Colombianas rompiendo los techos de cristal

No hace mucho el término era desconocido para muchos, pero de forma paulatina se ha agregado al vocabulario universal dentro del contexto de la equidad de genero y el empoderamiento femenino; por largos años el genero femenino ha debido trabajar fuertemente para alcanzar posiciones significativas en instancias de diverso orden dentro de la sociedad como el corporativo privado y gubernamental, legislativo y político, entre otros, pero el esfuerzo ha valido la pena, ya encontramos un nutrido grupo de mujeres en todas esas instancias, representándonos de manera inigualable.

En ocasiones las nuevas generaciones de mujeres perciben que no son discriminadas, que tienen igualdad de condiciones en todas las áreas, incluso se molestan con las que decimos lo contrario; no he sido ajena a las largas discusiones en las redes sociales sobre la ausencia de necesidad de reiterar la equidad, jovencitas motivadas y por cierto muy preparadas de todas las esferas intentan con vehemencia advertir que no es cierto que no alcancen los puestos de poder, que no es cierto que no se desempeñen por igual a nivel profesional que los hombres, tampoco falta el caballero que despotrique contra la tal equidad de genero que solo sirve para aumentar más la desigualdad, según su criterio, o las persecuciones incansables a todo aquello que huela a feminismo, empoderamiento, 50/50 etc ; pero para ser honestos el sueño juvenil de equidad y posibilidad de alcanzar condiciones similares entendiendo las diferencias, no es tan sencillo como lo perciben ni las nuevas generaciones ni lo quieren invisibilizar como los ejemplares anti empoderamiento; porque como lo he repetido en innumerables ocasiones, una cosa es tener la posibilidad de profesionalizarse en las mismas condiciones que los hombres y otra muy diferente aquella que se observa al salir al mercado laboral; es por esta razón que se requiere salir del closet, romper paradigmas y estigmas invisibles, en una palabra, romper el tan nombrado techo de cristal, ese que no se ve, pero que al estrellarse contra él, duele y frustra a tantas mujeres excelentemente calificadas, inmejorables en su desempeño pero que al momento de acceder a los altos cargos, juntas directivas y posiciones decisivas, simplemente son desintegradas por esa percepción de que el hombre siempre estará en mejores condiciones para desempeñarlo.

No será esta la oportunidad de darnos golpes de pecho o reaccionar con frustración al panorama nacional; siempre invito a mis clientes a que realicen un ejercicio estadístico dentro de sus empresas o corporaciones, es simple y matemático, calculen el porcentaje de mujeres en cargos directivos y decisivos dentro de la empresa! sencillo verdad? los resultados nos mostrarán si es necesario o no que su empresa empiece a pensar en romper los cristales y no solo los techos, sino las paredes y suelos que van encerrando a la mujer en determinados cargos, determinadas actividades y en general, !determinados todo¡ en función a que es mujer; y con esto no me refiero a que en nuestra innata naturaleza no estemos capacitadas para desempeñar mejor ciertas actividades que otras, es indudable que como mujeres podemos liderar espacios que se nos dan como la creatividad, la diplomacia, el trabajo en equipo y podría mencionar innumerables, pero no es a esa especialidad e innato potencial al que me refiero, es a aquel que nos deja excluida de tomar las decisiones que a futuro van a favorecer no solo nuestro genero sino al cambio de las condiciones creando sociedades, empresas, gobiernos sin cristales.

Que sea su empresa pionera en romper los techos de cristal y las mujeres que en la actualidad colombina tienen gran participación, las impulsoras de esta iniciativa que con seguridad redundará en mayor productividad, mejor ambiente de trabajo y disminución de la frustración de su recurso humano...