BASIC-LEA III

BASIC-LEA III

De todos es sabido que la gestión del riesgo es en la banca un elemento esencial. Su buena gestión es vital para que un sistema financiero sea estable y resiliente. Yendo a las manifestaciones de este riesgo, podemos desglosarlo en muchos tipos, todos importantes, que incluyen el riesgo de mercado, el riesgo de crédito, riesgo de liquidez y el riesgo de las operaciones. Todos ellos y por separado afectan a la capacidad de un banco para funcionar y ser financieramente viable. Por ello, su gestión es esencial para que la confianza de los inversionistas se mantenga, y con ello la estabilidad de la misma entidad y por ende de todo el sistema financiero.

Las regulaciones tienden a obligar a los bancos a ser más resistentes. La última más importante es Basilea III, que se introdujo tras la famosa crisis de las “subprime” del 2008, donde quedó en evidencia que el control sobre muchos tipos de productos colocados en el mercado no era el suficiente y que no podía permitirse que los bancos apostaran sin control en activos donde el riesgo no se estaba gestionando de forma adecuada.

Dejando aparte la responsabilidad de las agencias calificadoras, que en mi opinión fueron tambien grandes responsables de aquella crisis, en Basilea III hay con respecto a la banca varias innovaciones. La primera, es que suben los requisitos de capital de alta calidad para poder hacer frente a pérdidas – por ejemplo, por aumento de la morosidad- en momentos donde el mercado se cierra y la entidad tiene poca liquidez en el mercado.

Un segundo enfoque muy interesante de Basilea III es que se introduce el ratio de apalancamiento, aquí entendido como la cantidad de deuda que un banco puede asumir con respecto a su capital. Limitando el exceso de endeudamiento, se limitan tambien los riesgos – que no se anulan- y por ello los efectos de una crisis financiera global.

En tercer lugar, Basilea III introduce controles internos más importantes contra eventos o sucesos no planificados, como por ejemplo fraudes en masa o fallos tecnológicos. Todo para hacer que el riesgo operativo esté igualmente controlado y no provoque un fallo sistémico en ninguna entidad bancaria.

Como cuarto pilar, Basilea III establece normas sobre la liquidez mínima que han de tener, teniendo que mantener un nivel mínimo de activos líquidos o de fácil capitalización para poder afrontar un entorno de desconfianza y de retiradas masivas de depósitos.

Está claro que la situación ha mejorado, pero hay mucho por hacer. Quiero destacar lo poco que se ha abordado en la necesidad de mayor control de las agencias de calificación. La crisis del 2008 se debió en gran medida a ellas, y los bancos dependen mucho del rating que les dan estas agencias para obtener financiación a buen precio y para definir sus requisitos de cobertura de capital. A peor calificación, mayor cobertura han de tener. Basilea III trata de mejorar la supervisión y regulación de estas agencias, buscando mayor transparencia y responsabilidad en sus evaluaciones, pero queda mucho por hacer e implementar.

Qué menos que llamar BASIC-LEA III a la nueva normativa, en este sentido…

Alejandro Casado Amezúa Conde

CEO & Director Técnico en Sinergia 33 eficiencia energetica s.l.

2 meses

Un análisis estupendo. Felicidades!!

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