"Usando las altas"
El mal aprovechamiento de los faros de penetración es un riesgo, pero contrario a lo que podría suponerse, su uso en ciudad no recae totalmente en la preferencia del usuario
Carlos Cavazos
Nota publicada originalmente en enero 2018 en EL Universal C.P.N.
En época de invierno, para muchos usuarios la conducción diaria a primera hora de la mañana y en el ocaso se realiza sin la luz del sol. Es en estos meses cuando más notamos la proliferación de usuarios que usan los faros de penetración del vehículo con un criterio dañino. Ante el deterioro de las micas del vehículo por el pasar del tiempo, o tratando de compensar alguna deficiencia visual, algunos conductores circulan con “las altas” en zona urbana.
Las dificultades que presenta el clima dan pie a utilizar estos faros y podría pensarse que la afectación visual por la edad es un factor, pero también una parte del origen de esta situación se halla en las reducidas capacidades de iluminación que la gran mayoría de los vehículos tienen especificadas. Por ello y por una mal entendida seguridad, un porcentaje de usuarios decide “aventar las altas” a costa de afectar a sus conciudadanos.
Esta costumbre, además de acarrear la posibilidad de la lluvia de improperios de todos los sabores que la decencia del individuo lampareado determine, es un riesgo para quien conduce y para quien recibe el haz de luz de potencia excesiva. Uno de los orígenes de la necesidad de usar el faro de penetración en ciudad, según el Instituto de la Seguridad de Carreteras en Estados Unidos (IIHS) radica en la pobre capacidad de los faros de baja en la gran mayoría de los vehículos disponibles en el mercado.
En un estudio de este instituto se encontró que más del 5% de usuarios utilizan faros de penetración en zona urbana. Una función que ayudaría a mitigar esta situación son los faros adaptables, pero aunque algunos modelos de segmento Premium ya ofrecen tecnología de adaptabilidad para el cambio de luces, distan de ser la mayoría del parque vehicular.
El reglamento de tránsito de la Ciudad de México no regula en específico la utilización de los faros de penetración en zona urbana, meramente en su artículo 37 fracción II inciso D obliga a los conductores de vehículos motorizados a encender las luces de éstos, “evitando deslumbrar a quienes transitan en sentido opuesto” y en el 43 prohíbe la instalación o utilización de faros que no cumplan con las Normas Oficiales Mexicanas, en plural, y pongan en riesgo la seguridad de conductores o peatones. ¿Cuáles son estas normas? Pues actualmente la NOM 194 SCFI 2014 por si desea usted revisarla. Así que si sus faros no cumplen con las normas, pero tampoco ponen en riesgo a estos dos grupos, todo está en orden...por ahora.
AFECTACIÓN DE SEGURIDAD
Pero ¿cómo afecta a quienes reciben la iluminación? Para los otros conductores la Agencia de Seguridad en Carreteras de los Estados Unidos (NHTSA) determinó que el deslumbramiento reduce los tiempos de reacción y la distancia en que los objetos pueden ser detectados. El efecto persiste momentáneamente después de que la fuente de luz se ha retirado.
La misma agencia detalla que el problema del deslumbramiento se acentúa con la edad, debido a dos factores, el primero es que menos luz accede al ojo por la reducción de la apertura de la pupila asociada a la edad, además de que debido a la reducción en el grado de transparencia del humor vítreo, la luz que entra al globo ocular incrementa su dispersión.
El estudio menciona también que los conductores de edad madura tardan más en recuperarse tras ser deslumbrados, y las enfermedades visuales crónico-degenerativas asociadas al envejecimiento como son retinopatía diabética, degeneración macular y desprendimiento de retina, aún en sus etapas más tempranas, acentúan los efectos del deslumbramiento.
Por ello, la próxima vez que nos encontremos una persona mayor usando los faros de penetración en ciudad cabe considerar que las afectaciones a su capacidad visual, aunado a la baja iluminación de los faros regulares que casi todos los vehículos a la venta ofrecen, están llevándolos a tomar esa decisión.
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LENTES DE NOCHE
De acuerdo a especialistas, es muy recomendable buscar reducir el efecto del deslumbramiento en conducción nocturna con el uso de lentes antirreflejantes diseñados específicamente para esta función. “Este tipo de lentes disminuye las molestias causadas por los destellos, reflejos, lámparas así como dispositivos móviles” asegura la maestra en ciencias del IPN Dra. Olga Castañeda Martínez. La catedrática del IPN menciona que los más afectados en su visión son camioneros y taxistas, usuarios con extensa actividad de conducción por las noches.
La maestra, quien tiene la jefatura del departamento de Optometría del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud Milpa Alta del IPN recomienda acudir cada seis meses a revisión exhaustiva de la vista, ya que debido al uso de la tecnología y dispositivos móviles, los conductores pueden requerir terapias de rehabilitación visual.
“El teléfono y computadora afectan la visión y en muchas ocasiones el resolverlo no es cuestión de prescribir anteojos” menciona la doctora. “Con la consulta con especialistas se revisa la agudeza visual, capacidades sensoriales, estrabismo, color y visión binocular. sensibilidad al contraste, y situación neurovisual.”
La doctora Castañeda sugiere el consultar especialistas para definir una terapia visual, que básicamente son ejercicios específicos para los ojos, primero en el consultorio siguiendo las indicaciones del médico y posteriormente en casa siguiendo una rutina prescrita por especialista.
En opinión de la doctora, los exámenes de la vista actuales para emitir licencias de manejo son insuficientes, pues en ellos únicamente se revisa agudeza, omitiendo confirmar el grado de percepción del contraste y del color, entre otros aspectos indispensables para conducir.
CAMBIOS
En nuestro vehículo, una solución ante la baja capacidad de la mayoría de los faros de fábrica en el mercado y la cual no requiere modificaciones es utilizar bombillas de descarga de alta intensidad HID. Fabricantes como PIAA, Hella, Philips y GE ofrecen opciones aftermarket que pueden darle más luz a su camino sin necesidad de usar los faros de penetración.
Para usuarios dispuestos a ir un paso más allá, existen opciones como las barras LED que se montan en el techo o en la fascia frontal del vehículo. Otra opción son los faros auxiliares halógenos, que si bien dan un aspecto de vehículo de rally, requieren modificar el vehículo y en algunos casos pueden hacer más difícil venderlo a un mercado que tiende a una preferencia más conservadora.
En ambas situaciones la recomendación es mantener orientado el haz hacia donde resulte de utilidad para la velocidad de conducción que se tendrá, que regularmente en ciudad o brecha no supera los 50 kilómetros por hora. Es necesario considerar que la naturaleza del faro de penetración es brindar iluminación para obstáculos relevantes a velocidades de autopista, lejanos pero en rápida aproximación.
IR HACIA LA LUZ
· Procure no manejar cansado.
· Considere usar anteojos de conducción nocturna que reducen los destellos
· Si le es posible evitar conducir en lluvia o niebla, evítelo.
· Si su vehículo ya tiene algunos años en el camino, busque sustituir o renovar las micas de los faros.
· Busque en concesionario o refaccionaria de confianza bombillas de mayor intensidad.
· Si su capacidad visual ya está comprometida, por su seguridad y la de terceros, considere usar taxi.