"Y fue cuando estaba cayendo, que abrí mis alas y comencé a volar"
Últimamente he revisado con detenimiento el gran libro de Richard Bach "Juan Salvador Gaviota"...
¡Cuánta verdad hay en sus páginas y cuánto podemos aprender de esta fábula novelada!
Con gran maestría, una insignificante gaviota nos revela grandes verdades sobre el aprendizaje y sobre la vida. Una auténtica lección sobre el camino personal de superación.
Tras un largo periodo de tiempo, aislada, inmersa en una realidad que me era completamente ajena y, por qué no decirlo, perdida, al fin me he dado cuenta de que la única forma de avanzar es creer en mí misma y alzar el vuelo.
Pisando tierra firme y mirando el horizonte con miedo, mucho miedo e incertidumbre, pasé cientos de horas preguntándome que habría más allá de la realidad conocida, qué otros mundos habría más allá de lo que mis ojos alcanzaban a ver.
Pensaba en lo maravilloso que sería poder explorarlos pero me faltaba el valor para intentarlo. Así, una y otra vez. La desconfianza ante lo desconocido se apoderaba de mí y mis pies continuaban quietos, pegados, en tierra firme, aunque mi vista seguía disfrutando del horizonte y mi pensamiento imaginaba todo lo que había por descubrir, ahí fuera.
Entonces pensé en Juan Salvador Gaviota, cuando habla de que nuestros ojos solo nos muestran limitaciones y que había que mirar con los ojos del entendimiento, descubrir lo que ya sé y sólo así encontraría la manera de volar. Y así fue...De repente, una gran revelación se presentaba ante mí y fue como si una gran y difícil incógnita se despejara de pronto.
El proceso ha sido largo, tortuoso y difícil pero hoy puedo decir que por fin he levantado el vuelo y todo lo que estoy encontrando es un universo infinito de posibilidades. Un mundo amplio y diverso, lleno de aire nuevo y limpio, que me estaba esperando, sin yo saberlo. Hoy, me siento mucho más ligera, inmersa en este nuevo elemento que me impulsa hacia adelante.
Desde aquí arriba, todo se ve mucho más claro, con una gran perspectiva. Lo que me parecía grande, ahora es pequeño y lo que se me hacía impensable, ahora es posible. Los obstáculos se han convertido en posibilidades.
Desde aquí arriba ¡no hay límites!