Una vez más La Nación ataca lo que adversa, lo que ha demostrado no tolerar
Una vez más La Nación ataca lo que adversa, lo que ha demostrado no tolerar: el movimiento de la buena política que lidera Fabricio Alvarado y del cual soy parte activa y para ello hace lo que mejor sabe hacer: tergiversar las cosas.
El martes por la tarde conversé con la colega periodista Natasha Cambronero y le aclaré todas sus dudas sobre lo que La Nación interpretó como una mala gestión, en relación a un contrato que el partido me hiciera por servicios profesionales como periodista.
Ella insistió que fue como politólogo, solo porque el partido puso en el encabezado del contrato, como parte de mis calidades personales, que tengo ambas profesiones, tal y como se hace en todo contrato, algo tan común como poner mi cédula o mi estado civil. Lo que no dice el titular del periódico (que fue lo que le expliqué a Cambronero) y que se reafirma en la página entera que el diario me dedica hoy, es que en el detalle del contrato y en el informe de labores nunca se mencionan actividades competentes a las Ciencias Políticas, pues en efecto, desde el 2011 yo gozaba de exclusividad en la Asamblea Legislativa sobre el ejercicio como politólogo... Ni modo, una vez más La Nación tergiversa las cosas y minimiza el potencial y las capacidades de un periodista.
Tengo en mi poder todos los documentos que me hacen estar con la conciencia tranquila: contrato del partido, informe de labores y, entre otros, el contrato de exclusividad con la Asamblea, así como la referencia administrativa del Colegio de Ciencias Políticas de lo que hace un politólogo y otras menciones del Congreso donde se evidencia que todo está en regla.
¡Qué interesante! ¿Cuál será el criterio de lo noticioso en ese periódico? Hay un cuestionamiento nacional contra el gasto de $14 millones de dólares que hace la UNA y prefieren acomodar la portada para que mi caso (que no es caso porque todo está en regla) saliera en grande y el de la universidad en pequeño.
¡Qué interesante el criterio que tienen ahí en Tibás! ¡qué dicha que los ticos cada vez creen menos en las mentiras y se dejan llevar más por los frutos! Aprovecho la oportunidad para recordarles que ayer presenté el proyecto para la construcción del Hospital Periférico de Sarapiquí - Centro de diagnóstico de enfermedades que por cierto no consignó La Nación; a ellos no les interesa el bienestar de la gente.
Así las cosas, no tengo más que reiterarle a ese periódico mi agradecimiento por evidenciar su fijación, algo que vienen haciendo desde campaña, primero contra Fabricio y luego contra todo lo que ese movimiento signifique.
Ustedes siguen faltando a la verdad y yo sigo trabajando, ahora con más ganas y más fuerzas, no tengo cómo pagarles la publicidad...
No termino sin antes aclararle a la opinión pública lo que a La Nación y su periodista le fue imposible entender: gracias a Dios, al esfuerzo de mi madre y a mi esfuerzo y trabajo tengo títulos y posgrados en varias carreras, me he preparado bien para servirle a mi pueblo, en la Asamblea asesoré a Fabricio Alvarado como Politólogo, cumpliendo las asignaciones que mis superiores siempre me señalaron y en la pasada campaña electoral el Partido Restauración Nacional y su comité ejecutivo me contrataron para asesorarles como periodista. ¡No hay nada de malo en eso!
Tan en orden están las cosas que en la misma nota consignan que no tenía prohibición o dedicación exclusiva para ejercer el periodismo en la Asamblea, por lo que la sola comparación con las irregularidades en las que cayeron los jerarcas del Gobierno anterior es ofensiva.