¿Cuánta Información Personal compartimos?
Eso me preguntaba hace unos años y escribía de la sobre exposición que hacemos en internet de nuestros datos, de nuestras vidas.
El tema en boga es la aplicación Tik Tok, su relación con el gobierno chino, el ultimatum del presidente Trump y una supuesta recolección indebida de información personal de los usuarios.
Hoy leo un artículo del New York Times y recordé eso de que uno de los peligros para nuestra privacidad es la gradual erosión de las libertades individuales a través de la automatización, integración e interconexión de sistemas pequeños y separados de mantenimiento de registros. Los teléfonos inteligentes no eran lo que hoy son, ni tenían el alcance actual las aplicaciones móviles, que bien cuadran en esta categoría de sistemas.
El artículo del NYT se titula: “¿La lección que estamos aprendiendo de TikTok? Todo se trata de nuestros datos. Debemos minimizar cuánto compartimos con todas nuestras aplicaciones favoritas y no tan favoritas.”
La empresa de seguridad Fyde nos dice que las aplicaciones extraen constantemente información de nuestros dispositivos, como el modelo de nuestro teléfono y la versión del sistema operativo móvil que utiliza, etc. y comparten esa información con terceros. Los especialistas en marketing que obtienen acceso a esa información pueden unir todo y construir un perfil sobre nosotros para su uso en publicidades dirigidas, por ejemplo. Sistemas separados de mantenimiento de registros que venden los datos a terceros que los unen.
Y poco importa si es TikTok u otra app, si está haciendo un mal uso de nuestros datos o no, si es una empresa de Estados Unidos, China, o cualquier otro país o si los datos se almacenan en que parte del mundo; lo relevante en este caso, como individuos que vivimos cada vez más en línea, conectados y construyendo nuestra identidad en dos mundos, son los permisos permanentes que damos de accesos a las aplicaciones en el móvil; estos permisos finalmente decantan en la extracción de datos, nuestros datos, compartidos con estos y a veces con terceros.
Es necesario adquirir el hábito de denegar las solicitudes de permisos de acceso a nuestros datos personales, de revisar que permisos piden y si realmente son necesarios para su funcionamiento.
Tanto Google como Apple están agregando controles de privacidad para el manejo de los permisos asignados a las aplicaciones, para que estos no sean por siempre, incluso para tener permisos por única vez.
De la misma forma existen aplicaciones bloqueadoras de rastreadores, que permiten limitar la recolección de datos invisibles.
Al final del día termina siendo también un tema de confianza, en la aplicación y en la empresa que la desarrolla y entender que somos nosotros los que aceptamos o no compartir nuestra información personal, más allá de que a posterior hagan un buen uso o puedan hacer un uso indebido de los mismos.
Años han pasado y la premisa sigue siendo la misma, debemos minimizar la cantidad de datos que compartimos en línea, ya sea en forma manual o automática, compartiendo por nosotros mismos o por extracción de datos y sin importar quién los recolecte.
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