¿Y tú? ¿Quién eres?

No sé si os pasa lo mismo a vosotros, pero me cuesta definirme.

Me cuesta ponerme una etiqueta.

Aunque hace años que me dedico al marketing y las ventas, no me siento cómodo definiéndome como "consultor" o algo así.

Llámenme raro... les dejo.

Tengo tantos proyectos en mente, otros tantos ya ejecutándose, más allá de la consultoría que me cuesta encasillarme. Hay demasiadas oportunidades ahí fuera como para dejarlas escapar.

Pero eso sí, tienes que estar en la mente de tu cliente objetivo de algún modo. Algo concreto, "tangible". Si no, eres uno más.

Y ni tú ni yo queremos ser uno más, ¿verdad?

Por eso, cada cierto tiempo, tengo una crisis de identidad. De esas que necesitas descargar con alguien de confianza junto a una cerveza para que te escuche y te ayude a poner foco, si es que es posible.

Me gusta el marketing, las ventas, la formación, la educación y ayudar a otras personas a crecer, tanto personalmente como profesionalmente. Estoy convencido que ayudar a los demás es el mejor modo de ayudarse a uno mismo. Pero no por egoísmo, sino por necesidad. Para poder evolucionar.

La vida es un proceso, es un constante cambio.

¿Por qué encasillarnos?

No pasa nada por cambiar nuestros planteamientos, nuestro posicionamiento. Lo más inteligente en la vida es ser flexible.

Y si yo puedo, tú también puedes.

El trabajo es un medio para crecer como personas, no solamente para ganar dinero. Tu trabajo te tiene que permitir experimentar y desarrollarte. Si no es así, cambia, "pivota", como dicen los modernos.