El poder del movimiento femenino radica en la experiencia personal
Más allá de la empatía que se pueda tener o no frente al movimiento del 8-9M 2020, lo cierto es que hoy ya es un éxito y motivo de felicidad y orgullo para quienes de una u otra forma tenemos cierta consciencia sobre los temas de género.
Los movimientos sociales no surgen de generación espontánea ni se dan de la noche a la mañana. Hoy veo a unas jóvenes que se manifiestan con bravura, fortaleza y seguridad porque han vivido en un mundo completamente diferente. Hoy cuentan con el apoyo de dos o tres generaciones de mujeres que desde nuestras experiencias y trincheras las cobijamos y nos solidarizamos con ellas, las hermosas actoras del cambio que hoy se imponen con sus voces, bailes y pintas son acompañadas por nosotras, las hermanas mayores.
La presión social que lleva a los empresarios a "dar permiso" de faltar, a compañías a comunicar públicamente que ellos "apoyan a las mujeres" se da gracias a que somos muchas las que durante el siglo XX nos colocamos en todas las esferas políticas, sociales, económicas y de poder del país.
Me gusta contar la historia de una maravillosa jefa que tuve que cuando inicié mi proceso de separación y posterior divorcio, pues su primera acción fue subirme el sueldo y brindarme cierta flexibilidad para elegir los proyectos en los que me involucraría durante ese proceso que es humanamente más complicado cuando hay hijos de por medio. ¿Ustedes creen que un jefe habría tomado esa acción ante mi situación? La gran diferencia que se vive hoy es que fueron muchas mujeres las que abrieron camino en el pasado y muchas que hoy ocupamos puestos inspiradores para otras y demostramos con hechos que somos las que queremos ser como queremos serlo, es decir, el límite es es el infinito y las posibilidades de ser, lo son también.
"las hermanas mayores ocupamos puestos inspiradores para otras y demostramos con hechos que somos las que queremos ser como queremos serlo, es decir, el límite es es el infinito y las posibilidades de ser lo son también".
La sororidad, solidaridad que existe entre aquellas que ocupan puestos de decisión colocan a las mujeres en una condición completamente diferente a la experimentada (sin ir más lejos) durante el siglo pasado.
Pero, ¿cuál es el factor que permitió que éste movimiento tomara tal revuelo hoy? En mi opinión, todas y cada una de las mujeres que compartimos la experiencia de vida en éste 2020 hemos vivido algún tipo de violencia. Sin importar si es verbal, social, simbólica, física o digital, todas tenemos en nuestra experiencia alguna agresión, por tanto, no es que se tenga empatía hacia el movimiento sino que siempre se llega a un punto de no retorno y las más jóvenes han puesto el ejemplo para que todas nos coloquemos a sus espaldas para sostenerlas y acompañarlas.
En lenguaje femenino, todo su linaje vivo o muerto las acompaña hoy.
La experiencia personal fortalece el grito desgarrador y demandante, pues en ésta ocasión no solo se trata de equidad, igualdad o derechos. En ésta ocasión se trata de tomar y exigir acción, es decir, no hay un pliego petitorio puntal. Para responder ¿qué están pidiendo las mujeres? puedo decir que el grito es un urgente llamado al cambio de patrones, de cotidianos, de educación y cosmovisión, que solo puede ser manifestada por acciones diarias. Así que ese letrero del chofer de autobús pone en su respaldo confirmado que contamos con él si algún pasajero se comporta de formas inapropiadas, la presión de los hijos para que no hagamos nada el 9 y cada una de las micro y macro acciones, son grandes pasos para el movimiento feminista.
¿Habían escuchado a tantos hombres cuestionándose y preguntando cómo las apoyo?
No se trata de guerra de los sexos, no se trata de creer que unos son superiores que los otros o que unos son idiotas y los otros no. El masculino y el femenino son complementarios, somos diferentes y nos necesitamos para crecer, desarrollarnos, vivir y funcionar como seres humanos. Los dones femeninos y masculinos son maravillosos y construyen tanto en separado como en conjunto. Nos complementamos.
Llevamos siglos escuchando la historia contada desde la mirada masculina, pero eso no quiere decir que la historia narrada desde lo femenino no exista. Siempre hemos tenido voz, pero no siempre ha sido escuchadas por todos.
Siglos y siglos de machismo no van a desaparecer con una manifestación y un paro en ausencia para visibilizar nuestra presencia, pero sin duda es un acontecimiento histórico por la masividad, por el impacto económico, político y social.
A pesar de haber muchos hombres y mujeres que no entienden que no entienden el movimiento, a pesar de la intolerancia religiosa, el oportunismo partidista o la costumbre ideológica dominante, cada reflexión, cada plática, cada imagen, cada pensamiento va transformando la realidad y vamos moviendo la balanza poco a poco.
La paciencia, prudencia y serenidad son valores femeninos y así, con ese amor al otro, les dejo una bibliografía para que en caso de querer conocer otras perspectivas los tomen como inicio de un nuevo horizonte, incluyente, empático y sanador.