Competencias emocionales II – Interpersonales
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Competencias emocionales II – Interpersonales

Prosigo con este artículo desgranando los aspectos básicos de la Inteligencia emocional y lo haré describiendo y ejemplificando las competencias emocionales interpersonales siguiendo, al igual que hice en la primera entrega Competencias emocionales I - Intrapersonales, las publicaciones de Daniel Goleman.

En el primer artículo abordé el Autoconocimiento, la Autorregulación y la Automotivación, competencias emocionales propias de la esfera intrapersonal y su importancia para el desarrollo personal y profesional.

En esta ocasión me centraré en la Empatía y las Habilidades sociales, propias del ámbito interpersonal, que son determinantes desde el punto de vista del liderazgo.

Empatía: es la capacidad de captar los sentimientos, las necesidades y las preocupaciones de los demás, esto es, la habilidad de sintonizar con las señales sutiles que nos permiten saber qué quieren las otras personas. Para un completo desarrollo de la empatía es necesario comprender a los demás siendo sensible a percibir y reconocer su punto de vista; el desarrollo de los demás fomentando sus aptitudes y anticipándose al reconocimiento y satisfacción de sus necesidades, lo que supone una actitud de orientación hacia el servicio. Además, implica el respeto y aprovechamiento de la diversidad como una oportunidad de enriquecimiento y por último, la capacidad de identificar e interpretar las corrientes emocionales y relaciones de poder subyacentes en un grupo, esto es, conciencia política.  

Habilidades sociales: es la capacidad que nos permite relacionarnos con eficacia en el trato con los demás y nos ofrece la oportunidad de movilizarles, inspirarles, persuadirles e influirles, en suma, de profundizar en el mundo de las relaciones interpersonales para inducir en otros respuestas deseables. Un profundo y adecuado dominio de habilidades sociales se consigue a través del desarrollo de competencias como la influencia y persuasión; la comunicación, tanto para escuchar activamente como para transmitir mensajes claros y convincentes; y el manejo de conflictos entendido como la capacidad de negociar y resolver desacuerdos. Además, es necesario alcanzar la capacidad de dirigir, orientar y encaminar la actuación de los otros hacia metas comunes, lo que implica ser catalizador del cambio, poder establecer vínculos propicios, y desarrollar estrategias de colaboración y cooperación entre los miembros de un grupo o equipo.

El entrenamiento y capacitación de estas competencias emocionales resulta imprescindible para el desarrollo del liderazgo, al menos y siguiendo a Richard Boyatzis, Daniel Goleman y Annie McKee en su libro "El líder resonante crea más", para ser un líder resonante, un estilo de liderazgo que tiene en cuenta la aplicación de la Inteligencia emocional. 

“El líder resonante sintoniza con los sentimientos de las personas con las que se relaciona, encausándolas en una dirección emocionalmente positiva”.

Me interesa destacar el papel que juega la empatía en el liderazgo resonante y hacer una distinción entre los tres tipos de variedades o niveles en la capacidad de concentrarnos en lo que los demás experimentan.

La empatía cognitiva sería el acto mediante el cual somos capaces de asumir la perspectiva de otra persona, de entender su estado mental y regular nuestras emociones al mismo tiempo que valoramos las suyas. La empatía emocional nos permite conectar con otras personas hasta el punto de sentir y llegar a experimentar lo que siente la otra persona. Y la preocupación empática, nos llevaría a ocuparnos de los demás y ayudarles en caso de que fuese necesario. 

Los estudios desde la neurociencia social parecen indicar que nuestra tendencia natural en el momento en que prestamos atención a otras personas es el de sintonizar con ellas llegando a conectar con sus sentimientos, esto ocurre como resultado de la activación de las neuronas espejo y de la conexión de éstas con el sistema límbico. Es decir, tenemos una predisposición biológica a mostrar empatía, sin embargo, esta tendencia tiende a inhibirse en el momento que focalizamos nuestra atención de forma excesiva en nosotros mismos y perdemos la perspectiva del otro en las relaciones con los demás. En este vídeo Daniel Goleman nos lo explica a través de un estudio cuyo telón de fondo es la parábola del buen samaritano.

Para finalizar, me gustaría exponer que, para llegar a alcanzar un adecuado desarrollo de empatía y habilidades sociales, es necesario tener bien entrenadas nuestras competencias intrapersonales, conocerse a uno mismo y saber regular nuestras propias emociones son los pilares sobre los que se asienta nuestra capacidad para reconocer y comprender las emociones de los demás y para tener relaciones interpersonales influyentes. El desarrollo de inteligencia emocional se construye desde dentro hacia afuera. 

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