Cómo puedo mirar a todo el mundo cuando Hablo en Público.
¿Te cuesta mirar al público cuando debes dar un discurso?
¿Deseas cambiar y ser un excelente orador? Lo primero que tienes que hacer es hacer que quienes te escuchen se sientan involucrados en tu mensaje.
En esta Píldora de Productividad de hoy te prometo que en tan sólo 3 minutos vas a descubrir cómo hacer que todos aquellos que te escuchen se sientan especiales, ya que piensan que les estás hablando directamente a ellos.
¿Me acompañas?
Hablar en público involucra muchos factores que debes tener en cuenta. Si bien lo que dices es relevante, tu lenguaje corporal tiene un peso enorme. Y entre todo lo que comunica, el contacto visual que tengas con tu audiencia es primordial.
A pesar de ello, muchas personas no tienen en cuenta este elemento. Cuando deben hablar a un grupo no miran a sus oyentes, incluso rehúyen su mirada y esto, nos guste o no, resta confianza a su discurso. ¡Es una de las cosas clave que has de mejorar!
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¿QUÉ HACER ?
Cuando hablas en público, se crea una conexión directa entre el emisor y sus receptores, o sea entre tu persona y tu audiencia. La 2 razones principales por la que debes mirar a quienes te escuchan es porque suma seguridad al mensaje que les estás dando y porque involucras a quienes te escuchan en tu mensaje.
Mantener contacto visual con tu público es una forma de percibir si tu mensaje les llega, si lo entienden y si lo comparten. Esto lo conseguimos si observamos sus reacciones al escucharte. Si alguien parece no entender lo que dices, este lo demostrará en sus gestos. Si esto ocurre, no debes asustarte. Al contrario, úsalo a tu favor y aprovéchalo para explicar o aclarar mejor el punto.
Por otra parte, en un discurso es normal que algunas personas se distraigan de lo que dices. Al tener contacto visual con ellos podrás generar interés en tu audiencia y no dejar que esta se pierda de la idea que intentas transmitirle.
Si el auditorio es pequeño-mediano, al mirar a sus ojos lograrás construir confianza y credibilidad en tus oyentes. Es un acto sencillo, pero contundente. Quizás te pueda generar algo de nerviosismo, pero te darás cuenta de que es un factor que no puede faltar en tu oratoria. Distingue rápidamente a los buenos de los malos oradores
CONCLUSIÓN: Practica primero frente a un espejo y luego frente a algunos a tus conocidos. Ves cambiando de manera suave pero continuada la mirada de uno a otros y verás que así ganarás experiencia y te desenvolverás cada vez mejor frente audiencias mayores.
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