Colombia lanzó el “impuesto saludable” más ambicioso de Latinoamérica
La también llamada “Ley de la Comida Chatarra” busca mejorar la salud de sus pobladores a través de gravar con una tasa progresiva inicial del 10 por ciento a una serie de alimentos y preparaciones ultraprocesadas como las bebidas azucaradas, los dulces o algunos embutidos.
David Jesús Flores Heredia
El gobierno colombiano lanzó el impuesto saludable más ambicioso de Latinoamérica, también llamado “Ley de la Comida Chatarra”, que ha sido impulsado por diversos colectivos de la sociedad civil y fue incluida como parte de la reforma tributaria del presidente Gustavo Petro y es “una acción concreta” para mejorar la salud de su población.
Esta medida ha sido muy resistida por los grandes conglomerados empresariales dedicados al rubro de la alimentación durante muchos años; sin embargo, la legislación colombiana del gobierno actual ha estado marcada por una actitud de mano dura contra los lobbys y el debate respecto a la efectividad de medidas restrictivas sobre la salud pública.
El impuesto referido ya entró en vigencia y en lo que resta de este año grava con el 10 por ciento adicional a las bebidas azucaradas y a los alimentos ultraprocesados; además, conforme a la reglamentación en 2024 será de 15 por ciento, hasta llegar al 20 por ciento en 2025; asimismo, para las bebidas la medida estipula que el impuesto se ajustará desde los 18 pesos según la concentración de azúcar por cada 100 mililitros.
Al respecto, el artículo 513-1 de la Reforma Tributaria, aprobada en el Congreso colombiano en noviembre de 2022 y al que la Corte Constitucional recientemente le dio luz verde, indica que el impuesto se aplicará a la "bebida líquida que no tenga un grado alcohólico volumétrico superior a 0,5% vol, y a la cual se le ha incorporado cualquier azúcar añadido".
Cabe señalar que las bebidas azucaradas que tengan menos de 6 gramos (g) de azúcares añadidos por cada 100 ml no pagarán impuestos; en las bebidas azucaradas que tengan entre 6 y 9.99 g de azúcar por cada 100 ml, la tarifa es de 18 pesos colombianos por cada 100 ml en 2023; de 28 pesos colombianos por cada 100 ml en 2024 y de 38 pesos colombianos por cada 100 ml en 2025.
Asimismo, las bebidas que tengan 10 g de azúcar o más por cada 100 ml pagarán un impuesto de 35 pesos colombianos por cada 100 ml en 2023; de 55 pesos colombianos por cada 100 ml en 2024; y de 65 pesos colombianos por cada 100 ml en 2025.
REACCIONES EN LA INDUSTRIA
Los conglomerados comerciales de alimentos presentaron una serie de argumentos ante la medida; la mayoría incidieron en que los más afectados serán las tiendas y pequeños productores porque no tendrán capacidad de adaptarse a composiciones y productos con niveles saludables.
Otro argumento difundido por los industriales es que los millones de colombianos que se encuentran en problemas económicos debido a la inflación de precios que se desencadenó entre 2021 y 2022 es algo que impedirá que la medida prospere porque no podrán comprar productos más saludables debido al alto costo de producción.
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Al respecto, en una carta conjunta, los miembros del rubro comercial presentaron una serie de demandas ante la “Ley de la Comida Chatarra” que la Corte Constitucional desestimó el pasado 25 de octubre, lo que permitió la entrada en vigencia de la regulación legislativa.
También la medida fue aprobada debido a los resultados de la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana que mostraron que más del 40 por ciento de la población colombiana padece de hipertensión o pre hipertensión, especialmente debido al alto consumo de sal; por ello, diversas organizaciones médicas y civiles están realizando campañas orientadas a prevenir ante el consumo de alimentos altos en sodio, azúcares añadidos o grasas saturadas.
Asimismo, el Ministerio de Salud de Colombia reveló que en 2021 el 56.4 por ciento de colombianos se encontraban en situación de obesidad o sobrepeso; sin embargo, las aprehensiones comerciales han ralentizado la puesta en marcha de una serie de medidas calificadas por muchos expertos como “las más ambiciosas de toda la región”.
OPINIONES INTERNACIONALES
Según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN) de Colombia, uno de cada cuatro niños de entre los 5 y 12 años padece sobrepeso y alrededor del 18 por ciento de los adolescentes tiene riesgo de obesidad; asimismo, reveló que los niños y adolescentes, en su mayoría, prefieren los alimentos procesados, incluyendo embutidos, comidas rápidas, gaseosas, alimentos de paquete y dulces, nocivos según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por ello, diversos expertos en salud pública esperan que el proyecto colombiano dé frutos positivos debido a su novedad y trabajo frontal contra las causas de los mayores problemas que aquejan a las poblaciones de todo Latinoamérica; en especial, porque en otros países solo se han realizado avances como la regulación de la publicidad en horarios familiares y el etiquetado frontal de los valores nutricionales de los productos.
“En Chile no hay impuestos por ingredientes en alimentos. El caso colombiano es bastante novedoso y yo diría que es el más avanzado a nivel regional e inclusive entre los más adelantados a nivel mundial, porque no conozco otros casos de países que hayan puesto impuestos a los alimentos ultraprocesados de manera tan comprensiva”, indicó Guillermo Paraje, economista de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile.
“El consumo de algunas categorías que antes se vislumbraban saludables, pero no lo eran tanto como se pensaba, cayó, como algunos cereales, yogures o postres, y esto obligó a la industria a disminuir los niveles críticos de sus compuestos”, agregó el economista.
No obstante, algunos miembros de la industria no están de acuerdo, como el empresario Thierry Ways, que pide que el Gobierno se enfoque en mejorar la calidad de los alimentos y, además, recientemente criticó los parámetros de categorización de productos en el diario colombiano El Tiempo: “Un salchichón de tienda, por ejemplo, que tiene menos carne que aditivos, quedó exento del gravamen; pero, en cambio, un jamón serrano, que tiene dos ingredientes naturales -carne y sal-, quedó gravado”.