Aprende de tu errores (¡... o de los míos!)
Lecciones de liderazgo y empresa aprendidas a golpes.
A veces parece que necesitamos golpearnos con la pared para darnos cuenta de que estaba allí, y eso que ya nos habían dicho… ¡cuidado, hay una pared!
No me gustaría que te pasara lo mismo que a mí, por eso te escribo esta compilación de lecciones de liderazgo que he aprendido en mi andar como profesional en el mundo de la banca, los proyectos y como empresario; porque espero que mi historia te ayude a no tener que repetirla.
Obviamente estás en todo tu derecho de no hacerme caso, o incluso de pensar que estoy equivocado, simplemente creo que parte de lo que me toca hacer es compartirte mi experiencia.
Así que sin más rodeos, te dejo algunas reflexiones
En lo que respecta a tu Equipo de trabajo, conoce a tu equipo y elígelo basado en la confianza.
Cuando llegas a una empresa y tienes un equipo ya armado, en el que tú eres el jefe… pareciera que no tienes que seleccionar a tu personal; pero la verdad es que sí, todo el tiempo, todo el tiempo estás seleccionando a ti equipo.
Y lo haces consciente, o inconscientemente. Es cierto, con algunos tendrás más afinidad que con otros, algunos te parecerán más inteligentes, más trabajadores, o de más confianza. El chiste es que los miembros de tu equipo necesitan sentir que valoras que están en el equipo.
Ojo, no es adularlos y nunca regañarlos… al contrario, es retarlos, hacerlos sacar lo mejor de ellos y ya que obtuviste resultados que ellos mismos no sabían que podían lograr, entonces sí, reconocerlos.
Y si te toca armar un equipo desde cero… ¡uf! esa es complicada si no conoces a las personas… lo natural es primero armar un equipo con gente en la que confías. No importa si son expertos en el tema o no, la verdad eso se aprende, pero la tranquilidad que te da el sabes que si “Alejandro” te dice que va a hacer tal cosa, de verdad la va a hacer… esa sí que no hay como pagarla.
Me tocó también formar equipos con gente que desconocía. Seleccionados tras haberlos entrevistado sin conocerlos. Con algunos logré hacer buenos equipos de trabajo, y con otros no tanto, lo que sí es un hecho es que fue hasta que logramos establecer ese vínculo de confianza mutua, cuando las cosas caminaron realmente bien.
Comunica, comunica y comunica.
Muchas veces me quejé de las infinitas repeticiones que escuché de algunos mensajes por parte de líderes efectivos de la organización, pero también me sucedió que cuando yo quería que algo se hiciera, se lo comentaba a la persona responsable, y esperaba que él lo comentara con los colegas que tenían que ayudarlo. Nunca pasó.
Un error que cometí más de una vez, y que vi en algunos clientes míos ha sido el creer que por comentarle lo que esperas a tu grupo directo de trabajo, el impulso es el suficiente para mover a toda la organización. Qué equivocado estaba.
Cada persona tiene sus propias motivaciones, sus propios miedos, y en algunos casos también sus propias maneras de disentir. En la cultura latinoamericana no nos gusta decir que no, preferimos no actuar, o dejar pasar “a ver si al jefe se le se olvida”, y entonces el muerto, se muere de nada, de esperar. Si algo es lo suficientemente relevante para ti, si es algo que quieres que se haga, busca que el mensaje llegue por los medios que necesites, a todas las personas que necesites que llegue. Aunque se te queden viendo con cara de “ese cuento ya me lo sé”. No a todos les cae el veinte al mismo tiempo.
También me equivoqué al creer que un cliente había entendido cómo necesitaba que me pasara cierta información, o bien peor aún, creí que porque yo había entendido cómo mi cliente necesitaba que le entregara el producto o servicio que me solicitó, todo mi equipo, que estaba en la misma junta que yo, había entendido lo mismo. ¿Mi aprendizaje? Comunicar no es sólo enviar el mensaje, es asegurarse que fue entendido por quien debía recibirlo, y si el mensaje incluía una acción, además tuve que asegurarme que la acción fuera realizada.
No supongas ni asumas que algo va a suceder, mejor asegúrate que suceda. Un consejo muy práctico es hacer un wrap-up al final, y asegurarte preguntándole al azar a cualquiera… ¿a ver, Ana María, que es lo que tenemos que hacer? ¿Cuáles son las tres acciones que vamos a realizar esta semana, Luis?... los vas a sacudir un poco, pero también vas a lograr que estén atentos.
Si empezaste a hacer algo basado en tu instinto, y de pronto te asalta la vocecita interior: ”Ay, no mejor deberíamos de…” ¡Hazla callar inmediatamente!
Este también ha sido uno de mis errores comunes y espero que no te pase muy seguido. Que cuando empiezo a hacer algo, de pronto me asalta esa vocecita que me lleva a pensármela una segunda o una tercera vez… para tomar en cuenta todas las aristas, para evaluar nuevamente los riesgos…
Y en mi experiencia, cuando estuviste evaluando, pensando y sopesando las distintas opciones, fue antes. Tienes que dejarte a ti mismo actuar una vez que ya tomaste esa decisión, no dejes espacio a la duda!
Me pasó en más de una ocasión que esta conducta dubitativa, no sólo descontrolaba a mis colaboradores, sino que tampoco mis clientes tenían claro lo que podían esperar de mí.
Muchas veces, las personas preferimos seguir a alguien con ideas firmes, aunque no estemos totalmente de acuerdo en todo lo que dice… es más, esta “necedad” puede hacer dudar a más de uno, pues lo que pasa en su mente es “ si lo dice –y sobre todo si actúa- con tanta decisión, es porque algo sabe que yo no… ya así se forman los liderazgos, con personas decididas que van hacia donde creen que es correcto, ve firmemente hacia donde crees…. Seguramente lo has leído, porque yo también, que aunque todos digan que estás loco debes seguir adelante. Siempre es más fácil decirlo que hacerlo. Y aunque esté difícil, en el hacer es donde se puede realmente demostrar el liderazgo.
Se tú, antes que nada se tú mismo
La verdad, es que también me pasó que al tratar de acomodarme a las circunstancias, intenté alguna ocasión comportarme de una manera distinta a lo que yo soy, pienso y siento. Para estar alineado con quien era la figura de autoridad en ese momento.
No lo vuelvo a hacer.
Las mentiras salen a flote, la gente a mi alrededor lo notó, lo sabía, aunque no lo digas, es imposible que no se note que estás intentando usar un traje que no te queda. Uno es como es, y vale mucho más en un acto de autenticidad, de honestidad contigo decir “yo no voy” a ir todo el viaje incómodo porque desde el principio sabías que no tenías ganas de acompañar en ese viaje. Ajá Miguel, todo esto suena muy bien… pero y ¿en el día con día, a qué te refieres?
El caso específico puede ser una junta, en la que se te pide dar una conclusión de la cual no estás convencido.
O tratar a los colaboradores de una manera en la que tú no crees que sea la adecuada… Personalmente creo que “se atraen más abejas con miel que con vinagre”.
En conclusión...
Todas estas cosas tienen que ver con tu autenticidad, con mostrarte como realmente eres, con hacer el esfuerzo personal de contribuir siempre al trabajo y éxito de los otros y de los clientes. Hazte caso y créetela.