¿Cómo interpretas el Éxito?, La conciencia vs el ego
¿Qué es el éxito para ti?
La conciencia es estar presente en los dominios emocional, racional, físico y espiritual, es precisamente ser consciente a nivel profundo de lo que está pasando en nuestro interior, y que produce la realidad que se manifiesta en el exterior. Es elevarnos del ruido social, para escuchar nuestra voz interior, Es darse cuenta de lo que pasa dentro (interno) y de lo que pasa fuera (entorno). Se le conoce como estado de “Self-Awareness”, es decir desarrollar la capacidad de reconocer nuestros procesos internos que producen las consecuencias externas. Por ejemplo, estar dentro de un tráfico terrible puede producir emociones como enfado, frustración o ansiedad. El estado de conciencia nos permite identificar que el tráfico sólo es el medio que nos ha llevado hacia la emoción que nos embarga. Es el estímulo que pone de manifiesto una situación más profunda. Tal vez pueda ser un paradigma de inseguridad que nos hace sentir culpables si llegamos tarde a la oficina, porque nos sentiremos irresponsables y poco comprometidos. Y tal vez nos regañen, y aquí entra la emoción del miedo manifestada externamente en su forma superficial de enfado. La conciencia nos hará ver qe toda emoción es producida por nuestros paradigmas. La forma en la que vemos el mundo exterior es una manifestación de cómo está nuestro mundo interior. Ser conscientes nos da el poder de controlar nuestras acciones y resultados. Nos da la posibilidad de construir nuestro destino. Por otro lado, el ego es el comandante social que dice que tenemos que demostrar los rasgos de una persona influyente según los marcos referenciales de tiempo y lugar. El ego quiere evidenciar que tenemos aquello que los constructos sociales imponen. Y para demostrar ello, el ego nos engaña para valorar más nuestra máscara social que los intereses reales que favorecen la situación en la que nos encontramos. Es decir, nos hace priorizar nuestro banal interés proteger la imagen que subyacentemente queremos proyectar, por encima de los intereses comunes en beneficio de una situación.
Por ejemplo, cada vez que alguien intenta negar que se ha equivocado, está haciendo caso a su ego.
El ego nos hace creer que vivimos en una burbuja que nos separa del sistema social, nos disocia de los demás creando un muro imaginario, que entendemos de mala manera, sirve para nuestra autoprotección. Es pensar "primero importo yo y después, si me siento seguro, me importarán los demás". Esto sucede a nivel subconsciente en base a la automatización de procesos cognitivos.
En otras palabras, la conciencia es el angelito que sabe lo que es mejor para nosotros, y el ego es el diablito que quiere buscar la banalidad del reconocimiento colectivo y tiene la necesidad de proteger el mundo que hemos creado dentro de nuestra burbuja.
La conciencia nos hace ver quiénes somos y cómo estamos siendo. El ego nos dice que tenemos que demostrar nuestra importancia en la sociedad.
La conciencia nos asocia y compenetra al mundo, el ego nos disocia, nos aleja del mundo.
La consciencia es carismática, el ego es manipulador.
¿Cómo reconocer cuál nos controla?
Preguntándonos ¿Qué estoy buscando al decir o hacer esto?
Si la respuesta a dicha pregunta se dirige hacia factores superficiales, como reconocimiento o defensa de dignidad, es el ego quien está al mando. Por el contrario, si la respuesta es encontrada en una función de lo correcto para nosotros y la sociedad, estamos actuando desde la conciencia.
¿Cómo transitar del ego a la conciencia?
Trabajando en la presencia, elevando nuestra escucha interna. En lugar de pensar en lo que vemos fuera, escuchar cómo estamos por dentro. De esta manera reconoceremos nuestra responsabilidad en las consecuencias que nos rodean, lo que nos elevará a mejorar como personas y a conectar mejor con los demás.
Se trata de dejar de prestar atención a los estímulos externos y empezar a escuchar nuestra alma, nuestro cuerpo y corazón, sin juzgarlos, sin opinar sobre lo que dicen, sólo escuchar su sabiduría, con apertura.
Puedes hacerlo entrando en un cuarto, apagar las luces o cerrar los ojos, tratar que no haya sonidos, ni distracciones, sentarte en una posición cómoda y empezar a sentir tu respiración: inhala lentamente, exhala lentamente, inhala lentamente, exhala lentamente.
Cuando entres en un estado de relajación, pregúntale a tu alma ¿quién estoy siendo? y las respuestas empezarán a llegar. Si se entrometen pensamientos en tu cabeza, es normal, sólo invítalos a salir.
Si bien estamos separados por cuerpos físicos, estamos conectados por pertenecer a un mismo ente energético y por los mismos intereses de huir del sufrimiento y acercarnos a la felicidad. En realidad, somos parte de la misma mente, repartida en diferentes cuerpos
cómo surge la experiencia consciente, para qué sirve y qué partes del cerebro están involucradas.
Los modernos desarrollos en las técnicas de registro y estimulación de la actividad funcional cerebral (electroencefalografía, resonancia magnética, estimulación magnética transcraneal, etc), así como el examen minucioso de pacientes con lesiones cerebrales, proporcionan una variedad de herramientas especialmente útiles para el estudio de las relaciones mente-cerebro.
Cuestión de milisegundos, Podemos clasificar muchas de las teorías neurocientíficas de la conciencia en dos grandes grupos: las explicaciones globalistas y las localistas. En el caso de la visión, las teorías localistas proponen que la experiencia consciente surgiría en torno a las 200 milésimas de segundo tras la presentación del estímulo, en las cortezas occipitales sensoriales de la parte posterior del cerebro.
El mecanismo propuesto para la aparición de la conciencia se basa en la actividad cerebral de retorno o recurrente. Gracias a esto, las regiones encargadas de integrar distintas fuentes de información se comunican hacia atrás con áreas visuales, que realizan un análisis de características más básicas. También intervendrían conexiones horizontales entre distintas zonas visuales, que configuran una especie de circuito cerrado.
En contraposición, la percepción inconsciente estaría caracterizada por una actividad neuronal exclusivamente hacia adelante, en la que no existe una comunicación recurrente entre áreas cerebrales.
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Por su parte, las teorías globalistas postulan que la actividad de las áreas sensoriales de la corteza cerebral es necesaria, pero no suficiente, para alumbrar la experiencia consciente. Se requiere, por tanto, la contribución adicional de regiones cerebrales parietales y, especialmente, frontales. Estos generarían un espacio global de trabajo en el que se combinaría información proveniente de diferentes estructuras cerebrales y se retransmitiría por toda la corteza. Todo ello conlleva una aparición más tardía de los procesos conscientes, en torno a los 300 milisegundos tras la presentación de un estímulo.
Como un sistema de calefacción, Una analogía que puede ser de ayuda para entender estos procesos sería la forma en la que funciona la calefacción de una vivienda. La caldera calienta el agua y la difunde por un circuito recurrente, puesto que el agua fluye hacia todos los radiadores para después regresar a la caldera y así conservar el calor. Ese circuito de retorno es lo que mantiene alta la temperatura del agua durante un tiempo prolongado, de forma parecida a como el cerebro mantiene encendido un estado de conciencia.
La gran diferencia entre ambas teorías es que para la hipótesis localista, el mero hecho de mantener caliente una o dos habitaciones de la vivienda sería suficiente para producir estados mentales conscientes; Mientras que las teorías globalistas defienden que solo cuando todas las estancias de la vivienda se calientan de forma simultáneamente y el calor reverbera por todos los radiadores de la corteza cerebral es cuando emerge la conciencia.
Otro elemento de distinción es el papel que se le atribuye a la atención. Para las teorías globalistas, es la llave que abre la puerta de la conciencia: si no atendemos al estímulo, este será procesado de manera inconsciente. Esta puerta atencional funciona de manera todo-o-nada: o está abierta o cerrada, pero no entreabierta.
En cambio, las propuestas localistas defienden que esa focalización no es imprescindible para ser conscientes del entorno. Podemos serlo incluso de lo que no atendemos, aunque luego nos cueste recordarlo. Además, propone que existen diferentes grados de conciencia y que esta surge poco a poco. Un intento de reconciliación se basa en la posibilidad de que estas teorías estén aludiendo a diferentes tipos de experiencia consciente, no necesariamente excluyentes. Por un lado, podríamos hablar de una conciencia fenomenológica, que se refiere a la imagen sensorial inmediata que tenemos del mundo externo o interno, la cual se generaría tempranamente en áreas sensoriales. Y por el otro, tendríamos una conciencia de acceso, que implica la capacidad para comunicar y manipular este tipo de experiencia a través del lenguaje u otros medios, vinculados a la actividad más tardía de áreas frontales.
Según este planteamiento, el tránsito a la conciencia de un estímulo varía de acuerdo con el nivel de complejidad al que es procesado. Así, el acceso consciente a los niveles superiores de procesamiento (por ejemplo, extraer el significado de una palabra) se produce de una forma dicotómica o binaria: o soy completamente consciente del significado de una palabra o no lo soy en absoluto.
Por el contrario, existiría un gradiente en el acceso consciente a los niveles inferiores de representación (por ejemplo, la percepción del color o la luminosidad). De esta forma, mientras que las teorías globalistas serían adecuadas para explicar una conciencia que emerge de forma dicotómica (la puerta atencional abierta o cerrada, que antes comentábamos), las localistas lo serían para una conciencia que emerge siguiendo un patrón gradual, poco a poco.
Más y más teorías para el futuro.
Cada semana aparecen nuevas propuestas teóricas dentro de un campo de estudio vibrante. Los libros recientemente publicados por los prestigiosos investigadores Hakwan Lau y Anil Seth pueden ser interesantes para el lector que desee profundizar.
Aun así, la investigación neurocientífica de la conciencia parece encontrarse todavía en una fase temprana de desarrollo. El refinamiento progresivo de los procedimientos de indagación y la aparición de nuevas herramientas auguran un futuro prometedor para la ciencia de la conciencia, que nos permita, algún día, conocer el material del que están hechos los sueños.
Te ayudamos a tomar consciencia y tomar acción de manera que puedas lograr tus metas objetivamente.
En mi trabajo veo cada día a personas con mucha capacidad: profesionales, propietarios de negocios... Personas que han trabajado duro. Que han conseguido muchas cosas en su vida y en su trabajo. Y sin embargo, muchos de ellos sienten que les falta algo.
Algunos saben que no están bien, que no son felices. Que lo que hacen o donde están no tiene sentido para ellos. Pero no saben qué hacer, qué camino tomar. Y otros ni siquiera se dan cuenta de lo que les pasa. Se quedan estancados, atrapados en la inercia o en la falsa creencia de que ellos no pueden cambiar. Francisco, era una de esas personas cuando llegó a mi programa. Como director de Negocio Internacional de unos importantes laboratorios, su trabajo y sus responsabilidades le provocaban situaciones muy estresantes, que estaban afectando a su vida personal. Pero Francisco no era consciente de lo que le pasaba exactamente. Prefería pensar que aquello era normal, una fase temporal: que era cuestión de tiempo que todo cambiaria. Pero el tiempo pasaba, y nada cambiaba. Y él cada día se sentía peor. ¿Cuántas veces lo has pensado?
Durante el programa, conseguir claridad y tomar conciencia de lo que le estaba ocurriendo fue el primer paso para hacer los cambios que Francisco necesitaba en su vida y en su trabajo. Existe un ejercicio en apariencia muy simple, pero muy poderoso, llamado La Rueda de la Vida. Esta es una de las dinámicas que más ayudó a Francisco, porque le permitió ser consciente de su situación.
(La consciencia es solo uno de los 5 pasos que trabajo con mis Coachees para conseguir la claridad que necesitan).
El ejercicio se basa en una rueda dividida en 9 secciones fundamentas. Cada una de ellas representa un área de tu vida: Finanzas, Intelectual, Salud, recreación, Familia, Pareja, Social, Espiritualidad y Profesional.
La idea es que vayas recorriendo la Rueda reflexionando una a una sobre cada área de tu vida, y marcando en ella tu puntuación de 0 a 100. El resultado es una “fotografía” del estado actual de tu vida. Finalmente, eliges entre una y tres áreas en las que crees que es más urgente mejorar. Esas serán tus prioridades para los próximos meses. El primer paso para no equivocarte en tus decisiones, y para definir objetivos que tengan verdadero sentido para ti, es conseguir claridad. Porque no puedes cambiar aquello que no conoces. Presta atención al próximo email que vas a recibir, porque en él descubrirás los siguientes pasos que puedes dar para conseguir verdadera claridad y tomar mejores decisiones, como hizo Francisco.
Si estás de acuerdo escríbeme y hacemos un diagnóstico de tu caso.
En él encontrarás algo muy especial que llevo semanas preparando y que, además, será totalmente gratuito.