Al final, todos preferimos uvas…¿O no?

Al final, todos preferimos uvas…¿O no?

¿Habéis oído hablar de Frans de Waal? Para los que no le conocéis, os cuento que se trata de un reconocido investigador holandés especializado en psicología, primatología y etología. Durante muchos años observó y estudió el comportamiento de los simios y los seres humanos. Sus experimentos le han llevado a la conclusión de que existían semejanzas y coincidencias en la forma de actuar de ambas especies.

Su exitoso experimento (tenéis que perdonarme porque solamente he encontrado el video en inglés) con capuchinos pone a prueba sus conclusiones. Si trasladamos la idea al comportamiento humano, nos daremos cuenta de que la resolución es perfectamente atribuible a los seres humanos. Y si vamos un poco más allá, incluso podemos trasladarlo a los trabajadores que forman parte de una organización.

Como veis, Frans trata de demostrar su planteamiento de manera práctica y representativa. Para ello, presenta dos monos en dos jaulas contiguas. De manera totalmente simultánea y por turnos, se les incentiva con un premio alimenticio cuando realizan con éxito una tarea muy sencilla (devolver la piedra). El mono de la izquierda recibe como recompensa una rodaja de pepino, que en principio, es algo que les gusta (pero no les encanta). Al de la derecha, por hacer la misma tarea, se le premia con una jugosa uva, que es una compensación mucho más atractiva para ellos.

A lo largo de la fase inicial del experimento, seréis conscientes de que el mono de la izquierda acepta de buen grado la rodaja de pepino, sin saber lo que va a ocurrir a continuación. La situación se complica cuando detecta que su compañero recibe una uva como premio. ¿Os arriesgáis a deducir qué pasa cuando se vuelve a repetir el experimento y el mono de la izquierda recibe nuevamente una rodaja de pepino tras realizar correctamente la tarea que se les pide? No os perdáis su reacción porque, además de sorprendente, seguro que os hará pasar un buen rato.

 Y esto me lleva a plantear las siguientes preguntas: ¿Hasta qué punto el comportamiento de las personas en una organización se ve influenciado por el resto de empleados? ¿Somos conscientes del valor que aportamos como profesionales a la empresa? ¿Es este valor proporcional al salario que recibimos? Y por último, ¿en qué medida las políticas de retribución e incentivos están adaptados a cada trabajador de manera individualizada?

Una de las preguntas que nunca me dejo en el tintero cuando entrevisto a profesionales es ésa que dice: “¿Te sientes valorado en tu empresa?”; que suele ir inevitablemente de la mano de: “¿Te consideras bien pagado?”. Estoy segura de que mis compañeros de profesión estarán de acuerdo conmigo en la cantidad de información que se puede deducir de sus respuestas. Además, también puedo decirte que el conformismo laboral es, desgraciadamente, el factor común en muchos de los casos. No obstante, he de decir que no siempre es fácil buscar ese “cambio” y la inercia y la rutina del día a día te llevan a seguir como estás y a aceptar lo que recibes como lo bueno y, equivocadamente, como lo mejor.

Pero, ¿a qué se debe ese conformismo laboral? ¿Sólo reaccionamos y aumentamos nuestro compromiso y dedicación por la empresa cuando vemos que el de al lado ha tenido un aumento de sueldo?

Los tiempos han ido cambiando y, afortunadamente, las políticas salariales cada vez tienen más en cuenta el rendimiento, la actitud, e incluso me atrevería a decir que hasta la implicación de los empleados en una organización de forma totalmente personalizada. A pesar de que hoy en día hay determinadas situaciones en las que es complicado saber dónde está ese límite y definir el baremo real y adecuado que se aplica en cada caso. Para evitar la crispación y el mal ambiente de trabajo, es recomendable que las políticas retributivas estén perfectamente definidas previamente y que el trabajador conozca su alcance.

No obstante, y como es lógico, el empleado también tiene derecho a reivindicar y a luchar por lo que considera que merece como profesional. Debemos conocer nuestros límites, poner en valor nuestro potencial y exteriorizar cualquier mejora, avance y/o propuesta que pueda repercutir satisfactoriamente, tanto en la compañía como en uno mismo.

Y ahora bien, ¿crees que la información salarial debería de ser algo público y sabido por todos los miembros de una empresa? ¿Hasta qué punto el conocimiento de esta información puede incidir de manera negativa en el ambiente de trabajo? ¿Consideras que de esta forma la motivación, dedicación y compromiso de los empleados crecería?

Éste artículo ha sido publicado originalmente en La Nueva Ruta del Empleo. Te invito a que leas éste y otros artículos en este enlace.

Esther Vázquez Carracedo

Transformación Organizacional en Empresas Alimentarias, Dirección Producción y Calidad Alimentaria. Interim Manager.Consultor Estratégico. Mentor. Formador. Auditor de calidad alimentaria

8 años

En mi comentario anterior pretendía abrir un debate ya que mi postura, aunque pareciese cerrada, no es así ya que desconozco las distintas maneras de poder dar solución a la pregunta que quedaba sin contestar en el artículo. En mi opinión, no siempre es cierto que “ las comparaciones nunca son buenas”. Si te comparas con una situación peor a la tuya y ello te auto convence de que estás bien como estás; o bien si te comparas con una situación mejor que la tuya y ello desata en ti una envidia enfermiza, está claro que las comparaciones no son buenas.Sin embargo, si me comparo con una situación peor que la mía y ello me hace darme cuenta de lo afortunada que soy para seguir adelante; o bien si me comparo con una situación mejor que la mía y ello me anima a superarme y a seguir esforzándome, entonces bienvenidas las comparaciones. El tema de los salarios es un tema casi tabu en España. No tenemos la cultura norteameriana ( por lo que tengo entendido) en donde conocer y hablar del salario que se gana es algo muy normal. Con esto quiero decir que creo que esta política de mostrar los salarios en público puede que funcione mejor o peor según la cultura de la sociedad de la que estemos hablando. Un saludo

Esther Romeral

Helping companies to make the cloud journey through SAP technologies. en EPI-USE Iberia

8 años

Un artículo de esos que te dicen las cosas claras, con un toque de humor que siempre es bienvenido en estos tiempos que corren. Gracias Carla García-Mori Cortes, un placer tenerte entre mis contactos.

Ines Gonzalez Cueto

Certificado Project Management Professional por PMI para PMO predictivo, ágil e híbrido. Formación, capacitación, selección recursos humanos

8 años

Estoy de acuerdo con Ester Vazquez. Las condiciones y retribuciones de otros miembros de la plantilla no deben de conocerse. Entiendo que si una persona llega a un acuerdo satisfactorio con la empresa, el resto de los acuerdos a que hayan podido llegar sus compañeros, no es algo que deba de afectarles. Y mucho menos con conocimientos parciales

Esther Vázquez Carracedo

Transformación Organizacional en Empresas Alimentarias, Dirección Producción y Calidad Alimentaria. Interim Manager.Consultor Estratégico. Mentor. Formador. Auditor de calidad alimentaria

8 años

Al final se plantea una pregunta muy interesante que queda sin contestar o comentar. Alguien puede aportar algo al respecto? En mi humilde opinión, creo que colgar información simple de los salarios de los compañeros de trabajo sin ninguna otra explicación ( bajo la premisa de que no se conocen los convenios ni las políticas de remuneración de la empresa) traería más problemas que beneficios.Pero a lo mejor me equivoco. Un saludo

Esther Romeral

Helping companies to make the cloud journey through SAP technologies. en EPI-USE Iberia

8 años

No des pepinos a tus empleados, porque quizás se te marchen a por uvas ;)

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