Cansado de tanta resiliencia, sostenibilidad y positivismo.

Cansado de tanta resiliencia, sostenibilidad y positivismo.

En la crisis del 2008 oí hablar a mucho político y a mucho gurú sobre el emprendimiento, como medio para paliar tanto paro – rondábamos los 5 millones de parados –, sin reparar que no todo el mundo está preparado para emprender, tiene la predisposición para ello, el conocimiento o visión suficiente. Si estabas en paro era porque querías, porque podrías emprender como otros. Y te lanzaban cualquier ejemplo de quien lo hizo bien, tuvo suerte o estuvo en el lugar adecuado y en momento preciso.

Del 2020 hasta ahora, se repite la historia; así que mostramos una carencia de aprendizaje como sociedad. Aquellos que jamás han emprendido nada, aquellos que viven del cuento y no saben poner una alcayata, espetan por doquier aquello de resiliencia, sostenibilidad y el positivismo.

Hoy en día, como entonces, tenemos un país cargado de burocracia, impuestos y de mucho desconocimiento y empatía, por parte de la élite dirigente, hacia lo que es una pyme, un autónomo o la acción misma de emprender e incluso aprender.

Decía un diputado de la primera República: “el país que crea sus funcionarios, crea sus propios impuestos”, y si además no sabes administrar y gestionar – términos distintos – pues ya vamos “apañaos”. La estructura funcionarial es necesaria para que nuestro sistema público funcione, amén del político de turno que nos toque; pero una sobredimensión de ese sistema es perjudicial para la economía y “sostenibilidad” del país.

El país que crea sus funcionarios, crea sus propios impuestos

¿Cómo o por qué se sobredimensiona este sistema? Cuando el poder ejecutivo es demasiado intervencionista, satura la Administración del Estado. También se produce una sobredimensión cuando se desarrolla la corruptela política, es aquí donde se crea un sistema clientelar de empleo. Llegando a convertirse en una burbuja que al final pagaremos entre todos. Bajo mi punto de vista, es más sano, económicamente, para una sociedad que el mayor volumen de creación de empleo recaiga sobre el sistema empresarial (empresas, pymes y autónomos) que sobre la Administración Pública.

No me cabe duda que cuanta mayor burocracia, impuestos, incertidumbres y normas rígidas existan en un sistema, la competitividad y la creación de empleo disminuyen. Así como, cuanto más consenso, empatía entre los agentes sociales y objetivos comunes haya, mayor será el desarrollo social-económico.

Un país que tiende hacia un desarrollo económico y social, crea empleo. Sin embargo, hoy en día, nos encontramos con un paradigma importante y urgente: soportamos una sociedad con más de 3 millones de parados, junto con empresas que no encuentran los perfiles profesionales que necesitan, así como una fuerte carga impositiva.

Cuanta mayor burocracia, impuestos, incertidumbres y normas rígidas existan en un sistema, la competitividad y la creación de empleo disminuyen

Quizás sea hora de:

  • Adelgazar la Administración Pública. Es una medida que es difícil de realizar a corto plazo, aunque es factible plantearla de forma paulatina a largo plazo. Qué es impopular, puede; aquí es donde se demuestra el carácter didáctico de la política, y no en el sistema propagandístico.
  • Crear políticas menos confiscatorias y más tendentes a una relajación muscular de la economía empresarial. En nuestro país hay ejemplos de CCAA que usando parte de este sistema crecen, frente a las que abogan por mayores cargas impositivas.
  • Un sistema formativo coordinado entre empresas y centros formativos (universidades, centros de FP, etc.). Esta acción debiera afectar tanto a la población activa, como a las nuevas generaciones.
  • Un acomodo profesional-formativo individualizado y especializado para parados, descartando la formación a granel y de baja calidad. Es necesario que el trabajador en situación de paro, deje de ser un número o estadística y se convierta en persona, con necesidades, emociones y futuro. El estudio personalizado de cada parado (formación, circunstancias, necesidades, proyección...), podría determinar un circuito tendente a la inserción laboral efectiva y de calidad.  

Hay muchas más medidas, no cabe duda. Estas cuatro se me antojan de pronta ejecución. Así que relajemos los positivismos, las resilencias huecas, tanta sostenibilidad vacía y trabajemos en las personas reales. 

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