Autonomía y aprendizaje continuo, un trabajo de equipo.
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Autonomía y aprendizaje continuo, un trabajo de equipo.

Esta es una historia umaana.

Hay cosas que no vienen descritas en los manuales de equipos, hay cosas que no están explicadas en ningún lugar, pero aparecen en el día a día. No sabemos cómo responder a ello pero nos toca hacernos cargo, eso significa, lograr objetivos, entendernos, cuestionarnos, superar nuestras fricciones y comprender que cada día tenemos una oportunidad para hacerlo mejor. El trabajo también puede volverse amistad, camaradería, apoyo, como sucede en una familia. 

En este escrito voy a comentar algunas ideas de cómo en umaan estamos aprendiendo continuamente, probando cosas nuevas y tomando decisiones en equipo de forma autónoma y coordinada a la vez.

¿Recuerdas cuándo fue la última vez que te sentiste feliz en tu trabajo? … Hace unos días pensábamos en una estructura para una retrospectiva y esta frase me hizo recordar que el trabajo debería ser un lugar donde la pasamos bien, aprendemos, estamos en conflicto, nos ayudamos y superamos. Hemos estado intentando muchas cosas para “funcionar” como equipo y creo que estamos encontrando un camino que nos sirve como ancla para tomar mejores decisiones, aquí empieza la historia:

1er Acto: Generar acuerdos.

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Se abrió el telón y éramos 4 actores, un equipo de trabajo enfocado en ofrecer mejoras continuas en otros equipos, procesos y personas. Un encargo actual demandado por muchas empresas, ¿cómo hago para que mi equipo trabaje mejor, con mejores resultados y nuevas formas de trabajo?, nos juntaron para generar un impacto extraordinario. No fue fácil.

Al inicio intentamos hacerlo de la forma en que creíamos nos iba a funcionar, confiábamos en nosotros y ejecutamos la forma de trabajo que a cada uno le había funcionado antes. Sincronizaciones diarias, inspeccionar el trabajo realizado y entregado y retroalimentarnos como equipo, eso hubiera sido suficiente si fuéramos robots. No lo fue. La discordancia y el ego son los primeros en tomar el mando cuando estamos en un equipo nuevo y queremos hacerlo todo bien. Pusimos muchas ganas y esfuerzo y las cosas iban bien, pero eso no es suficiente cuando quieres generar un impacto extraordinario, hay que ser más finos. Los conflictos surgieron porque nos estábamos conociendo, empezábamos a coordinar y a visibilizar nuestras limitantes y creencias, esto sucede cuando trabajas con personas. No considero que sea algo malo, todo lo contrario, fue muy beneficioso, nos parecíamos al modelo de Tuckman, empezamos formándonos y pasamos al storming haciendo luz de nuestros modelos mentales. Puede que para generar un cambio debas reconocer que necesitas nuevas formas de entender el entorno cambiante, empatía con las personas, humildad, escuchar, indagar y expresar.

Fue un tiempo de muchos cambios (2 meses aprox.), aunque queríamos hacer las cosas más que bien aún nos faltaba algo. La primera acción que en mi opinión nos guio a ser un mejor equipo fue establecer acuerdos compartidos, creados por nosotros y demandarlos, sobre todo eso último, demandarlos, hacer valer nuestra palabra y nuestro compromiso en nuestro accionar. Es valioso e importante decir algo y hacerlo, nuestros hechos hablan más que nuestras palabras. Mejoró, mejoramos todos. Estos acuerdos iban desde ser más efectivos en la comunicación hasta tener un repositorio único y ordenado de la data que generamos y entregamos.

2do Acto: Establecer los objetivos.

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Los acuerdos nos dieron una guía que respetar y pensar al momento de tomar una decisión o hacer algo. La demanda crecía y los cambios no se hacían esperar, el equipo también cambió, pasamos de 4 a 6, un miembro del equipo tomó una pausa y se incorporaron 3 nuevas personas secuencialmente, todo un reto para volver a establecer las bases del equipo. Esta vez ya teníamos lecciones aprendidas, no dejo de rescatar la importancia de aprender del proceso mediante acciones y compromisos. Aprender es ver lo que funcionó, lo que no funcionó y tomar esa experiencia para mejorar continuamente.

Tomamos los OKR’s para establecer el objetivo del equipo con nuestro cliente y nuestros OKR’s personales que nos ayudarían a medir nuestros resultados y saber que estábamos haciendo lo correcto de la mejor manera posible, validar nuestro progreso significaba saber cuál era la meta y conocer cuáles podrían ser los resultados que nos ayudarían a cumplirlo, aquí los OKR fueron la clave para visibilizarlos.

Teníamos acuerdos, OKR’s y mayor conocimiento de nosotros y nuestras interacciones, el camino era más claro, las acciones acompañadas de nuestras decisiones y la necesidad de nuestro cliente era la gasolina que movía a nuestro equipo.

3er Acto: Medir, aprender y adaptar.

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Conforme interactuamos más, compartimos nuestras experiencias mediante sincronizaciones diarias, planeamientos cada dos semanas, medición de nuestros objetivos y resultados clave y retrospectivas (aquí sacamos muchas cosas positivas, refinamos nuestros acuerdos y nos dimos pausas para escucharnos). Esta forma que adoptamos costó, no es tan sencillo como leer un libro o una guía y creer que ya tienes la respuesta, es más complicado y hasta ahora nos sigue costando, no somos un equipo perfecto, hemos entendido que medir, aprender y hacer ajustes continuos adapta nuestras habilidades y capacidades hacia un equipo más autónomo y colaborativo. Por días parecemos un enjambre de abejas que se enfoca en la necesidad del cliente y saca todas sus capacidades para atender lo urgente sin olvidar lo importante, trabajar como equipo con un objetivo y producir miel de calidad. Una de las cosas más importantes que me deja esto es que las personas pueden pasar por etapas diversas hasta entender su propósito y enfocarse en lo más importante; aprender de nosotros fue importante, tener conflictos y equivocarnos nos abrió una puerta infinita de nuevas posibilidades, nos la creímos, enfocamos nuestros esfuerzos y orientamos nuestra fuerza hacia lo que genere más valor para nuestro cliente y también para nosotros.

Cerrando el telón nuestro equipo sigue buscando mejores formas de responder a nuestro trabajo, nos capacitamos continuamente y compartimos nuestras dudas y retos con más personas de la compañía, cuando sientes ese apoyo y la creatividad es parte de nuestro trabajo confías, fallas y creces; google lo llama seguridad psicológica. No ha sido fácil y puede ser distinto en otro entorno, sin embargo, valoro todo y cada día de desconocimiento y aprendizaje compartido que alimentó nuestro valor personal y profesional.

Recibimos algo que, quizá, muchos profesionales desean, una oportunidad y a veces el simple hecho de tenerla nos da miedo de perderla y no rendimos o aprovechamos ese gran momento. Nuestra oportunidad empezó difusa, continuó mejorando y al día de hoy creo que la aprovechamos para complementarnos y ser mejores, juntos. 

Gracias umaanos por esta enseñanza. Hay mucho valor en ustedes y en sus ganas de organizarse y crecer juntos, son personas de mucho talento. Gracias Jonathan, Cinthya, Antonella, Diego, Leila y David.

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