TPP: ¿Miedo a lo desconocido o subordinación al imperialismo?
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TPP: ¿Miedo a lo desconocido o subordinación al imperialismo?

Estimada Ángela:

Wikileaks nos ha hecho temerle al TPP (TransPacific Partnership) sin un argumento fuerte, más que el desconocimiento.

El acuerdo recién cerrado entre doce naciones del Asia-Pacífico ha sido “demonizado” por los sectores más progresistas de la política y, en mi opinión, no tienen argumentos fuertes para decir que este acuerdo —que concentra cerca del 40% del PIB mundial— sea algo malo desde ya.

En primer lugar, les concedo a dichos sectores que una negociación a puertas cerradas no fue la mejor forma de hacerlo. Considero que ese mero acto viste al TPP de un velo de reticencia y desconfianza válido. No obstante, existe una confusión sobre el proceso de cómo se acuerda, firma y ratifican este tipo de convenios: el documento está recién comenzando a ser discutido de forma soberana por cada Estado interesado. En este sentido, los Ejecutivos de las doce naciones deben poner en conocimiento a sus respectivos poderes Legislativos, quienes, una vez analizados y acordados todos sus puntos, pueden decidir (de nuevo, soberanamente) aceptarlo o rechazarlo. La batalla de los opositores no está del todo perdida.

Pensemos, por un momento, quiénes son los responsables. Si no votamos en las últimas elecciones parlamentarias, si no hicimos uso de nuestro legítimo derecho de ejercer el poder soberano, entonces tenemos gran responsabilidad en permitir que este acuerdo se pueda terminar firmando gracias a que ese representante por nuestro distrito, quien terminará decidiendo el futuro del TPP, ganó porque no nos opusimos.

En segundo lugar, creer que con la actual situación política de Chile el Gobierno se atrevería a implementar un acuerdo de este tipo obviando ampliamente derechos y garantías que atentan contra la Constitución es también ilógico. Sobre esta razón, el oficialismo ya dejó muy en claro desde el primer momento que el principal punto que podría afectar a Chile, como es la exclusividad de patentes de fármacos biológicos, se mantiene por 5 años, que es la actual cifra que usa nuestro país para regular este mercado. O sea, no hay cambios que nos perjudiquen.

Otro punto que sustentan los opositores al TPP tiene relación con la amenaza a la libertad personal y civil en Internet, y es un argumento débil, puesto que, con la actual regulación en Chile, basta tener un poco más de conocimientos informáticos que el promedio de la población para acceder a mucha información que no está protegida. Hoy, los delincuentes cibernéticos pueden conocer nuestras claves bancarias, leer nuestros correos y seguir nuestras huellas digitales. Creer que cualquier Gobierno no lo puede hacer en la actualidad es descabellado. Asumir que el nuevo tratado establece un marco para atentar legalmente contra la libertad de asociación, opinión y expresión, es creer que los gobernantes en general buscan restringir la libertad constitucional y el marco regulatorio del sistema internacional per se, cosa que no puede estar más alejado de la realidad, salvo contadas excepciones, como en Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Rusia y varios otros que no participan del TPP. ¿Por qué le confiamos nuestra información a Facebook (un “imperio privado” que se nutre de nuestras fotos y nuestras preferencias), pero le tememos tanto a contarle al Estado qué bebimos o con quién estuvimos durante el fin de semana?

En tercer lugar, este acuerdo es una buena opción para forzar a países como Estados Unidos a firmar o ratificar otros tratados como la Convención sobre el trabajo forzado, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres, el Protocolo de Kioto, el Tratado de Ottawa sobre la prohibición de minas antipersonales, e incluso la Convención sobre los derechos de los niños. En el derecho internacional es común que la firma de un nuevo acuerdo conlleve la obligación de adherir a otros acuerdos anteriores en otras materias. Es la forma natural en que se negocia un tratado, y aquí, nuevamente, volvemos al punto sobre la soberanía: si no fuimos a votar, ¿por qué ahora nos quejamos de la decisión que toma quien soberanamente nos representa?

Queda un largo camino todavía antes de que el TPP sea una realidad. Tenerle miedo y oponerse sin conocer sus detalles es armar un escándalo sin razón. Veamos qué propone primero. ¿Qué te parece?

Original publicado aquí.

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