Cuatro errores al afrontar una crisis financiera
Quiero hablarte sobre cómo manejar una crisis financiera.
Si bien me gustaría que no pases por ello. En mi experiencia, las personas pasamos por algún tipo de crisis financiera en algún momento de nuestra vida.
Idealmente, rescataremos lecciones valiosas de esa situación para poder reducir la probabilidad de que vuelva a ocurrir.
Por ello, quiero compartir contigo algunos errores y aciertos que podemos tener en cuenta en una situación como ésta.
Error 1: negar la realidad
El primer error es evitar pensar en ello, creyendo que si solo sigues avanzando trabajando más, entonces nada de esto habrá sucedido.
Negarlo solo hará que se intensifique.
El temor, a saber las cifras exactas de la deuda, de la falta de ingresos o de la pérdida, puede ser desafiante.
Especialmente porque nos puede hacer creer que hay algo mal con nosotros, esto afecta nuestra confianza, nuestra autoestima y nuestro sentido de valía.
Tenemos que recordar que puede ser que hayamos cometido algún error, pero ni las buenas ni las malas decisiones determinan nuestro valor como personas.
La vida es un proceso continuo de aprendizajes, progresos y también, algunas veces, retrocesos.
No te hace menos mirar directamente el problema, Por el contrario, te da el punto de partida.
Te muestra el campo de juego sobre el cual puedes empezar a construir.
Pide apoyo para aterrizar claramente los números y, mirando el panorama real, empieza a procesar e integrar lo que está ocurriendo.
Recordando, nuevamente, que ese no es el final. Por el contrario, es el comienzo de tu siguiente etapa.
Error 2: enfrentarlo solo(a)
El segundo de los errores es tratar de manejarlo solo o sola. No compartirlo con tu pareja o con personas de confianza solo hará que te abrumes más.
Pero, sobre todo, generará una distancia emocional con las personas que amas porque sentirás que nadie entiende por lo que estás pasando.
Te sentirás solo o aislado y con el tiempo, esto puede evolucionar hacia el resentimiento y, por ende, aún más distanciamiento.
Aunque sea difícil, y aunque tengas temor de preocupar a quienes te rodean, es importante que lo converses.
Lo quieras o no, de alguna u otra manera, quienes te rodean ya lo saben, no lo escuchan en tus palabras, pero lo ven en tus ojos.
Lo sienten en tu estado emocional, saben que algo está pasando, pero se preguntan por qué no tienes la confianza para compartirlo con ellas.
O incluso pueden cuestionarse a sí mismas, creyendo que tal vez son ellas el problema.
Encuentra entonces un espacio emocionalmente seguro para compartir cómo te sientes, qué es lo que deseas y cómo juntos pueden salir adelante.
Error 3: evadir la solución
El tercer error es tratar de evadir la solución. Con frecuencia tenemos claramente definida la solución, está frente a nosotros.
Es evidente lo que tenemos que hacer, pero nos cuesta aceptar que esa sea la solución.
Porque con frecuencia la solución requiere cambios importantes en nuestro negocio, en nuestra carrera, en nuestra vida personal.
Y son estos cambios significativos de los que solemos huir.
Creemos que haciendo pequeños cambios en los gastos, cancelando suscripciones o postergando un viaje familiar será suficiente.
Rara vez lo es. En la práctica, aquello que menos queremos hacer es lo que nos toca hacer.
Porque no haber tomado esa decisión antes es parte de lo que nos trajo a esta situación.
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En la medida en la que tengas el coraje de decidirlo, vas a cambiar la dirección de tu situación financiera.
Y en el futuro, cuando las cosas mejoren, podrás revertir la decisión y retomar lo que estabas haciendo desde una mejor posición.
Cada caso es distinto, pero algunos ejemplos de este tipo de decisiones son:
Cambiar de trabajo, hacer un doble turno, vender algún bien, mudarse a un lugar más pequeño o una zona más económica, prescindir de algún personal.
Error 4: esperar que sea rápido
El cuarto error es creer que esto va a pasar rápidamente y que solo es cuestión de algunos meses y ya luego se podrá volver al estilo de vida de antes.
No es que sea imposible que esto ocurra, pero lo más probable es que esto tome en promedio dos años.
Evidentemente, no es un número exacto, pero nos da un marco de referencia sobre el cual podemos planificarnos.
Durante este tiempo hay que hacer una medición constante de nuestros ingresos, de nuestros regresos.
Y, además de los grandes cambios, hay que ver formas de reducir los gastos.
Cancelando servicios que no utilizamos, negociando el alquiler, renegociando el crédito hipotecario, cambiando hábitos de consumo y de transporte, etc.
Esto no quiere decir que tenemos que restringir por completo nuestra vida.
Quiere decir que prioricemos aquellas cosas que son importantes para nosotros y que enfoquemos los recursos que tenemos en ellos.
Por supuesto, en este tiempo hay que ver formas de mantener nuestros ingresos.
A veces, con el objetivo de incrementar los ingresos, tomamos decisiones que ponen en riesgo los ingresos actuales.
Empieza siempre por preguntarte cómo puedo incrementar la probabilidad de mantener el ingreso que ya tengo.
Y, luego, recién pregúntate qué puedo decir o hacer para que lo que estoy haciendo sea mejor compensado.
En una tercera pregunta plantéate qué nuevas actividades pueden ayudarte a generar nuevos ingresos.
De pronto puedes dar clases en la universidad o en un instituto, consultorías o asesorías o rentabilizar tus activos.
Error 5: no identificar patrones
El quinto error es creer que esto solo fue un tema de una vez y que no hay forma de que vuelva a ocurrir.
Las personas tenemos patrones de conducta y cuando hacemos algo es muy probable que, en situaciones similares en el futuro, lo volvamos a hacer.
Al menos que seamos conscientes de aquello que activa nuestro patrón de conducta y de manera intencional, busquemos hacer algo distinto.
Por esa razón es vital que prestes atención a tus pensamientos y trates de identificar patrones de conducta que te llevaron hacia donde estás.
Tal vez es creer que cualquier decisión que tomes van a salir bien, sin analizar mejor las consecuencias.
Quizás es involucrarte en diferentes proyectos al mismo tiempo o de pronto es gastar todo el dinero que generas, en lugar de ahorrar o reservar para el futuro.
O tal vez es ceder ante pedidos familiares que aunque no se pueden cubrir actualmente, por temor sobre qué pensarán, aceptas incurrir en ellos.
Es importante que reconozcas que existe la predisposición a actuar de esa manera en el futuro.
Notarlo, te ayudará a prevenirlo, pues podrás influir de mejor manera en tu conducta y reducirás la probabilidad de que vuelva a ocurrir en el futuro.
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Espero que estos cinco errores y aciertos puedan darte mayor luz, mayor claridad sobre cómo salir adelante ante una situación financiera como esta.