¿Y qué sabe el papa de suegras?

“¿Y qué sabe el papa de suegras?”, escuché decir a Isaías Lafuente, en su columna denominada La polémica del día, en el programa radial La Ventana, de la Cadena SER (España). Se trata de un sector que genera debate sobre distintos temas a partir de hechos coyunturales que merecen el análisis del periodista.

El episodio del pasado 27 de abril de 2022 provocó un interesante intercambio de posiciones con mi esposa, una mujer con el pensamiento crítico siempre en ebullición. Y es que el también escritor relató que “el papa ha pedido que se trate mejor a las suegras”, y que, según el Santo Pontífice, “no son el diablo, pero siempre se dice que son malas”.

Según LaFuente, el mandamás del Vaticano “pretendía instruir sobre la necesidad de evitar y superar prejuicios y lugares comunes”. A partir de ese pedido, el comunicador se preguntó: “¿y qué sabe un papa célibe de suegras? Quizás nos podría ilustrar sobre cuñados, primos y sobrinos, pero sobres suegras... Sucede lo mismo cuando, desde los púlpitos, los sacerdotes adoctrinan sobre la educación de los hijos o las complejidades del matrimonio. Seguramente sería más práctico que curas y monjas pudieran, si quieren, casarse. Y así tener hijos y suegras y no hablar de oídas, sino con conocimiento de causa”.

“Muy bien, concuerdo con ‘el gran Isasías’, con todo respeto para Francisco I”, dije exultante. Y, rápidamente argumenté para mi sagaz tertuliana, que “la coherencia es un valor que genera confianza y credibilidad”, y que para hablar de ciertos temas “hay que hacerlo desde la experiencia”, porque se lo hace con autoridad. Después le di rienda suelta a mi razonamiento mencionando varios casos sobre la relación entre el discurso y los hechos, especialmente de marcas corporativas y de marcas personales. Después de escuchar un buen rato, la licenciada en Ingeniería Comercial suelta la siguiente frase: “entonces, según tu lógica, solo los futbolistas pueden hablar de fútbol”. Lo que vino después puede completar una tesis comparativa.