¿Tu mente va en Ferrari mientras escuchas a alguien en bicicleta?

Como líderes, nos gusta pensar que somos grandes oyentes. Pero, seamos honestos, ¿cuántas veces has estado en una reunión y, mientras alguien hablaba, ya estabas pensando en la respuesta? O peor, en la lista de la compra. ¡Es más común de lo que crees!

El ser humano tiene la capacidad de hablar a unas 125-150 palabras por minuto, pero nuestro cerebro es un Ferrari: ¡puede procesar hasta 600 palabras por minuto! ¿El resultado? Mientras tu interlocutor va en bici, tú ya estás adelantando con el turbo activado, y a menudo te pierdes en pensamientos como: "¿Qué voy a comer hoy?" o "Esto ya lo he escuchado antes, next!".

Esta diferencia entre la velocidad a la que pensamos y la que escuchamos crea un problema: el discurso interno, esa vocecita que siempre está opinando y que a veces te desconecta de la conversación real. Aunque este monólogo interno puede ayudarte a resolver problemas, también te puede meter en problemas cuando interrumpes o tomas decisiones apresuradas sin haber entendido todo el contexto.

Tres culpables que sabotean tu escucha activa

1. Impaciencia: Vamos, sé honesto. ¿Cuántas veces has interrumpido porque ya "sabías" la respuesta? El típico "esto ya me lo sé" te hace perder detalles importantes.
2. Prejuicios: A veces ya has decidido que lo que te están diciendo no te va a servir, sin siquiera haber escuchado bien. Tu cerebro ya está en la meta mientras el otro apenas comienza a pedalear.
3. Emociones: ¿Estás frustrado por algo que pasó antes de la reunión? Esto puede hacer que pierdas el hilo y termines respondiendo con el estómago, no con la cabeza.

¿Cuántas más se te ocurren?