Beethoven: el emprendedor que desafió a su propio destino
El momento presente mantiene en jaque a la organizaciones, los cambios se producen a tal velocidad, que las empresas exitosas necesitan cada vez más nuevos modelos y formas de pensar y ver la realidad por parte de sus miembros, para poder adaptarse rápidamente, y tratar de sobrevivir en un entorno de mercado que cada vez parece ser mas hostil. Los recursos de la tecnología y las aplicaciones derivadas de ésta, aceleran este proceso a una escala nunca vista con anterioridad desde la revolución industrial.
De la mano con esta situación, es que hoy mas que nunca se habla de la necesidad de que los recursos en nuestras organizaciones adquieran hoy nuevos paradigmas y habilidades para enfrentar el nuevo desafío: mentalidad creativa, capacidad de integración vertical y horizontal con terceros, trabajo en equipo, mentalidad disruptiva, etc. Y todo esto hoy se resume en un concepto: mentalidad emprendedora. Los emprendedores del siglo XXI, seguramente serán recordados, y sus modelos y estructuras de ver la realidad y adaptarse a ella, seguramente serán caso de estudio, tal como fue en el pasado la revolución industrial.
Pero en un momento de la historia, en donde el espíritu emprendedor parece estar encuadrado por grandes íconos de la industria, como google, Apple, y sus creadores, no siempre esta realidad ha sido así, y si lo que buscamos es inspirarnos en estas personas exitosas, podemos tomar un ejemplo…del siglo IXX…allá por el 1800….del genial Beethoven.
Seguramente el lector, podría pensar que tomar un modelo de inspiración de aquel momento para aplicarlo al mundo de hoy, sería una verdadera pérdida de tiempo, pero veremos que su legado nunca podría ser más actual.
En aquel entonces, a principios de 1800, Ludwig Van Beethoven, ya era un músico reconocido y de fama por el mundo de aquel entonces. Desde su infancia, fue criado en el arte de la música, a través de su padre, músico pero también alcholico y no muy paciente para con las travesuaras de Ludwig, a quien castigaba severamente de niño. Durante toda su vida,y hasta su muerte a los 56 años, sólo vivió para la música. Hasta acá, una historia bastante normal diríamos, para la época, si bien no estuvo excenta de otras muchas dificultades.
Lo realmente importante comenzó para él a partir del año 1798. Teniendo 27 años, comenzó a advertir que de tanto en tanto, tenía dificultades para oir…esta dolencia iba a prolongarse en los siguientes años, hasta que en el 1820, se quedo completamente sordo. Se imaginan? , es como un pájaro sin alas, o un pintor sin vista…que sentido tiene la vida….? Seguramente nosotros, muchas veces hemos experimientado esta sensación de fracaso, de impotencia en nuestros proyectos de empresa, personales….en el caso de Beethoven, su primera reacción fue la desesperación, hasta pensó en el suicidio…no obstante pasado el primer momento de amargura, vino la reflexión, y tomó una decisión crucial, se iba a jugar el todo por el todo, lo que nunca antes un músico habría hecho: desafió a su propio destino. Esto quedó reflejado en una de sus cartas, enviada a un amigo de su infancia a quien le dice textualmente: “agarraré al destino por el cuello y lo desafiaré” . A veces me pregunto si seríamos capaces nosotros, en nuestras propias carreras de hoy, de saber enfrentar las dificultades profesionales, y también laborales con este espíritu de superación, hay que ser sin duda muy valiente. Al joven Ludwig, esta situación le ocasionó nuevas dificultades inimaginables para seguir componiendo: al no poder oír las notas, solamente las leía en su mente….comentan que solía pasear por la campiña de las afueras de Viena para inspirarse, con un cuaderno en la mano,donde anotaba sus ideas y las trabajaba posteriormente en su casa…pero siempre sin poder escuchar nada!! …sin embargo para nuestro asombro, sus famosas 9 sinfonías, las compuso a medida que su sordera aumentaba.
Ludwig Van Beethoven fue sin duda un genio, pero su espíritu emprendedor, sus ganas de superarse, su resiliencia al fracaso era enorme…Pero no solamente podemos reconocerlo como un emprendedor modelo por esto, sino que todavía falta lo mejor.
La novena sinfonía de Beethoven, la útlima que escribió, estando prácticamente sin escucha, es considerada la obra maestra de la música occidental. Cuando se estrenó en Viena, fue algo nunca visto, el público quedó maravillado…nunca habían escuchado algo así. Su estreno, fue muy dificultoso desde los recursos de aquel entonces: la cantidad de músicos necesarios, los coros, una estructura musical compleja, hacía que sea rechazada en distintos teatros de aquel entonces. Hasta que finalmente se estrenó en Viena.
Durante su estreno, Beethoven subió al escenario, y se ubicó junto al director, y dado que él mismo ya no podía escuchar nada, seguiría el concierto a través de las partituras y gestos del director. Al terminar el concierto, el público explotó literalmente en aplausos y reconocimentos, pero Beethoven, al no escuchar, seguía concentrado en la partitura…hasta que una músico lo alcanzó por el brazo y lo invitó a que gire y vea la ovación del público.
Pero…donde estaba la genialidad de esta obra?...pues…en que fue disruptiva en su momento. De la misma forma que los emprendedores de hoy buscan innovaciones disruptivas…Beethoven lo hizo para con su novena sinfonía: por un lado por primera vez, se incorporaban los instrumentos de percusión en una sinfonía…toda una revolución. Por otro lado, mas provocador todavía…la inclusión de un coro…algo nunca antes visto en este tipo de obras..era el famoso himno a la alegría, Beethoven desafió el status quo de su época, convencido que abriría una nueva era musical, que finalmente sucedió, dando lugar al nacimiento de romanticismo en la música. Fueron diez años desde la útlima vez que apareció en público, hasta que se presentó por última vez en el estreno de la novena sinfonía. Si un emprendedor requiere persistencia en su proyecto…pues Ludwig Van Beethoven sin duda es un ejemplo a mirar de cerca…aunque no comprendas todavía bien su obra musical.
De todas formas, cada vez que el lector escuche un CD, podrá recordarlo, pues la capacidad de un CD convencional es de exactamente 74 minutos de música…ni 70 ni 80…pues es exactamente lo que dura la novena sinfonía de Beethoven, la obra mas extensa compuesta al momento de su creación. Disrupción, resiliencia, persistencia, el gran Beethoven bien podría hoy darnos sesiones de coaching acerca de lo que significa el desafío de emprender.