Conoce la historia de Margarita Troncoso, jefa de Proyecto de información operativa

Madre, con vocación social y facilidades artísticas, te presentamos a la arquitecta Margarita Troncoso, actual jefa de Proyecto de información operativa. Margarita Troncoso Montégu llegó a la corporación el 18 de octubre de 2019.

Entró al área de Infraestructura y luego se hizo cargo de la Villa, dada su experiencia en planificación urbana y en políticas de vivienda social, temáticas que aborda en las clases que realiza en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. 

“Lo que más me gusta de enseñar es transparentar el oficio, que se pueda entender que hay muchas formas de entender la arquitectura. Además, me encanta la gente joven, con su creatividad”, sostiene la actual jefa de Proyecto de información operativa.

Hoy trabaja en un plan maestro de la ciudad, que considera las repercusiones que tendrán los Juegos en la locomoción pública y en el impacto vial. “La idea es cruzar la información de las ciudades en que vamos a estar y centralizarlo todo visualmente con mapas diarios”, explica la máster en Planificación urbana y regional.

¿Cuándo decidiste ser arquitecta?

A los 17 años. Me apasionan las ciudades, los edificios, la arquitectura moderna y contemporánea. En mi familia hay una cosa manual muy fuerte. Mi mamá era una artista autodidacta y mi papá hizo la gestión de varias construcciones de edificios. Desde chica que fui a muchas obras.

¿Qué es lo que te apasiona de tu trabajo?

La vocación social. Cuando trabajé en el proyecto de la Villa Panamericana y Parapanamericana, me apasionaba que fuera el proyecto de vivienda social más grande que se ha construido en Chile desde el gobierno de Salvador Allende. De las 1.354 viviendas, 320 serán destinadas a familias vulnerables que provienen de campamentos o en situación de allegamiento.

La gente de Cerrillos, además, se integrará más a la ciudad. En el fondo, lo que me apasiona es trabajar al servicio de otras personas y que estas puedan vivir mejor. No basta con ser arquitecta y diseñar algo bonito. Es importante involucrarse con la comunidad. 

Margarita declara que quiso ser artista, que las cosas manuales se le dan. Componer y diseñar una casa se relacionan con nociones estéticas ligadas a la arquitectura. Hizo su maestría en la Universidad de Buenos Aires, donde fue compañera de María Weisburd, jefa de Desarrollo de recintos de la corporación.

Vivió en la capital trasandina durante dos años, asistió a talleres de pintura y tocó el piano. Pero al volver se encontró con su madre enferma de cáncer al pulmón, que murió al año de ser detectada. “Ahí decidí ser madre, apoyada por mi padre y mis hermanos, con un tratamiento de fertilización in vitro”, narra. 

¿Y cómo se ha dado en este tiempo, con la carga laboral?

En la pega ha sido bacán, porque siempre he tenido muy buena acogida con los jefes respecto a la maternidad. Se puede, aparte que las mujeres madres somos las más eficientes en el trabajo. Hacemos la pega, salgo y me voy con mi niño y me desconecto. Antes no podía hacerlo, porque ahora el tiempo libre lo dedico a mi familia. Cuando nació Emilio se me hizo todo tan fácil. Ser mamá, queriendo serlo, fluye más rápido. Y me encanta, aunque tenga dos años y sea difícil la edad en que está. 

¿Qué esperas de los Juegos?

Espero que generen un impacto positivo en el entorno. El lema nuevo, Nuestro punto de encuentro, lo representa y me gusta. 

¿Y sobre el legado?

Todo lo que vamos a hacer permanecerá en el tiempo. Tenemos que trabajar con excelencia, tenemos que ser capaces de llevar adelante los proyectos, porque lo que hemos trabajado se ha hecho para que funcionen tanto los recintos deportivos como los de no competencia. Tienen que ser espacios que perduren, no solo para los Juegos, sino que para el futuro de Chile. Estamos representando al país frente a toda América y tenemos que mostrar nuestra mejor cara.