Cuando el emprendedor se da de bruces con la realidad
Me gustaría compartir en este artículo las experiencias que he tenido como cliente con varios proyectos de emprendedores.
Me centraré en la más reciente. Hace unos meses un amigo me habló de los productos de una empresa promovida por un grupo de emprendedores que llevaba unos meses funcionando.
La verdad es que sonaba bastante bien y además encajaba en una futura inversión que estamos analizando.
Organizamos una reunión para conocerlos mejor a ellos y a sus productos y ahí se deshizo el encanto. La reunión se desarrollo más o menos así:
- El responsable técnico no pudo asistir. Era el encargado de explicar las funcionalidades, requisitos y ventajas de los productos.
Muchas preguntas quedaron en el aire. Serían respondidas en unos días, pero eso nunca pasó.
- El responsable comercial no tenía experiencia ni en el producto, ni en esa función. El producto se ofrecía en tamaños que no eran los más idóneos. El precio tampoco estaba claramente fijado. No había folletos explicativos. Todo había que consultarlo con el promotor.
- El otro asistente, que era un inversor en el proyecto, repetía constantemente las ventajas del producto y él éxito obtenido en casos anteriores, de los que no había muchos detalles.
Obviamente, salimos con la sensación de haber perdido el tiempo, pero también con consternación al pensar todo el esfuerzo que habían llevado a cabo esos emprendedores para poner en pie su incipiente empresa y la pobre imagen que transmitían.
Seguramente el trabajo de “laboratorio” lo hicieron bien ( diseño del producto, proceso de fabricación, etc…), pero la puesta en escena no fue la correcta. Les faltó ponerse en los zapatos del cliente y no sólo del usuario.
Posiblemente la parte técnica la dominen a la perfección, pero hay muchas áreas de la gestión de una empresa en la que hacen aguas.
Este ha sido el último caso, pero hemos vivido varios con la misma tónica.
El emprendedor tiene que dar una imagen profesional frente al cliente. Todas las empresas tienen debilidades, pero hay que saberlas gestionar cuando se trata de ganarse la confianza de un comprador. Para ello, quizás debería buscar apoyo o asesoramiento para reforzar las áreas que constituyen su flanco débil y un grave riesgo para su supervivencia.
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