Una reflexión personal sobre la anemia y sus consecuencias en la salud
La anemia es una alteración que se produce cuando el número de glóbulos rojos o la concentración de hemoglobina en sangre es inferior a lo normal. Afecta sobre todo a mujeres y niños. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que la padecen el 40% de los niños y niñas de 6 meses a 5 años, el 37% de las mujeres embarazadas y el 30% de las mujeres de 15 a 49 años en todo el mundo.
Además de las consecuencias en la salud física, la anemia también tiene consecuencias en la salud mental. Cuando no hay suficiente hemoglobina para transportar oxígeno a los órganos y tejidos, es como si el cuerpo y la mente no tuvieran suficiente gasolina para funcionar con normalidad.
A continuación, hablaré de mi experiencia personal como persona que ha vivido con anemia persistente durante dos años y medio, de por qué no conviene subestimarla y de cómo atajar este problema.
¿Cuáles son los síntomas de la anemia?
La anemia puede manifestarse de diferentes maneras en el cuerpo. Es posible que cuando aparezcan los primeros síntomas, los achaquemos a otra cosa. Es más: quizás tendamos a restarles importancia porque solemos llevar un ritmo de vida ajetreado donde se nos pide cumplir objetivos constantemente o nos autoexigimos demasiado y no nos damos el permiso de parar a escuchar lo que nos dice el cuerpo.
Entre los síntomas más habituales se incluyen los siguientes:
Causas de la anemia
Como comentaba al principio, la anemia afecta a distintos grupos de población y pueden causarla situaciones como:
¿Cuáles son los tipos de anemia más comunes?
Anemia por deficiencia de hierro
Este es el tipo de anemia que yo he padecido. El hierro es un mineral fundamental para la producción de hemoglobina, encargada de transportar el oxígeno a todas las células del cuerpo. Por tanto, la falta de hierro en el organismo provoca anemia por deficiencia de hierro.
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El cuerpo es sabio y tiene sus depósitos de hierro, por lo que cuando pierdes sangre, los depósitos almacenados en el organismo te ayudan a aguantar un poco. El problema viene cuando los depósitos de hierro también se pierden. Si la pérdida de hierro y de sangre es un hecho cíclico, recurrente y excesivo, como ocurre con las menstruaciones abundantes, llega un momento que el cuerpo no es capaz de reponerse de un mes a otro, baja la persiana y se niega a trabajar.
Como mujer autónoma, ya puedes estar teniendo el pico de actividad de tu vida, que después de pocas horas de trabajo tu cerebro va a empezar a fallar y tu cuerpo te va a rogar que te tumbes o que duermas. Así que no queda otra que bajar el ritmo de trabajo o, directamente, dejar de trabajar en los peores días.
Pese a que desde 2023 en España ya existe una baja específica para menstruaciones incapacitantes, todavía existe cierto tabú al respecto y para muchas puede ser complicado atreverse a pedirla. Durante los peores momentos de malestar tuve que aguantar publicaciones en redes sociales donde algunos hombres se burlaban de esta ley y decían que somos unas vagas que no queremos trabajar. Tengo que decir que fue muy doloroso. Todo el mundo entiende lo que supone romperse una pierna o un brazo, sufrir migrañas o incluso tener un cáncer, pero cuando se trata de “cosas de mujeres” parece legítimo cuestionar la situación de incapacidad. Hace un tiempo despidieron a una conductora de autobús de Alsa porque tenía endometriosis y en algún momento de fuerte dolor mientras trabajaba tuvo que hacer paradas no reglamentarias para no ponerse en riesgo a sí misma ni a los pasajeros del autobús que conducía. Este proceder de la empresa es un ejemplo perfecto de todo lo que queda por mejorar.
En el caso de las autónomas, la cuestión de las bajas menstruales se complica un poco. ¿Hasta qué punto es viable para una autónoma estar dándose de alta y de baja varios días todos los meses si estás pendiente de emitir o cobrar facturas por trabajos que haces cuando estás bien? Es una pregunta que me hago y que sin duda se tendría que ir estudiando y perfilando a medida que se implemente la ley. Al final lo que he hecho yo es seguir dada de alta, pero bajar mucho el ritmo porque no me quedaba más remedio. Si tenemos en cuenta que esta situación de incapacidad puede prolongarse durante meses o más de un año hasta que das con el diagnóstico o con la medicación adecuada, estamos hablando de que cada mes puedes perder una semana de trabajo, lo cual supone perder el equivalente a un trimestre de ingresos al año como autónoma.
¿Cómo se diagnostica la anemia?
Es conveniente realizar pruebas de laboratorio específicas para comprobar el estado de salud. Normalmente, basta con un hemograma, que mide la hemoglobina y otros parámetros como el hierro.
Según el doctor Germán Las Heras, Jefe de Servicio de Hematología y Hemoterapia, como paciente te puedes acostumbrar a vivir con anemia, pero si no la tratas puede agravarse. Es importante tener en cuenta que no solo te afecta a nivel físico, sino también a nivel emocional.
Tratamiento para la anemia
Algunas opciones de tratamiento disponibles:
Para terminar, quería decir que hace tiempo que quería escribir este artículo porque era importante para mí. La anemia es una enfermedad más común de lo que parece y puede llevar mucho tiempo curarla.
En mi caso, llevo casi tres años con esa espada de Damocles y ha sido un auténtico reto que me ha llevado a desconfiar de mis propias capacidades. Sí que puedo aconsejar que no conviene dejar del todo el ejercicio físico por mucho que cueste porque es importantísimo tener una válvula de escape. En mi caso, el yoga tibetano me ha ayudado mucho a sobrellevar todo, a trabajar la meditación y a aprender a desconectar.
A quien esté pasando por ello, solo puedo decirle que no se desespere, que tenga paciencia, que se rodee de personas que la apoyen y, sobre todo, que no se culpe por ello.