BOLETÍN N°2 (DIEZ CERO)
Estás siendo Responsable con tu tarea? BOMBEROS y el Síndrome de BURNOUT
“Nada en el mundo carece de sentido, y menos el sufrimiento”
OSCAR WILDE
En reiteradas ocasiones debemos hacer un doble esfuerzo, psíquico y físico, al rescatar a personas mal heridas o incluso muertas.
Muchas de estas reacciones sobrevienen después de un tiempo, dejando al que lo padece en estado de confusión ya que estos mismos manifiestan que durante la emergencia no sintieron nada…
· ¿Cuántas veces se encontraron ante un llanto incontenible sin entender que sucedía?
· ¿Cuántas veces se despertaron de golpe o algunas imágenes les vinieron a la mente de lo sucedido, sin motivo aparente?
· ¿Cuántas veces vieron derrumbarse a un compañero, o se sintieron ustedes mismo el desánimo y la apatía?
Esto puede durar horas, días o meses, dependiendo del impacto o incluso de cuán afectados estén anteriormente. Esta es una de las características. Cuando estamos sometidos a una gran presión respondemos bien y nos sobre-adaptamos, pero luego caemos abatidos.
Pensemos por un momento en la cantidad de cambios químicos que se producen cuando nos enfrentamos a una situación de emergencia y no olvidemos que éstos también producen cambios en lo psicológico, la actividad excesiva del sistema endocrino conduce a un irreversible desgaste. Esto puede observarse en la sangre y en la orina. Un mero contacto con la compleja situación humana basta para estimular, casi automáticamente, todo el sistema endocrino.
En forma reiterada los socorristas afectados del síndrome post-emergencia, cuentan el suceso traumático que los afectó. Esta repetición tiene su sentido y razón, y corresponde a inconscientes intentos por restablecer el equilibrio psicológico. Es la punta del iceberg que asoma; es el conflicto que se muestra. Cuando empezamos a notar estos síntomas, podemos estar afectados a un estrés postraumático o al llamado Síndrome de Burnout.
El Burnout, no es cualquier tipo de estrés. Es un tipo de estrés asistencial, que afecta a los profesionales de distintas ramas, que a través del tiempo mantienen una intensa implicación en una situación problemática, cargada de frustraciones, temor, desesperación, dolor, llanto y tristeza. Los bomberos, están sometidos permanentemente en forma activa o pasiva a un intenso estrés asistencial.
El síndrome se manifiesta en las siguientes áreas:
A. Psicosomáticos: Fatiga crónica, frecuentes dolores de cabeza, problemas de sueño, úlceras y otros desórdenes gastrointestinales, pérdida de peso, dolores musculares, y una abundante sintomatología similar al síndrome post-emergencia.
B. Conductuales: Ausentismo laboral, abuso de drogas (café, tabaco, alcohol, fármacos, etc.), incapacidad para vivir de forma relajada, superficialidad en el contacto con los demás, comportamientos de alto riesgo, aumento de conductas violentas. Ensimismamiento, aislamiento, muchas veces comentan los bomberos, como decía anteriormente, “hace tiempo que no viene”.
C. Emocionales: Distanciamiento afectivo como forma de protección del yo, aburrimiento y actitud cínica, que dicho sea de paso, es distinta a la actitud empática que debemos tener, con la salvedad de evitar la identificación con los sentimientos y emociones de los afectados.
D. En ambiente laboral: Detrimento de la capacidad de trabajo y de la calidad de los servicios que se presta a los clientes, hecho que es más notorio y significativo, por la naturaleza, condiciones y características de nuestros asistidos; aumento de interacciones hostiles, comunicaciones deficientes. Dado el tipo de trabajo e interacción que le corresponde al bombero en su rol de asistente, es susceptible de hacer este síndrome. Si bien existe similitud en algunos signos y síntomas con el síndrome post-emergencia, en lo conductual y sobre todo en su etiología son distintos.
Lo anterior nos muestra sin dudas, un cuadro de mucho dolor y angustia, por otra parte, es evidente la evolución y el perfeccionamiento que con mucho esfuerzo realizan los grupos de salvación y socorrismo; vehículos modernos, sistemas de la alarma y comunicación de alta tecnología, equipos eficientes y un personal altamente capacitado...Sin embargo, jamás se logrará eliminar el dolor psicológico y moral tanto de las víctimas como de sus familiares, que sin mala intención, a veces nos puede ocasionar. Trabajar con el dolor humano es siempre difícil pero tiene un sentido, por el sacrificio que implica, un significado por la nobleza que manifiesta, pero al mismo tiempo, mucha responsabilidad.
Una de las primeras y mayores responsabilidades que un bombero o socorrista tiene, es conocer su límite y tener, la humildad de poder identificar si está padeciendo conductas o estados fuera de lo habitual, es la mejor manera de ser efectivos, responsables y evitar tragedias mayores, ya que todas estas situaciones son “humanas” y requieren de ayuda inmediata. Esta la mejor manera de empezar a hacer prevención. Y sabiendo que hay múltiples maneras de salir o de sobreponerse a estos estados.
Hoy te dejo algunas preguntas:
- ¿Soy lo suficientemente responsable conmigo como con los demás?
- ¿Estoy rindiendo y actuando de manera adecuada en cada situación de exigencia que se me requiere? (laboral, Familiar, de pareja, etc.)
- S¿oy honesto conmigo y mi entorno acerca de mi estado actual?
- ¿Estoy descargando en mis otros ámbitos la frustración por algo que me pasó en mi rol como Bombero o Socorrista?
- ¿Me sigue haciendo tan feliz ser bombero como el día que lo decidí?
Ahora ante cada pregunta la honestidad y sinceridad con uno mismo es fundamental, si las respuestas no han sido satisfactorias, es un buen momento para pedir ayuda.
Lic. Gabriela Ippoliti
E-mail: gaippoliti@gmail.com