Habilidades personales: reconozco mis pasiones e intereses
En tiempos en que la productividad es necesaria e incluso excedida, podemos olvidar desarrollar habilidades personales. Estamos en un momento en el que nos hemos vuelto “súper humanos” pero sin súper poderes. Trabajamos para mantener a flote el barco de nuestra familia, una prueba de 24 horas, mientras cubrimos nuestras necesidades y pagamos nuestras deudas.
Además, somos adultos responsables, cuidamos a nuestros hijos, mantenemos la casa en orden, cocinamos, organizamos, nos mantenemos informados, etc. La lista sigue y el tiempo no alcanza. Terminamos el día agotados, irascibles, cansados, soñando con vacaciones -lejanas- y nuestros hijos tienen pila extra.
Desarrollando habilidades personales
Decidimos hacer una pausa, revisar nuestra agenda y reconocer que en toda esta lista de actividades nos hace falta cuidar de nosotros mismos y desarrollar habilidades personales específicas. El siguiente paso es ser honestos con nosotros mismos y planificar cómo incorporar el bienestar, la desconexión y el tiempo de relajación en nuestras rutinas diarias. Una estrategia sencilla es pensar cuáles actividades extrañamos y dejamos siempre al final de nuestra lista. ¿Hacer ejercicio, cocinar recetas nuevas o de la familia, leer, dibujar, bailar, construir, jugar juegos de mesa o de computador o incluso armar figuras con bloques de construcción?
La siguiente pregunta es pensar con quién solíamos compartir esta actividad y con quién podemos disfrutarla ahora. Conectamos emociones positivas con nuestras actividades favoritas y emociones negativas con aquellas que hemos dejado a un lado. Después de seguir los pasos anteriores, estamos listos para encontrar un espacio para estar solos o estar con las personas que amamos. En este compartiremos la actividad que hayamos elegido y que nos ayudará a mejorar nuestras relaciones y cómo nos sentimos con nosotros mismos. Podemos elegir reconciliarnos con aquellas actividades o habilidades en las que “creemos” que no somos buenos o probar una nueva, como aprender un idioma. El gozo detrás de las acciones se convierte en un motivador para querer hacer las cosas que deseamos, pero siempre posponemos.
¿Y si no quiero hacer nada?
Algunos de nosotros crecimos bajo la creencia de que no debemos perder el tiempo y no hacer nada era un lujo. Sin embargo, aburrirse es fundamental para desarrollar la imaginación y la creatividad en los niños. Si tenemos la experiencia de aburrirnos, nos damos un espacio para recordar que hacíamos en nuestra infancia y podemos compartirlo con nuestros hijos. Juntos desarrollaremos habilidades que quizás habíamos olvidado.
El tiempo que invertimos en aburrirnos nos permite ser conscientes del presente, reconocer lo que tenemos y estar agradecidos por ello. Al mismo tiempo, podemos desafiarnos para crear y probar cosas nuevas. No hacer nada se convierte en una oportunidad de explorar, sin afán, y hacer lo que nos gusta.
Vacaciones
Las vacaciones pueden ser una oportunidad para aprender a estructurar el tiempo en familia. Juntos podemos identificar horas a lo largo de la semana para pasar tiempo juntos, mientras mantenemos nuestro espacio personal. Ahora es nuestro turno de ser el modelo a seguir para nuestros hijos. Nuestro comportamiento se convierte en ejemplo 24/7. La clave es compartir no sólo nuestra productividad, sino también la creatividad y nuestras historias personales a través de diferentes actividades. Esta es una apuesta e invitación a utilizar el aburrimiento para descubrir y desarrollar habilidades personales y reconocer nuestras pasiones e intereses.