Volver a empezar.
Es algo que dentro del entorno de lo social pasa a menudo (educación social, pedagogía, trabajo social o psicología); es una situación, en la que nos podemos encontrar cada "x" meses o años, a no ser, que tengamos la suerte, la fortuna o los astros de nuestra parte y tengamos la oportunidad de contar con una larga contratación.
Volver a empezar en algo nuevo, un trabajo o una acción formativa en un espacio del mundo laboral tan volatil y débil, donde en un mismo año, nos podemos encontrar con dos, tres, cuatro o cinco contratos distintos en nuestra carpeta de experiencias profesionales. Vivimos una época, en la que nuestras profesiones son NECESARIAS por las situaciones que está provocando la actual pandemia; es NECESARIA nuestra participación en el desarrollo de intervenciones sociales, educativas y laborales, donde se permitan implementar una serie de mejoras en la ciudadanía; articular herramientas (como el Proyecto ERACIS, en Andalucía), donde se promueva esa respuesta a la ciudadanía que tanto necesita en el día a día.
Esta propuesta que esgrimo en las siguientes lineas, tendría que florecer en los Servicios Sociales Comunitarios de los Ayuntamientos, entidades del tercer sector y asociativas.
Para ese cumplimiento, existen una amplia malgama de profesionales que cuentan con jóvenes que acaban salir de la universidad, con las aspiraciones plenas para cumplir los objetivos que se han planteado desde su último día en las aulas de la universidad, como también, profesionales de amplio recorrido laboral, a través de los cuales, los jóvenes (o educandos) pueden ir aprendiendo elementos teóricos y de intervención del día a día, a lo que hay que añadir, las ganas de comenzar, creaando elementos positivos para que los más veteranos aprendan lo más novedoso que se trabaja en la universidad, como también, sean maestros de los nuevos compañeros.
Pero para que esto se pueda cumplir, necesitamos cubrir y generar una espacio de trabajo fuerte; donde cada profesión, tenga designado sus funciones previamente; proyectos de larga duración, donde los ciudadanos se sientan seguros en la atención que reciben y los profesionales, no tengan el miedo a perder su puesto de trabajo por la renovación de una subvención; concienciar de que el mundo de lo social y educativo, es un espacio laboral más, donde para llegar a sentarnos con un usuario hemos tenido que estudiar, pagar tasas de asignaturas, solicitar becas y dejarnos la piel cada día en un constante crecimiento personal y profesional de nuestros conocimientos, habilidades y actitudes; nuestro reconocimiento, es imprescindible, ya que a nosotrxs también nos gusta que nos den una palmadita en la espalda, contemos con mejoras laborales, de contratación y podamos obtener un reconocimiento más amplio, desde estamentos políticos, sindicales, sociales y desde la ciudadanía.