¿Y si…?
¿Y si hubiera estudiado otra carrera? ¿Y si hubiera/no hubiera aceptado este empleo?
¿Y si…?
Cuando finaliza una etapa de tu vida es el momento de hacer análisis, de valorar la experiencia y de sacar conclusiones. Da igual que hablemos de un curso académico, de una carrera universitaria, de unas vacaciones o de una etapa profesional. Consciente o inconscientemente hacemos balance y quedamos más o menos satisfechos del resultado, tratando de recordar aquellas cosas que podríamos haber hecho de otra forma para mejorar lo conseguido.
Vivimos en una sociedad en la que el éxito no es bien acogido. Cuando alguien tiene éxito se lo achacamos a circunstancias ajenas a su esfuerzo, a su talento o a su constancia. Sin embargo, cuando no alcanza tal éxito, todo parece apuntar a que estaba predestinado a fracasar. No faltan voceros que pregonan a los cuatro vientos el fracaso jactándose del supuesto fracasado.
¿Y si…? Dedicamos más tiempo a sufrir por lo que hubiera pasado que a disfrutar lo que hemos conseguido.
No se trata de triunfar. No es ganarle a nadie en una competición de éxitos. Se trata de recorrer un camino y de conseguir un nivel máximo de satisfacción por lo que has conseguido…y de aprender de errores y aciertos.
Fracasa el que se queda esperando a que le llegue su éxito. Fracasa el que se queja de todo y culpa a los demás de su situación, sin hacer nada por mejorarla. Pero sobre todo fracasa el que espera pacientemente el fracaso de los demás para regocijarse…
El miedo al fracaso nos hace sedentarios. No nos movemos de donde estamos, por muy mal que podamos estar, por miedo a estar peor. Plantearse un cambio es muy difícil. Siempre nos preguntamos “¿Y si fracaso?”.
Empecemos a preguntarnos “¿Y si acierto?”…