Un trabajador feliz responde a grandes desafíos
El sistema inmune de una empresa da paso a permear la ilusión y el compromiso en los grandes proyectos. (pixebay)

Un trabajador feliz responde a grandes desafíos

Con el nuevo siglo, ya no tan nuevo, y la aparición de la pandemia, el mundo entero ha experimentado nuevas formas en sus diseños de vida, pero muy especialmente en los procesos, sistemas y cultura de las empresas.

Una empresa moderna según Eric Ries[i] es “aquella organización que ofrece a cada empleado la oportunidad de ser emprendedor (interno); respeta a sus empleados y sus ideas como valor fundamental de su cultura”.

Indagando en internet son muchas las características que aparecen acerca de lo que es y/o debe ser una empresa moderna. Algunas de las señaladas son: avances administrativos, mejora en la productividad, conocimiento de las necesidades de sus clientes, validación de productos, eficacia en la reactividad y por supuesto la tecnología como punta de lanza, son las características más prominentes que llevarían al éxito de una empresa, según mi indagación.

En esa arquitectura de la nueva empresa, es poco lo que se destaca acerca del bienestar laboral en los nuevos conceptos más innovadores de esa “empresa moderna”.

Lo veo con asombro porque el mundo emocional es hoy considerado por expertos, científicos, médicos y estudiosos del tema como el centro neuronal del relacionamiento humano y las empresas son justamente esto, relacionamiento humano entre líderes, empleados y clientes, un triángulo que compone el sistema, que a su vez nos conduce a otro triángulo que es la conexión entre el corazón, el cerebro y emoción.

Es una síntesis que nos lleva al autoconocimiento y de allí al cambio y la transformación que se expande a nuestro entorno, pues en la medida en que sepamos más de nosotros, podremos interpretar más y mejor nuestras conductas, en ese sentido seremos más conscientes de lo que nos sucede, el cómo y el por qué, lo que nos permitirá estar atentos para funcionar mejor y de esta manera contagiar al equipo.

Si algo hemos aprendido en este convulsionado siglo XXI es a relacionarnos con la neurociencia a través de expertos científicos quienes han bajado el lenguaje, no solo hasta las empresas, sino también al ser humano sencillo y con menos información científica con el objetivo de apostar simplemente a la felicidad. En la medida que una persona sea más feliz, en esa medida su aporte será mayor y estará en capacidad de responder a grandes desafíos.

Las percepciones, las emociones, las fortalezas, la empatía, los valores y la inspiración son aspectos a considerar en lo que sería el nuevo diseño de la empresa moderna, donde lo primero son las relaciones humanas como plataforma vital del éxito.

Hoy en día los líderes tendrían que estar preparados para cualquier tipo de cambio, incluyendo como fundamental, el bienestar del individuo que contagia el bienestar al equipo completo, creando así un sistema inmune de la empresa que de paso a permear la ilusión y el compromiso en los grandes proyectos.

Todos los seres humanos tenemos nuestro lado potencialmente bueno, le corresponde al nuevo liderazgo transformar sus demandas y descubrir las fortalezas del equipo ―y como por arte de magia― aparecerán las ilusiones, los nuevos proyectos y el deseo de experimentar el éxito y las ganancias.

[i] Joven empresario norteamericano, autor del método Lean Start Up que es el sistema utilizado para pasar de proyecto a empresa poniendo el foco en las necesidades del cliente, contando con su retroalimentación para ir modificando el producto hasta desarrollar la versión final.

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