Consejos de mi tía María
Cuando terminás el secundario tenés la sensación de estar viviendo “el primer día del resto de tu vida”. En mi caso era consciente de que viviendo en una familia de clase media (con origen, en rigor, de clase media-baja) tenía, ante todo, que conseguir un laburo.
Es habitual que uno tienda a idealizar ciertos momentos de su vida: este no es el caso. Yo debía trabajar, no importaba en qué ni cómo. Mi papá había llegado de Tucumán junto con su hermana con una mano atrás y otra adelante, y yo tenía con mi tía y mis primos una relación muy cercana y especial.
Fue ella, mi tía María, que por entonces ya tenía una pequeña inmobiliaria en el barrio porteño de Congreso, quien con mucho cariño y complicidad me ofreció mi primer trabajo. La idea era que fuera a priori sólo por el verano. Pero por las dudas, con una sonrisa pícara me dijo: “Nunca se sabe: a lo mejor te termina gustando el negocio y todo”.
Arranqué como corresponde, con las cosas más básicas: cadetería, trámites administrativos...
Todavía me emociona recordar esos comienzos. Yo vivía en la zona oeste, en Rafael Castillo (partido de La Matanza), y encaraba un largo viaje cada día a pleno centro de Buenos Aires. Arranqué, como corresponde, con las cosas más básicas: cadetería, trámites administrativos y casi todo lo que hacía falta que no tuviera un dueño claro.
Muy de a poquito, mi tía se las ingeniaba para ir tirándome funciones cada vez de mayor responsabilidad. No sin antes deslizar, como quien no quiere la cosa, una serie de recomendaciones que de tan veladas parecían apenas sugerencias. Así llegó el momento de mostrar el primer departamento, empezar a entender el arte de hacer contactos y que se conviertan en relaciones sólidas, hasta concretar la primera operación.
Trato de ser honesto conmigo mismo y entender si, aun aumentando de velocidad, tenía puesto el piloto automático. E hilando fino puedo confirmar que no. Porque las cosas que suceden son a fin de cuentas las que elegimos.
Las cosas que suceden son a fin de cuentas las que elegimos
En ese camino hubo curvas y desvíos en los que tuve que decidir si estudiaba para martillero, o si me subía a la moto (literalmente) y emprendía hacia un nuevo rumbo. Cada cosa requirió hacer una elección, siempre meditada y contrastada muchas veces con charlas –y consejos- de mi tía María, que terminó confirmando el objetivo. Ese que me llevó, casi una década después de haber aceptado ese trabajito de verano, a terminar gerenciando el día a día la inmobiliaria. Después empecé mi propio camino… Pero esa es otra historia.
Tenerse fe. Saber escuchar tanto tu cabeza como tu corazón. Y confiar en la gente que queremos y que quiere lo mejor para nosotros. Uno nunca sabe de dónde puede venir la conexión que nos abrirá la puerta a nuestro verdadero destino.
Agente Inmobiliario Remax Liberty
4ySe hace camino al andar ! Linda historia Brok !!!
Agente inmobiliario en RE/MAX Liberty
4yQue lindo mensaje!!
Cross Sourcing en Kimberly-Clark
4yDoy fe de cada palabra. Todo el empeño y amor a lo largo de todo estos años dieron su fruto❣️ Siempre feliz por cada logro!
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4yHermosa historia y relación! son los fundamentos de gran parte de lo que proyectas en el equipo y como líder. Agradecimientos por las enseñanzas y acompañamiento a la Tía María 💓.
Assistant & Social Media
4yHermosa historia. Gracias por compartirla.