansiedad. Esto incluye a todos los seres humanos, aún los líderes expertos en conseguir resultados, lograr metas, resolver conflictos de alto riesgo. Personas que aparentemente no sienten nada más que la vorágine que los acerca al éxito. Y así los vemos. Pero, en su mundo privado también tienen emociones limitantes.
En cada grupo hay varios líderes: el líder del grupo que maneja las relaciones, las motivaciones, es un buen comunicador y tiene una claridad integral para el desempeño grupal. También hay líderes específicos, de la tecnología, el líder moderador, el ejecutivo, el organizador, el creativo. Cada grupo, con sus propósito y objetivos genera en sí mismo los diferentes liderazgos.
Genéricamente, los líderes se embanderan en sus deseos, pero rápidamente se les presenta el dilema de responder a lo que los demás esperan de ellos. Logran ese lugar de privilegio y reconocimiento que los obliga a actuar de acuerdo con las demandas que ellos mismos generaron en su entorno. “Es una rueda sinfín” me dijo dolorida la dueña de una mediana empresa. Se refería a no poder parar de complacer. Generar cambio, motivar al grupo o los clientes a lograr las metas establecidas y recibir las respuestas adecuadas que son, justamente, las expectativas que el líder a generado (circulo vicioso de producción efectiva). “Sé hacerlo. Tengo años de experiencia, pero a veces no lo disfruto porque ya no puedo decidir por mí misma”. Decía ella.
Deseamos lo que “sentimos” que nos falta.
Desde lo emocional, complacer las expectativas de los que nos miran con admiración o desencanto, se superpone, como una transparencia, con el deseo de decidir libremente.
Es tanto el continuo reconocimiento, los agradecimientos, la admiración recibida, el placer de la conquista de metas y objetivos y, el desafío de demostrar nuestros éxitos a quienes nos siguen o nos celan, que nuestra autoestima no para de crecer. Esa mezcla de omnipotencia y narcisismo necesario para liderar, se condensan en un solo sentimiento: intenso placer y miedo a la soledad. “si decido solamente por mis ganas, me quedo sola”, decía la empresaria.
Hace algunos años, trabajando como consultor en la solución de conflictos en empresas familiares, escuche de diferentes formas, frases como esta: “logre todo lo que quería. Y más. Tengo todo, pero algo no anda bien, no me siento bien. Siento un vacío. A veces parece miedo, pero eso no puede ser!”. Claro, el éxito, les parecía lejano del miedo (la soledad del poder).,
Los líderes que decidieron trabajar para resolver estos malestares íntimos lograron tomar conciencia de las causas de sus sentimientos de culpa o de miedo a la soledad, que algunas veces los estresaban. “Yo no puedo hablar de esto con cualquier amigo, ni en mi casa, nadie lo entendería”. Como si fuera algo prohibido.
Lo no dicho acerca de una limitación, siempre, fortalecerá esa limitación.
Quienes decidieron y pudieron desafiar estos problemas con ayuda profesional, disminuyeron sus temores a la soledad, sus dudas acerca de culpas no genuinas y, lograron redescubrir sus zonas débiles y sus frustraciones logrando aceptarse como persona y no solo como líderes. Así se fortalecieron. Se sintieron liberados de esa sensación de vacío y lograron el bienestar esperado, sin dejar de seguir siendo Lideres.
En el caso de los emprendedores, el entusiasmo, la creatividad constante para llegar a la cima de su proyecto, no les permite identificar las micro perdidas internas por las renuncias necesarias, que les trae la transformación deseada. Pasar de A hacia B es perder partes de A. Y, si bien es necesario y disparador de crecimiento, muchos sucumben a su propósito aun teniendo grandes aptitudes y fortalezas internas. El miedo y la culpa, si no se aprenden a controlar, se disfrazan de procrastinación o justificaciones comprobables, que los hacen abandonar el camino.
Todos somos líderes, pero pocos podrán "permanecer" en lo más alto, si no aprenden a manejar sus emociones limitantes.
Periodista en Kahan Productions
3 añosClaro que si ....bendiciones