Corrupción en agenda
Las redes sociales se convierten en un termómetro de la opinión pública cuando los actos de corrupción de cualquier naturaleza son viralizados y en cuestión de segundos. Los síntomas se manifiestan en la creatividad de quienes diseñan memes, pasando por las sesudas opiniones de algunos internautas hasta llegar a la lectura y análisis de documentos oficiales, que incluso tienen carácter de reservado.
Pese a que las redes pueden convertirse en amplificadores de un hecho, sin embargo han abierto un esfera a denuncias que, en muchos de los casos, queda en lo anecdótico y se instala en la zona de confort de cada quien. Cualquiera puede ser un héroe o una heroína denunciando en las redes.
Si la lucha contra la corrupción se queda en las redes, el efecto de amplificación es muy importante pero podría convertir al ciudadano común en un espectador privilegiado que no actúa en la realidad y que más bien le ofrece supuestos atajos para no responsabilizarse, porque la red le cobija de anonimato, le convierte en un divulgador con el riesgo de que no constata lo que comparte e, incluso, que lleve al plano personal asuntos de la cosa pública.
Bajo ese marco de referencia, habría que pensar cómo se logra una efectiva acción de lucha contra la corrupción en las redes sin caer en el panfleto, el sarcasmo coyuntural y la retórica de la moral que divide el mundo en buenos y malos.
En definitiva, si la corrupción se ha convertido en la pandemia del siglo XXI, sin que ello signifique que antes no sucedía y bajo diferentes modalidades, el reto mayor es hacer de esta lucha un aspecto primordial en la agenda del país a largo plazo con una participación plural, objetivos concretos y, sobre todo, con el pleno convencimiento de que sería el primer paso para cambiar el estado de las cosas, es decir el tránsito de un país fracturado a otro que no solo está en situación de convalecencia, sino más bien con proyección de un futuro diferente.
Esa participación plural implica un diálogo y la consecución de acuerdos entre varias generaciones, ideologías, etnias y diversidades.