¿Cómo la gestión de emociones nos ayuda a enfrentar los cambios organizacionales?
Antes de la pandemia muchas organizaciones empezaron a trabajar en transformaciones culturales, digitales o gestión del cambio con sus equipos, es decir pusieron sobre la mesa cambios necesarios para poder dar respuesta a las demandas del mercado. Y si bien esto ya venía pasando, aquellas empresas, que no tenía este tema en agenda, el contexto las empujo a ver que cambia todo cambia, y aceptar eso nos prepara para todo lo que viene.
Tuve la suerte de participar en varios procesos de transformación, incluso actualmente, soy parte un proyecto de cambio super interesante y ambicioso. Lo que me llevo a pensar cómo nos podemos preparar mejor de cara a esta nueva normalidad donde el cambio es parte de nuestro día a día. Para quienes viene leyendo mis artículos, no se sorprenderán de que vincule la gestión del cambio con las emociones.
Gestionar nuestras emociones nos invita a observarnos y conocernos en profundidad, a identificar que nos pasa y con que nos conectamos cuando atravesamos distintas situaciones, y lo más importante las emociones aparecen para ayudarnos a entender que algo en nuestro contexto tiene que cambiar.
Es decir, las emociones nos piden que HAGAMOS ALGO, que cambiemos la forma de pensar sobre un tema, de cómo percibimos las cosas, de cómo nos comunicamos con los demás, de las estrategias de acción para lograr nuestros objetivos o algo en el ambiente que limita nuestro accionar.
Poder entender aquello que nos piden hará que ejercitemos diariamente la adaptación a los cambios, y cuando esto suceda, nos daremos cuenta de que estamos más acostumbrados a cambiar de lo que pensamos.
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Actualmente cuando hablamos de cambios o transformaciones solo contemplamos lo que se ve explícitamente, es decir, el nuevo proceso, el nuevo producto, la nueva forma de hacer las cosas, nuevos comportamientos, pero que sucede con las personas que tendrán que implementar o bien transitar estos cambios. Todos somos distintos y tenemos necesidades distintas para atravesar los cambios que suceden a nuestro alrededor.
Podemos distinguir dos maneras de enfrentar los cambios, aquellos cambios que nos entusiasman y aquellos que nos genera miedo, incertidumbre, desconfianza por experiencias pasadas, por no haber vivido nunca algo así en el trabajo o bien por tener creencias limitantes vinculadas al cambio. Es muy importante tener esto en cuenta esto para poder gestionar cambios en las organizaciones porque a cada forma deberemos encararlas de manera distinta, contemplando las emociones con las que se vinculan cada colaborador, ya que hablar de lo maravilloso de los cambios a implementar, si estamos frente a un colaborador que le genera miedo solo lograra alejarlo más que hacer que la propuesta le parezca interesante.
En estos escenarios donde el cambio, esta y seguirá en agenda, del lado del colaborador queda aprender a gestionar sus emociones, que lo ayudará a comprender que le pasa y cual es la mejor forma que tiene para adaptarse a los cambios que le suceden, y por parte de las organizaciones queda reconocer que por más positivo y alentador que el cambio propuesto sea, debemos validar y comprender como impacta este cambio en los distintos colaboradores, que nos ayuda a poner la diversidad con la que cada organización se compone y trabajar en relación a ella.
Cómo última reflexión, pensemos en que aprendemos de chicos que estandarizar las cosas nos ahorra tiempo y genera mejores resultados, pero trabajar con la persona en el centro nos invita a ver como esta gran creencia solo nos demora en comprender lo que cada colaborador tiene para dar incluso cuando este acompañado de emociones no placenteras.
Productora Ejecutiva | Che Revolution Post
3 añosMuy bueno Vir ! Leerte, es siempre un aprendizaje. Es pausar y pensarnos. Y ahi vamos... Siempre agradecida. 💐