Todo eso, son supersticiones, fanatismo, idolatría e ignorancia. Que, por la fuerza de los hechos, va a provocar problemas, conflictos, desorden. Los muertos no necesitan nada. Somos los vivos, débiles, frágiles, vulnerables, que queremos solucionar lo que ya no tiene solución. Pues, la realidad, el pasado, no se puede cambiar.
La pregunta es: ¿Por qué queremos cambiar el pasado? Seguro que es, para un beneficio propio.