Agencias de marketing digital: ráscate la cabeza antes que el bolsillo

Siempre que algún amigo está barajando las opciones de compra de cualquier dispositivo electrónico (smartphone, tablet, PC, etc.), me hace la misma pregunta: ¿Cuál es el mejor? Y yo, por seguir la misma dinámica, contesto siempre con la misma respuesta: Depende, ¿cuáles son tus necesidades?

Toda mi vida he pensado que, en cualquier ámbito, lo que rentabiliza una inversión es su capacidad de adecuación. Es decir, en qué medida se adapta a tus necesidades y con qué efectividad soluciona tus problemas. Y cuando una empresa busca soluciones para digitalizar su negocio o hacer crecer su eCommerce y acude a una agencia de marketing digital, la filosofía a seguir es exactamente la misma: piensa en tus necesidades, y luego vemos cómo las cubrimos.

Antes de seguir, aclaro que escribo este post en base a mi experiencia como cliente (que lo he sido) y como profesional (que pretendo ser). Por tanto, no es una crítica a ninguna agencia, ni pretendo ir contra nadie en concreto. Sólo tratar un tema que pienso que es de interés, sobre todo para personas que se encuentren en esta tesitura.

¿Cuál es el principal problema?

 Afortunadamente, he podido estar presente en varias conversaciones de personas que pretenden mejorar la presencia de su empresa en Internet y aumentar sus ventas, y el quebradero de cabeza es un denominador común: obtienen presupuestos cerrados, muy genéricos y con bloques que contienen servicios normalizados, algunos convenientes, otros muy lejos de donde el cliente pretende llegar.

Porque, realmente: ¿Es igual de efectivo gastarse una pasta gansa en una estrategia SEO siendo un hotel que siendo un eCommerce que vende golosinas? ¿Tiene sentido destinar la mayor parte del presupuesto en una campaña SEM en una empresa cuya página web está diseñada de forma rudimentaria y sus landing page, además de no ser nada navegables, están diseñadas con imágenes tratadas por Paint? ¿Sirve de algo tener mucha actividad en las redes sociales si, con lo que se publica, no se transmite la esencia que se quiere transmitir?

Son casos reales que, entre muchos otros, se de buena tinta que han traído de cabeza a aquellos quienes lo han sufrido. ¿Y de quién es la culpa? Por lo general, son errores cometidos por ambas partes.

Para evitar todo esto, existen, en mi opinión, dos aspectos fundamentales.

1. Siéntate a escribir

Existen dos tipos de clientes: los que saben “qué” quieren hacer pero el “cómo” se les escapa, y los que directamente no saben ni lo que quieren.

Si eres una empresa, necesitas tener planes para obtener las respuestas a estas preguntas. De negocio, de identidad corporativa, de contenidos, etc. Pero ten planes. Y no digas que en tu cabeza sabes lo que quieres, porque hasta que no lo escribas no lo sabrás realmente. Es como cuando un amigo nos dice algo que llevamos pensando mucho tiempo, pero no somos capaces de admitir en nuestro “yo interior”. No suena igual en boca de otro que en tu propia cabeza, ¿a que no? Es como si las palabras que vienen de fuera tuvieran más fuerza que las que tú mismo te repites.

Pues el papel es ese amigo que te dirá, desde otra perspectiva, aquellos problemas y necesidades que has detectado para tu negocio. Nunca infravalores el poder de la hoja en blanco. Esfuérzate en ordenar tus pensamientos y utiliza toda tu capacidad analítica para redactar tu plan. Igual descubres cosas que no habías llegado a pensar nunca...

2. El brief es la clave

A la hora de elegir la agencia con la que trabajar, es muy importante atender a las sensaciones que ésta te transmite. No sólo es su portfolio o el precio de sus servicios, sino una cuestión de feeling. Es como el amor de tu vida, o como cuando haces un puzle de 1000 piezas y una de ellas encaja casi a la perfección con otra, pero luego te das cuenta de que iba en otro lugar: simplemente, lo sabes (¡qué bonito!).

En este sentido, el brief o primera reunión informativa, es fundamental. Es aquí donde cliente y agencia ponen todo en común. El lugar donde se exponen los problemas y las soluciones. Y, sobre todo, una oportunidad de oro para fijarte en aquellos detalles que son tan importantes y que, a veces, se escapan: la actitud de escucha hacia nuestros problemas, la proactividad, la implicación a la hora de captar la esencia de la marca…

Además, también tendrás que asegurarte de que esa agencia es la adecuada para ti. Igual estás buscando alguien especializado en campañas de Google Adwords en shopping pero la empresa con la que has empezado a hablar no posee los conocimientos necesarios para llevarlas a cabo.

Nota para agencias: Un nutricionista es un nutricionista (parezco Rajoy :P), pero puede no estar especializado en la alimentación de embarazadas. Por tanto, lo más conveniente para ambos es ser sincero con su clienta y, una de dos, rechazar el trabajo admitiendo su incapacidad, o derivar a otro profesional que sí está especializado en ello. En muchas ocasiones, es lo mejor que puedes hacer tanto por ti (y tu salud mental) como por tu negocio.

Y vosotros, ¿con qué problemas os habéis encontrado? ¿Alguna vez os han mareado la perdiz sin tener muy claro qué es lo que se quería hacer? ¿Has tenido alguna mala experiencia con alguna agencia?

Que tengáis una buena semana :)