Tu marca es un símbolo

Las personas, los consumidores y el público en general se sienten más cerca de una marca cuando pueden relacionarla consciente o inconscientemente con sensaciones agradables, pero sobre todo con valores cercanos, que se aproximen al propio punto de vista, desde las marcas con un corte más clásico o tradicional hasta las más osadas. 

Todo proceso comunicativo está atravesado por la simbolización. El poder del símbolo es una de las bases de los estudios orientados a develar los comportamientos en diversos contextos sociales y culturales. ¿Qué nos dice el caudal de producción académica sobre el tema? Que el símbolo tiene una eficacia propia y altamente poderosa. Y si esta noción es aplicada al marketing, entonces es necesario ponderar la relevancia de explicitar los valores que levanta tu propia marca. 

Este primer paso es la clave de tus futuras estrategias de comunicación y fidelización. Sabiendo que tus productos o servicios se pueden vincular con un buen número de ideas, patrones, texturas y ejes rectores, los mensajes y los contenidos deberán alinearse con el diseño y la creatividad absoluta para empoderar tu sello e identidad. 


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Imagina una pequeña tienda estilo deli con precios algo elevados, una estética acogedora y muy buenos productos. Se vende sola, ¿verdad? Logrará hacerlo en la medida en que tenga un valor diferencial. Lo cierto es que cualquier negocio podrá marchar de maravillas si ofrece un buen resultado proveniente de una sinergia grupal (siempre el trabajo es en equipo). El deli nos brinda materias primas de calidad superior, memorable atención al cliente, cómodas modalidades de pago y acceso a promociones. Y esto es lo que se comunica en las redes sociales. Pero esto no es todo.

Hay algo más que en este proceso de simbolización es preciso considerar: la narrativa. Es decir, cómo se vende el emprendimiento en cuestión:

“El marketing no se trata de las cosas que vendes, sino de las historias que cuentas” (S. Godin)  

Para que haya estrategia debe haber valores y eso se transforma pericialmente en contenidos que atraigan, diviertan y atrapen a las audiencias. Será la historia que quieras contar. 

El arte de producir contenidos para transmitir el estilo de tu marca requiere de:

·        Conocer a tu público: el involucramiento en las conversaciones de tus potenciales clientes no solo hace al relevamiento de sus necesidades, sino que suma muchísimo a la hora de originar contenidos atractivos (y por qué no divertidos). Y esa interacción es como tomar una serie de fotografías de los valores, anhelos y simbolizaciones que manejan los consumidores.

·        Originalidad y capacidad de conceptualización gracias a la comprensión de la dinámica simbólica. Esta fase implica una suerte de traducción de todo aquello que fuera relevado en el punto anterior para poner manos a la obra y crear nociones/ideas rectoras a ser desarrolladas a través de un plan de comunicación.  

·        Habilidades para transmitir eso simbólico, a veces más o menos a la vista, y articularlo con valores que den sostén a tu marca y permitan que ocurra lo fascinante. Aquí, el juego entre palabras e imágenes será lo que dé lugar a que ocurra la magia. 


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