Una medida simple para transparentar la justicia
El cuándo se dicta una resolución judicial, puede afectar en el cómo.
En esta era de descomposición profunda del poder judicial, donde la única obligación de los juzgadores y otros operadores es para con el régimen –y cuya inobservancia es la única amenaza real a su modo de vida – y no con la Ley, parecería ingenuo soñar con cambios pequeños para mejorar el día a día de quien, queriéndolo o no, tenga que sufrir un trámite judicial.
Sin embargo, soñar es gratis y, además de criticar, puede ser útil tener a la mano tareas de una relativa fácil implementación y alto impacto, para atacar al día siguiente de la entrega de la banda presidencial (si no se pierde de nuevo hasta entonces).
Una de las principales fuentes de discrecionalidad de los jueces en Bolivia es – si no lo sabe tal vez debería sentarse – el colocar a sus resoluciones la fecha que ellos quieran, estos es, pueden dictar una resolución hoy y fecharla como si hubiera sido dictada hace dos meses (no es una exageración). Esta práctica que ocurre a diario y en todos los juzgados encuentra su justificación en que existen plazos para que las resoluciones se dicten, transcurridos los cuales, el juzgador puede incurrir en la figura penal de la retardación de justicia. Por otro lado, el poder judicial se encuentra drenado de recursos y de personal – los ministerios de comunicación y presidencia consumen más recursos que todo el poder judicial – además de sobrecargado de procesos por el crecimiento vegetativo de la población.
De ello resulta imposible pedirle razonablemente a los jueces que cumplan los plazos procesales. Sin embargo, esta excesiva discrecionalidad permite a los jueces no solo dictar las resoluciones cuando quieran (o puedan) sino, lógicamente, en el orden que quieran. Es decir, ellos eligen a qué procesos darles atención inmediata y a cuáles no. Por supuesto el decidir cuándo dictar una resolución también influye enormemente sobre cómo se dicta. Por ejemplo, si llega un caso con una cuantía alta, el letrado podría sentarse a esperar cuál de las partes le toca la puerta.
Para evitarse el escrutinio, el Poder Judicial inclusivo ha llegado al extremo – si no lo sabe, espero que ya esté sentado – de prohibir el ingreso de los notarios, que eran los únicos que podían atestiguar que un expediente no tenía una resolución en una fecha determinada, convirtiendo así a los juzgados en el único lugar de la república donde no aplica la Fe Pública.
Para mitigar este problema, el planteamiento es que, en lugar de que haya plazos para dictar resoluciones, se imponga un orden riguroso, esto es, por orden de llegada. De esta manera, se libera a los jueces de la amenaza de cárcel por intentar hacer su trabajo, pero se los obliga a una atención democrática de la justicia. Hacemos filas y respetamos un orden para cobrar pensiones, para votar, para inscribirnos a la universidad y para casi todas nuestras interacciones con la administración pública, y la administración de justicia no debería ser la excepción.
De esta manera, a los jueces se los medirá no en función a crimen y castigo, sino en función a su desempeño, como en cualquier otro trabajo de la vida real. Se los valorará en función al número de resoluciones que emite mensualmente y así, además se podrá hacer estadísticas y comparaciones para asignar mejor los escasos recursos.
A mis colegas tecnócratas: por supuesto hay muchos detalles qué resolver, existen procesos que requieren atención urgente, especialmente cuando involucran menores o protección de personas, casos de interés público; existen distintos tipos de resoluciones, las cuales deberían respetar un orden interno entre ellas, etc., etc.., esta es una tarea interesante para un programador, ya que tendríamos que recurrir inevitablemente a un software, con el beneficio adicional que no tendremos que ir una y otra vez para ver si "¿ya salió?", sino que podremos consultar este orden en línea (no, esto ya no es utópico).
Dicho esto, habrá ocasiones en que alguien se salte la fila (como en las demás situaciones de la vida en sociedad), pero siempre sabremos quién es y por qué, en lugar de seguir esperando una resolución que no sabemos si llegará algún día, eso sí, con fecha puntual.