Un mensaje de optimismo en momentos difíciles

Ahora que tanto se habla de la felicidad en el trabajo e incluso hay gerencias de la felicidad, me detengo un poco y reflexiono sobre ello en las circunstancias actuales.

Una vez leí a alguien que comparaba los conceptos “éxito” y “felicidad”. Para el autor el éxito era conseguir lo que se desea y la felicidad apreciar lo que ya se ha conseguido. En otra ocasión un buen amigo me dijo: “Isabel ojalá nunca deje de apreciar y conformarme con lo que tengo y lo que soy, porque ese día empezaré a ser infeliz”. Las dos reflexiones han dejado huella en mí y orientan, de alguna manera, mi forma de conducirme en la vida.

En momentos tan difíciles como los que estamos viviendo, casi todos/as tenemos a nuestro alrededor personas que lo están pasando mal y que, lógicamente no son felices. Los que tenemos la gran suerte, por ahora, de tener salud (y no digamos trabajo y amor) debemos intentar, más que nunca, explorar las oportunidades que esta triste situación nos abre. Eso, a pesar haber tenido una educación que nos ha llevado más bien a centrarnos en problemas que en soluciones. Salvando eso, será más fácil aprovechar las oportunidades si:

1.      Nos planteamos objetivos equilibrados y propios, porque quien asume metas que no son suyas está comprando su infelicidad.

2.      Nos comprometemos más que nos implicamos, porque haremos de la consecución de esos objetivos una obligación personal y no de otras personas.

3.      Trabajamos en lo que somos fuertes porque el resto se fortalecerá.

4.      Hacemos de la creatividad y la innovación la forma de enfrentarnos a cada situación y decisión.

Comparto con todos/as una idea que también tiene que ver con esto del éxito y de la felicidad sobre todo en momentos críticos: conviene enfocarnos más en lo que queremos que en lo que no queremos porque, de no hacerlo así, sería como si condujésemos nuestro coche mirando solo por el espejo retrovisor.