Una Vida, Un Ejemplo
Durante mi vida tuve a una persona que me dio el ejemplo más grande que un ser humano pueda tener: el trabajo arduo y digno.
Mi Papá, Alvaro Castro Echeverri, quien vivó 78 años y trabajó por más de 50 años en su carrera como Contador.
Recuerdo que al finalizar mi bachillerato y al decidir que quería estudiar Administración de Negocios, Papá me invitó a trabajar con él en su Despacho de Contador. Por supuesto que acepté y trabajé por cuatro años todas las mañanas y estudiaba por las tardes y noches.
Papá era un hombre muy serio y riguroso en la calidad del trabajo.
En aquel entonces, empezaban las computadoras pero que, Papá nunca quiso aprender a usarlas así que, el trabajo de contabilidad se llevaba en columnares.
Papá me puso a cargo de las balanzas de comprobación de varios clientes para que luego él montara los Estados Financieros, ¡que difícil fue aprender a cuadrar dichas balanzas en esas largas hojas!, pero Papá con su poca paciencia me enseño la verdadera Contabilidad que, honestamente no aprendí en la universidad.
Cuando finalizaba y cuadraba una balanza iba corriendo a su oficina y le decía, ¡Papá lo logré! Y él me respondía al ver el trabajo, está malo tienes que volverlo a hacer y así, cada uno de los trabajos los tenía que repetir hasta tres veces, ¡gracias Papá!
Papá me enseñó no sólo la Contabilidad sino también la honestidad, la sinceridad, la calidad en el trabajo, la dignidad, el trato con los clientes y lo más importante el trabajo incansable hasta lograr las metas. GRACIAS PAPA por enseñarme a nunca desfallecer, a esforzarme al máximo por el bien de mi familia.
¡GRACIAS PAPA por tu ejemplo de tenacidad y esfuerzo inquebrantable, siempre estaré orgulloso de haberte tenido como PAPA!