¿Viste qué tan pobre puede ser la gente?

Cuentan que una vez, un padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que éste viera cuán pobres eran las gentes del lugar.

Estuvieron por espacio de un día y una noche en la casa de una familia campesina muy humilde. Compartieron con ellos las comidas y el descanso. 

Al concluir el viaje y de regreso a casa, el padre le pregunta a su hijo: "¿Qué te pareció el viaje?". "¡Me encantó papá!". "¿Viste qué tan pobre puede ser la gente?". "¡Si!". ¿Viste la oportunidad que tienes?” “¡Por supuesto papá!”. "¿Y qué aprendiste?".

"Vi que nosotros tenemos solo un perro en casa, ellos tienen cuatro, además tienen gallinas, patos, conejos y tortugas.

Nosotros tenemos una piscina que llega de una pared a la mitad del jardín, ellos tienen, junto a su casa, un riachuelo con pequeñas cascadas, que no tiene fin, rodeado de gigantezcos árboles, flores y palmas.

Junto a nuestra casa pasa una fila interminable de carros y camiones, afuera de la de ellos, cabalgan hermosos caballos, y pastan grandes vacas y gordos becerros.

Nosotros tenemos unas lámparas antiguas en la sala, ellos tienen millones de estrellas que brillan por las noches.

Nuestro patio llega hasta la pared de la casa del vecino, ellos tienen un  campo de múltiples colores que parece que no se acaba.

Nosotros tenemos luz e internet para ver televisión y usar los celulares y las computadoras; ellos usan bombillas de gas, y deben prender un motor de gasolina para tener un poco de luz, por unas cuantas horas.

Sin embargo, tienen mucho tiempo para platicar, jugar y estar en familia; en cambio, tú y mi mamá tienen que trabajar todo el tiempo y yo, casi nunca los veo".

Al terminar el relato, el padre se quedó mudo...

Y su hijo agregó: "¡Gracias, papá, por enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!".

Cuento popular, actualizado por +Alfonso Miranda