Una realidad incómoda sobre la IA. ¿Es producto o es una funcionalidad?
Introducción
En los últimos años hemos visto un crecimiento exponencial de la presencia de la IA en nuestra vida cotidiana. Vemos como la IA tiene el potencial de cambiar cómo hacemos muchas de las cosas que veíamos haciendo clásicamente. Especialmente con los modelos de IA generativos combinados con los LLM (Grandes modelos de lenguaje) vemos como, tareas creativas que clásicamente considerábamos reservadas a las personas, puede ser llevadas a cabo por modelos de IA mediante peticiones en lenguaje natural, como si estuviésemos pidiendo a un ser inteligente que haga algo que requiere inteligencia. Esto nos lleva tener la sensación de que la Inteligencia Artificial, en el sentido que la literatura nos ha mostrado, está realmente aquí. Pero no es así.
La IA no es realmente inteligencia artificial
La “Inteligencia Artificial” a secas es percibida por el público como eso, una inteligencia como la humana, pero artificial, aunque la realidad es que la Inteligencia Artificial que tenemos actualmente no es más (ni menos) que modelos generativos pre-entrenados enlazados con grandes modelos de lenguaje. Son capaces de hacer tareas concretas, como mantener una conversación o generar una imagen, pero la realidad es que distan mucho de ser “Inteligentes”. No pueden hacer nada para lo que no estén específicamente diseñados (una IA capaz de crear música no puede aprender a conducir, no es que lo tenga difícil, simplemente le es imposible).
Este concepto de Inteligencia General de Propósito General (GPAI) está bastante lejos, ya que, aunque que estos modelos de IA modernos (como ChatGPT, Midjourney, Bard, Gemini, etc.) tienen algunas características de la inteligencia humana, las Redes Neuronales Artificiales son en realidad bastante diferentes. Y aunque las redes neuronales combinadas con el aprendizaje profundo están a la vanguardia de la tecnología basada en IA en la actualidad, están muy lejos de la inteligencia que el cerebro humano es capaz de producir.
Esto, obviamente, no detiene a los que comercializan estos modelos de aprovecharse de esta “confusión” y vender la IA como algo capaz de responder a cualquier pregunta, tomar decisiones y ser realmente creativos.
¿Pero funciona como producto o debe tratarse con una funcionalidad?
Con esta premisa, están apareciendo en el mercado productos independientes, tanto físicos como servicios, que promueven la IA como un producto en sí. Vemos en el mercado asistentes inteligentes, productos conversacionales como ChatGPT, productos “wearables” o “ponibles” que prometen ser de utilidad en muchos aspectos de nuestra vida.
Recomendado por LinkedIn
Considero que esto se trata de un enfoque erróneo, que no beneficia al consumidor. En el punto actual de la Inteligencia Artificial (y por algún tiempo aún) su carácter limitado lo hace mucho más interesante como funcionalidad adicional para servicios y productos que ya tenemos. Es decir, ya que no existe una IA capaz de ayudarme en un rango amplio de aspectos de mi vida cotidiana, yo no quiero que me venda una IA capaz de conducir, otra capaz de cocinar, otra capaz de conversar, etc. En mi opinión la IA es mucho más interesante como funcionalidad, es decir, una función de mi coche que le permite usar la IA para tener conducción autónoma, una funcionalidad de mi cocina que use IA para automatizar la preparación de alimentos y una funcionalidad de mi Sistema Operativo, que le permita mantener una conversación conmigo.
Esta visión es compartida por Microsoft, Apple, Samsung, etc. y por esto un servicio como Copilot consiste en una serie de funcionalidades añadidas al paquete ofimático de Microsoft 365. De este modo, si disponemos de Copilot, veremos funcionalidades adicionales en nuestros productos de office (Word, PowerPoint, Excel, etc.) así como en el propio Windows. Creo que esto es un acierto y pone la IA donde realmente es productiva hoy en día: como funcionalidad añadida a productos existentes.
Conclusión
En resumen, creo que Copilot, junto con otras herramientas de IA integrada (Samsung IA, Siri, etc.) enfocan la Inteligencia Artificial a las áreas en las que puede aportar valor, evitando presentarse como herramientas para todo, al contrario, integrándose y añadiendo funcionalidades a las herramientas de producción y ocio que ya tenemos a nuestra disposición. Y esto es muy importante ya que considero que la IA como producto, en 2024, distrae más que ayuda en la mayoría de los casos.