Difícil y muy complicado, pero no imposible, aunque sí, volátil. Esa es la realidad de los equipos de alto rendimiento. Alcanzar a construirlos es una tarea compleja y que a veces lleva mucho tiempo para conseguir un resultado y, otra veces, se consiguen resultados estables en muy poco tiempo. Vamos, que tienes todas las posibilidades encima de la mesa pero sin ningún patrón o guía para utilizarlas.
Lo único que sí tengo claro es que la teoría de las fases por las que pasan los equipos que estudié cuando me formaba en psicología deportiva y recursos humanos, ya no está vigente. Los equipos han dejado de pasar por etapas definidas para construirse a mezclándose con ellas hasta hacerlas desaparecer. Primero aceleraron su transición por ellas y hoy día las han borrado del mapa.
Esta semana leyendo un post de
Rita McGrath
he recordado todo esto que vivo cada día con los equipos que trabajo:
- Si no tienes a las personas adecuadas y en los roles correctos, no tienes equipo. Tienes un grupo de personas que trabajan juntas, pero nada más. Y esto, lo has leído y escuchado, pero seguimos viviéndolo en nuestras empresas, y lo peor, tirando de una inercia al trabajar que refuerza que así siga siendo.
- La confianza no nace de las palabras, nace de los comportamientos. Si no utilizas comportamientos adecuados de forma repetida es imposible generar un propósito de equipo; no hay manera. Los profesionales para ser equipo tienen que ver comportamientos que les lleven a ese formato de trabajo, tienen que aterrizarlos en hechos reales, en situaciones con interacciones que les provoquen una conexión robusta con la actividad profesional y con sus compañeros.
- La comunicación va más allá de cualquier teoría. Cada palabra, texto, gesto… ¡todo cuenta para el rendimiento! Nada pasa inadvertido en la forma de interaccionar en el equipo, todo se analiza consciente e inconscientemente. Así que, además de tener bien estructura la información de el porqué conseguimos un resultado u otro, además de compartirla para que llegue a todo el equipo y se pueda tomar consciencia de ella, además, tenemos que transmitirla con las formas y maneras adecuadas. Y no existen patrones mágicos para hacerlo; cada equipo es un mundo.
- No todos suman en los equipos, y no por eso hay que buscar nuevo talento. Los equipos rinden porque alinean determinados talentos para un propósito común. Y, en muchas ocasiones, hay profesionales que no colaborarán con ese propósito común aún teniendo el talento que necesita el equipo. Lo ponen en otros propósitos y equipos que incluso son menos propicios para ese talento, pero esa, es su decisión.
- El error forma parte del rendimiento. No podemos separarlo y tampoco tengo tan claro que necesitemos evitarlo. La cuestión es que el resultado es fruto de un progreso en el rendimiento y los equipos viajan por ese camino escogiendo la ruta más o menos acertada; la clave está en reorientarse juntos para volver al camino adecuado que lleva al equipo al final del trayecto, no en evitar las rutas erróneas y complicadas. Esas, siempre estarán.
CEO & Cofounder Windup | Desarrollo de negocio | Consejero & Asesor en Digitalizacion e IA
1 añoTotalmente de acuerdo Francisco Javier de Miguel Muñoz para nosotros lo más complicado es encontrar a las personas correctas.